El Dios del Engaño

2.2K 207 20
                                    

Parte 21 de ¿?

Spoilers: Thor Ragnarok

Había pasado bastante tiempo desde que Loki, consiguiendo engañar a su hermano y manteniendo oculto a Odín, se encargaba de reinar en Asgard.

Habría sido mentir decir que fue un mal Rey...al principio. Loki, como buen estratega y de gran inteligencia, había conseguido mantener con mucho cuidado su ilusión, y se portaba como un mandatario ejemplar, sin embargo, con el paso del tiempo, se fue haciendo perezoso, y tuviste que ver resignada como tu esposo se dejaba poco a poco por los lujos de los que disfrutaba.

Aunque al principio fuiste muy reacia a su plan, poco a poco aceptaste las nuevas condiciones. Por supuesto no ibas a dejar que te presentara como Reina, de modo que continuaste en el palacio como la viuda de su honorable hijo, que había perdido la vida valientemente defendiendo a su hermano. Sin embargo,  al caer la noche, ambos os veíais en vuestra antigua habitación, donde Loki dormía a tu lado sin perdonar un solo día. 

Todo eso estuvo bien, pero al ver como Loki se echaba a perder y con él tan importante reino, decidiste hablar con él. 

Aquella soleada mañana, con tu esposo con aspecto de Odín, paseabas de su brazo por los jardines de palacio. No era de extrañar veros juntos. La gente entendió esa unión al ser dos personas distintas atatas a un lazo familiar. Tú eras sabia y respetada, y que el Padre de todos esuchara esos consejos tampoco caía en disgusto.

Pero ese día, mientras observabas como las flores comenzaban a florecer con aquel tiempo tan dichoso, Loki no estaba de humor para escuchar tus quejas. Desde luego, el joven rey estaba disfrutando, y no quería oir hablar de que le pararan los pies.

-No te estoy diciendo que dejes de hacer...esto. Solo que tengas mas talante y gobiernes como al principio.

-Nada ha cambiado. Sigo siendo dando las mismas órdenes y tan solo disfruto cuando tengo tiempo.

-Que es todo el rato. Mi señor...-miraste con discreción a tu alrededor, asegurándote que estabais solos. - Solo estoy preocupada. Creo que esto se te está escapando de las manos.

-Nada más lejos de la realiad. -él sonrió complacido. - Todo marcha bien. Tengo un reino, a mi enemigo lejos, a mi esposa conmigo...- trató de acariciar tu rostro, pero te apartaste con suavidad, incómoda por el aspecto de Loki. -No entiendo por que no eres feliz aquí.

-Quizás sea porque solo puedo disfrutar de mi esposo al cien por cien en la alcoba. Y porque estoy viendo que todo esto no va a acabar bien.

Loki detuvo su paseo, y le miraste con ojos tristes. - Pues esto es lo que hay. No voy a cambiar nada porque todo marcha bien. Si no estás conforme, deberás aceptar esta situación o ..

-O qué. ¿Vas a echarme?

-Jamás lo haría. Pero al parecer no te sientes cómoda aquí, puesto que no dejas de evitarme.

Era cierto. El aspecto de Odín te intimidaba, y aunque sabías que era en verdad Loki, no aceptabas que te tocara con ese aspecto. Además de que alguien podía veros.

Pero no pensaste que eso podía hacerle sentirse rechazado.

-Creí que me amababas por quién soy, no por mi aspecto.

-Te amo por quien eres. Pero por eso mismo siento que este no eres tú. Ya no es solo la apariencia, Loki. Ya no conozco al hombre que tengo frente a mí.

Y no pudiendo aguantar más la situación, diste media vuelta, continuando sola el paseo, y dando vuestra conversación por terminada.

---------

Esa noche Loki no fue a dormir. Sabías que era algo que podía suceder, que su enfado estuvira por encima de sus sentimientos. 

Pero pese a que sabías esto, sentías un dolor horrible en tu pecho. ¿Tanto deseaba gobernar, que no le importaba no poder disfrutar libremente de su amor por su esposa? En el fondo, sentías que todo lo que estaba viviendo era superficial.

Y por eso no podías continuar así más tiempo.

Con una angustia apretando tu garganta, comenzaste a vestir tus ropas midgarianas en silencio. Sabías que esto no era una decisión para siempre. Pues para alguien que el tiempo transcurría tan despacio este término no podía existir. Pero echabas en falta ciertas cosas de tu mundo.

Y también te sentías dolida. Rechazada.

Frente  al espejo observaste como tus ojos se mostraban cansados, y dejando una nota de despedida abandonaste el lugar al que llamabas hogar.

Y al único hombre que habías amado en toda tu vida.

---------

Conseguiste llegar sana y salva a Midgar por unos de los múltiples métodos que habías aprendido al lado de Loki. Habías calculado que no quedaba mucho para el alba, de modo que, para este viaje, optaste por un aparato mágico teletransportador que Asgard tenía en sus almacenes de trastos.

Habías llegado a un sitio resguardado, que por su aspecto y las cosas antiguas que veías debía ser un museo.

Miraste a tu alrededor, fascinada. Aquellas reliquias eran sin duda muy antiguas y debían tener un gran valor. Con una sonrisa en tus labios, te acercaste a una de ellas que estaba tras un mostrador. Levantaste tu mano, algo aturdida, para tocar esa preciosa espada que parecía estar tallada en cristal, pero de pronto, de la nada, una látigo que parecía de fuego agarró tu muñeca con fuerza, haciendo que apartaras tu mano de tu objetivo.

Miraste con sorpresa aquel chisme, y no pudiste evitar gritar del susto que te dió. Indignada, miraste de donde provenía aquella magia, y viste, frente a ti, a un hombre de mediana edad, bastante alto, vestido como un brujo antiguo y con los ojos más hermosos que habías visto en toda tu vida.

-No son horas para ir fisgoneando en las casas de la gente.- Dijo el hombre con una potente voz, que mira tú por donde, también era la más sensual que habías oído.

-No estoy aquí para fisgonear. - Decidida a no dejarte impresionar , hiciste fuerza en el brazo, tratando de dominar la situación, y observaste con placer que aquel hombre tenía una fuerza considerable, sí, pero mortal.

-No quiero problemas. Si me sueltas me marcharé .

-Creía que las criaturas como tú no pueden estar expuestas a la luz del día. Imaginaba que habías entrado con el objetivo de resguardarte del día. No tardará en amanecer.

-No, yo...espera. ¿sabes lo que soy?

El látido desapareció, dejando de hacer fuerza en tu muñeca, y sentiste como aquel apuesto hombre te evaluaba de pies a cabeza, serio, acercándose lentamente a ti.

-Por supuesto. He leído diversos manuscritos antiguos que hablan de vuestra existencia. Aunque la televisión y los libros os hayan dado mucha fama últimamente. Vampiro, ¿verdad?

-Vampiro, sí. Pero, como te digo, no vengo a hacer daño. Me llamo ______, y si es cierto que está a punto de amanecer, te prometo que no haré ningún alboroto, y a la noche me iré.

-Sí, está bien. Pensaba dejar que te quedases en el momento que viera que no eres hostil. - Alargó su enorme mano, que temblaba ligeramente, hacia ti. -Me llamo Stephen Strange, y soy el guardían de este lugar.  

Momentos: Loki y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora