Cuando cayó la noche, el puerto entero se congregó en la playa a celebrar. Los Gaviotas habían ganado por apenas dos puntos.
El escenario, que antes lucía disperso en bloques separados de madera, ahora estaba rodeado de grupos de amigos y familiares. Todo esto mientras una banda, formada por un grupo de trompetistas, una batería y un adulto vestido de blanco con guitarra, coreaban uno de los grandes éxitos de su repertorio. Sobre sus cabezas, pasaban pequeños banderines de colores, los que se afirmaban en grandes estacas que habían sido enterradas antes del anochecer en la arena.
A ratos uno que otro hombre se animaba a sacar a una chica a bailar, provocando que las jóvenes se sonrojaran y cuchichearan con sus compañeras. Los padres eran los más entusiasmados, quienes tomaban a sus mujeres con la ayuda de sus pequeñas hijas, generando la risa de sus pares.
Los puestos de comida, que utilizaban los espacios de la feria de aquella tarde, estaban absolutamente atiborrados. Algunos de sus dueños simplemente cambiaron los productos ofrecidos a sus clientes por deliciosas limonadas o incluso grandes sándwiches con mayonesa casera cayendo desde sus bordes. Para disfrutar de su cena, las personas ocupaban las mesas que pasaban por todo el borde de la playa.
Y a lo lejos, había una gran fogata formada por los árboles cortados aquella misma mañana. Principalmente los jóvenes se agolpaban ahí, junto a los últimos puestos de la avenida que ofrecían bebidas de colores. Sus rostros se iluminaban cuando el viento movía las llamas de un lado a otro, envolviéndolos en colores anaranjados y amarillos.
En una de las calles contiguas, Jeremy había estacionado la camioneta y observaba la escena con recelo, apoyado en el gran vehículo con su espalda. Tomó un encendedor y prendió un cigarrillo, mientras analizaba a un par de chicos que jugueteaban alrededor de la fogata.
A ratos volvía a su mente la conversación que había tenido con Rosette, la que intentó borrar toda la tarde. Ahora el humo que recorría sus pulmones lo aliviaba, con el pasar de los segundos.
Odiaba que Rosette atribuyera todo lo que le ocurría a sus padres; que su vida siguiera girando en torno a un hecho que él había dejado en algún espacio de su mente. Se preguntaba cuando sería el día en que simplemente se daría cuenta que ese era él, que no era una "promesa" para nadie, y que quizás siempre estuvo destinado a no ser más que esto. Y vaya que las ceremonias organizadas por su hermana sacaban lo peor de él. Salía con un gusto amargo, sintiendo los ojos de viejos amigos pasar por su rostro mientras cuchicheaban y se jactaban de comprender perfectamente por lo que estaba pasando. "¿Ya ves que se ha vuelto un vago?" "Debe ser que no lo superó nunca", y lo que más le dolía, "Qué diría Tom."
Inhaló y exhaló.
Por eso quería irse y estar solo, en un lugar donde no debía darle explicaciones a nadie respecto de la persona en la que se había convertido. Ni él lo tenía tan claro.
Cuando terminó el cigarrillo pasó la ceniza por la suela de su zapato y luego arrojó la colilla al suelo. Abrió la puerta delantera del auto y tomó del asiento su chaqueta marrón, que colgaba hacia atrás. Se la puso mientras la brisa cruzaba por sus brazos todavía desnudos, y se arregló el cuello con ambas manos.
Hoy era el día perfecto. No hacía mucho frío y estaba todavía despejado, lo que le permitiría manejar la camioneta guiándose por la luz de la luna por aquellos senderos desconocidos que había empezado a estudiar hace un buen tiempo. Luego, podría caminar, hasta llegar más allá de las montañas que se divisaban desde la playa. Quizás ahí encontraría un lugar donde comenzar de nuevo.
Mientras apoyaba el brazo en la parte delantera de la camioneta, y divisaba la fiesta, su mirada chocó con la figura de la joven. ¿Cuál había dicho que era su nombre? Pareció percatarse de que la observaba, por la forma en que se ajustó el cabello con nerviosismo. Se acercó a un hombre de mediana estatura y aspecto gracioso para pedirle indicaciones, lo que Jeremy dedujo por la manera en que este le respondió haciendo señas con las manos. Una vez que obtuvo lo que necesitaba, se dio media vuelta y se adentró en la gran masa de gente que caminaba a esas horas por el borde costero, perdiéndose en ella.
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Más allá de mis palabras [COMPLETA]
Mistério / Suspense"En una noche de verano, de la que nadie habla en Connery Fields, un joven descubrió toda la verdad, el más cercano lo intentó traicionar y alguien lloró desesperanzado al verlo partir." Dieciocho años más tarde, luego de la muerte de sus padres, H...