Parte 24 de ¿?
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Cuando llegaste a Asgard, todo te pareció cambiado.
Parpadeaste confundida, pues el bello mundo que recordabas, antaño lleno de gloria y resplandor, parecía devastado por las fuertes embestidas de las batallas más encrudecías.
Sentiste en ese momento como tu bello se ponía en punta. Algo en tu interior te lo decía...Asgard estaba viviendo una guerra.
No pudiste sentirte más desdichada. Justo cuando debías estar al lado del hombre al que amabas, cuando el reino que te había acogido bajo su seno como a una hija perdida tenía problemas, tú desaparecías, resguardándote en el mundo que siempre te trató de forma hostil, lamiendo tus heridas de mujer despechada.
-Loki...-Te fue imposible no recordar la belleza de sus verdes ojos y su cabello azabache. Mientras te dirigías a paso rápido hacia palacio, buscando el modo de entrar y ver que sucedía, tu mente reproducía en bucle, una y otra vez, todas las veces que te refugiaste en su pecho, el olor de su piel...
¿Estaría vivo tu esposo? Él ocupaba el trono la última vez que le viste. Y ahora el mundo que siempre amó poseer parecía arder bajo una mano enemiga.
Justo entonces, frente a ti, una patrulla desconocida andaba a paso ligero. Aún estaban lejos, por lo que tenías tiempo para pensar una estrategia de combate. Apretaste los puños, con rabia, dispuesta a encontrar las respuestas a las preguntas que se aglomeraban en tu cerebro, cuando de repente una poderosa mano tomó tu antebrazo y te ocultó de la vista de los soldados.
Trataste de quejarte, pero unos dedos taparon tus labios, a la par que unos precios ojos dorados te miraban fijamente.
Heimdall, con una larga melena trenzada y vestido con ropajes de plebeyo te contemplaba en silencio. Cuando apartó su mano de tu boca asentiste, en silencio, entendiendo a la perfección que no debías atacar a esos hombres. Él pareció complacido, y te indicó que le siguieras por unos callejones.
-Me alegra volver a verte, niña. En más de una ocasión he pensado en ti. – El hombre te miró complacido, ya cuando estabais a una distancia prudente y resguardados en un lugar seguro.- Como ves, son muchas las cosas que han cambiado por aquí.
-¿Qué ha ocurrido aquí, Heimdall? ¿Esto ha sido por Loki?
El hombre bajó la mirada, pensativo. Su silencio te dolió más de lo que pensabas que iba a suceder.
-No directamente, pequeña. Él no ha provocado esta masacre, si es lo que estabas pensando. Pero desgraciadamente han sido sus decisiones y sus acciones lo que nos ha llevado hasta aquí.
-No entiendo lo que quieres decir.
-Odín ha muerto. Sus hijos han sido testigos de ellos, y tras esto, su hija Hela ha vuelto de su encierro.
-¿Odín...está...?- Un duro golpe en tu interior te removió las entrañas. No concebías aquel mundo sin Odín, con sus sabias palabras y tu papel como padre de todos.
-Loki lo llevó a Midgar, donde estuvo oculto. Él podía haber vuelto, pero decidió mantenerse en el exilio.
-¿Y qué ha pasado con Loki? ¿Y Thor? ¿Y quién es Hela?
Sabías que le estabas desbordando a preguntas, pero estabas tan desorientada y perdida que no podías controlarte.
-Ambos han desaparecido. Actualmente hay un reducido grupo de resistencia, que trata de luchar contra los hombres de Hela, aunque ella sigue arremetiendo con fuerza contra nosotros. Ella es la primogénita de Odín. La diosa de la muerte. Su poder es inmenso y se alimenta directamente de Asgard. La vida de Odín la mantenía encerrada, puesto que su odio y sus desvaríos de poder la volvieron muy peligrosa. Pero ahora que Odín no está...
-Lo entiendo...- Bajaste la mirada abatida. Nos avías donde estaba Loki, ni Thor. Odín había muerto y una Diosa de gran poder estaba controlando y reinando en Asgard.
Sentías que te iba a reventar la cabeza.
-Dios...siento tanto...no haber estado aquí...
-No te culpes, _____. No eres la culpable de nada. Quizás el estar aquí habría sido el fin de tu vida, y por tanto una espada menos que defender nuestra tierra. Aunque quizás te interese buscar a Loki en lugar de estar aquí.
Le miraste sorprendida. El viento acariciaba el largo cabello del guardián, a la par que lo sentías estremecer tu cuerpo.
¿Marchar de Asgard?
¿Buscar a Loki?
La idea de volver a verlo, saber si estar vivo tras tantas veces que lo creías perdido te resultaba realmente tentador. Echabas de menos tanto de él...y sin embargo sabías que no podías dejar a solas la resistencia que, sin duda, estaría luchando con rabia contra Hela.
Negaste la cabeza, decidida. Y te dejaste arrastrar por aquella mirada dorada.
-No estuve aquí defendiendo el mundo al que pertenezco, aunque no haya nacido en él. Me marché cuando debí quedarme y tratar de detener la avaricia de mi esposo. Ahora todo está perdido, y no pienso huir de la responsabilidad que me atañe como mujer de un asgadiano.
Heimdall sonrió, complacido a la par que cansado.
-Tus palabras son sabias, siempre lo has sido. Ojalá tu esposo te hubiese escuchado más a menudo. Sin duda hubiese sido mejor rey.
Sentiste como las lágrimas amenazaban con surcar tu rostro. Luchaste contra ello, tratando de mostrar una fuerza que no sentías en absoluto.
-Llévame con el resto de la resistencia y dadme un arma. Desde hoy lucharé por la libertad de Asgard. Por Odín. Por Thor y por el hombre al que amo.
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Momentos: Loki y Tú
أدب الهواةFics y one shots de romance con el Dios Asgardiano y tú como protagonista.