El Dios del Engaño

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Parte 11 de ¿?

Spoilers: Primera pelicula de Vengadores y Thor II

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Tal y como habías previsto, Loki no sólo no decidió echarse atrás en su plan para conquistar Midgar, sino que además lo hizo en pleno centro de Nueva York, a plena luz del día, dejando entrar un ejército tan aterrador que muchos humanos vieron su muerte ese día.

Tal y como imaginabas, los Vengadores hicieron un gran papel para defender la Tierra. Entre ellos estaba Thor, pero aunque él sabía que tú estabas por allí (y tenías mucho de que hablar con él) aún no tenías previsto mostrarte ante su presencia.

El clan con el que ahora habitabas, junto con la ayuda de colaboradores, tratasteis de salvar el máximo de vidas, sabiendo que, durante las horas del sol, estabais completamente desprotegidos.

Pero si había algo que tenías claro era que, ahora que sabías con seguridad que Loki estaba vivo, ahora que lo habías visto con tus propios ojos, no podías dejar de pensar en él. 

Creíste que llorando todas tus lágrimas pasaría. Que los años que él estuvo dado por muerto te harían olvidar sus ojos, su oscura melena...esa sonrisa que te hacía temblar y que siempre te dedicaba cuando yacíais junto tanto tiempo atrás. Por eso, pese a que era sin duda el mayor enemigo que tenía ahora tu mundo, no podías quitar de tu mente la idea de verle, de abrazarle de nuevo...y rezaste a Odín por que sobreviviera al ataque de los Vengadores.

Estabas segura que Thor haría todo lo posible para que su hermano tuviera un juicio justo por sus pecados. Y por eso, tras despertar aquella noche después de lo ocurrido, y sabiendo que los Vengadres habían salvado el mundo, aprovechaste para hablar con tu clan y volver al único sitio que conocías donde su Sol no derretía tu piel. 

Asgard.

Nunca olvidaste donde estaban los espejos mágicos que Loki utilizaba para viajar. No quisiste moverlos por respeto (y porque siempre pensaste que nunca los volverías a utilizar) pero estabas allí, frente a él, a sólo un paso para estar de nuevo en el mismo cielo donde estaba tu marido.

Volver fue tan sencillo...que casi te sorpendiste al ver a la madre de tu esposo frente a ti nada más llegar.

-Ma...majestad...-tus palabras murieron en tus labios al ver su gesto severo en el rostro.

-No puedo creer que te marcharas hace tanto ya sin tan siquiera decir un adiós. 

No pudiste seguir mirándola. Con la cabeza agacahada, fijaste tus ojos en las botas de cuero y en los vaqueros desgastados que llevabas. Tu ropa no podía desencajar más al lado del majestuoso vestido que portaba la mayor reina que jamás habías conocido. Por eso , cuando nostaste sus manos en tus mejillas, casi no dabas crédito al momento tan íntimo que estabas viviendo con ella.

-Nuestro Loki ha vuelto, pequeña.

Tus lágrimas comenzaron a nacer en tus ojos. - Lo sé...lo he visto. Y traté de detenerle, pero...

Tus palabras murieron en la garganta con un leve gemido. Aquella mujer había criado a Loki desde que el gran Odin trajo consigo aquel bebé de la guerra, y si había alguien que podía entender tu dolor, sin duda era ella. Pese a que tu corazón dejó de latir hace muchísimo tiempo, casi sentiste un vuelco en tu pecho.

-Siento irme sin decir nada....sentía tanto dolor....

- Shhh...lo sé, lo sé.....pero ahora estás aquí. Y él también.- Se apartó ligeramente, agarrando tus hombros con suavidad.- Para él ahora es importante que estés aquí. Me alegra ver que has vuelto y que tus sentimientos por él no han cambiado.

Sonreíste ligeramente. Como era de esperar, y como gran anfritiona que era, Frigga te dejó en las manos de sus mejores damas y te llevaron hasta la estancia de aseo, donde te bañaron con aguas enjabonadas y delciosos aromas a flores. 

Te vistieron con sedosas telas verdes y plateadas, para que nadie olvidara que, ante todo, seguías siendo la esposa de un príncipe y una mujer respetada por los reyes.

Agradeciste que dejaran tu cabello más bien sencillo y, pese a que deseabas ver cuanto antes a Loki, fuiste envidada nada más estuviste lista a presentar tus respetos ante el padre de todos.

La sala del trono era enorme. En todos los siglos que habías vivido allí, había ido cambiando su decoración, siempre bajo la atenta supervision y buen gusto de Frigga,pero ese día la sala estaba mucho más sencilla.

También agradeciste ver que no eran muchos los presentes en la audiencia.

Nada más estar en el centro de la sala, hiciste una reverencia, en señal de respeto al padre de Todos, a Frigga y al futuro Rey, que no te quitaba ojo de encima.

-Es agradable volver a verte, ______. Sobre todo después de tu silenciosa partida .

-No tengo excusas por mi comportamiento, Majestad. Estaba hundida y deseaba dejar este mundo atrás.

-Y sin embargo, ahora que sabes que Loki está vivo, has vuelto.

Asentiste con la cabeza. Era de día en Asgard, y los rayos de sol que entraban por las grandes ventanas iluminaban tu rostro. En todo ese tiempo, ni una sola arruga ni ninguna expresión de madurez habían surcado tu rostro.

Tan sólo tu mirada mostraba la sabiduría que habías adquirido tras tanto tiempo de existencia.

-Loki sigue siendo mi esposo. Si él ha vuelto, debo permanecer en su lugar.

-¿Aunque sea en el calabozo de este castillo? ¿Aunque tu esposo sea un proscrito condenado?

-Sí. Aún así.

Odin no sonrió, pero su gesto pareció serenarse con tus palabras.

-Siempre fuiste un bálsamo para mi hijo. La funda de una afilada espada. No perdonaré lo que hizo, pero quizás, contigo aquí, vuelva algo de aquel joven inteligente por quien sentí tanto orgullo. Ve con él. Y Bienvenida a casa. Mañana será el juicio de Loki. Podéis ir todos a donde os plazca.

Y así, acompañada de Thor, te preparaste para volver a estar junto a la única persona que habías amado en tu vida.

Momentos: Loki y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora