Cada vez que Felicia entraba a su habitación la encontraba peor que el día anterior. Helena estaba absolutamente apagada, con el rostro prácticamente gris y grandes ojeras cubrían el borde de sus ojos oscuros. Al principio, intentó sacarle información sobre la conversación que había tenido con Marya, pero la chica ni siquiera le respondió o le dirigió la mirada. Solo lo hacía para agradecerle por traerle el desayuno o el almuerzo. A la cena ya ni bajaba. Su sonrisa era forzada, Felicia lo notaba, pero prefería no comentarle nada más para no agobiarla con sus palabras. Esta vez Mildred tenía razón, era mejor que la joven resolviera estos asuntos sola.
- Sabes que si necesitas hablar estaré aquí – Le decía antes de irse, al recoger la bandeja del almuerzo. La joven siempre miraba por la ventana, observando el mar y las gaviotas que pasaban de vez en cuando junto a la casa.
- Gracias, Felicia. - Su voz era plana, pero la criada no perdía la esperanza.
Cuando cerraba la puerta, escuchaba que sollozaba, una y otra vez.
...
Primero, culpé a mis padres. Lo hice por jamás haberme hablado de Connery Fields y de todo lo que aquí habían vivido. Lo único que eso había logrado era la imposibilidad de confiar en cualquiera de las cosas que escuchaba. ¿Cómo creer en los dichos de Ronald si todo lo que decía parecía absolutamente fantástico? ¿Cómo poner mis manos al fuego por una mujer como Marya, que no dejaba de asustarme y de hacerme sentir todo tipo de emociones, menos como si estuviera en mi propio hogar? Estos pensamientos me acechaban constantemente y hacían que la cabeza me diera vueltas. Estaba insegura y se había vuelto realidad lo que más temía, volvía a estar completamente sola. Salvo por Felicia, a quien le debía unas sinceras disculpas por mi actitud distraída, no quería saber nada de nadie.
El recuerdo de Jeremy Bells se transformó así en una especie de sueño, inexplicable. Y aunque quería dejar de pensar en él y seguir las palabras de George Monroe, se me hacía imposible. Se transformó en la única memoria buena de Connery Fields, la que atesoraba y a la que volvía cada vez que entraba en una profunda desesperación por el encierro y la tristeza. Momentos como el haberme desmayado frente a él en la feria, la corrida cerro arriba y la vista de los más bellos fuegos artificiales, el salto de la Roca del Viento, el beso que en secreto compartimos en su casa lograban mantenerme en pie y con la vista fija en el mar que, a lo lejos, me daba una luz de esperanza.
Quizás todo esto tenía una explicación, y hasta ahora la única que encontraba era el haber conocido a alguien que logró hacerme sentir libre, después de tanto tiempo enclaustrada en mis propios males.
....
Una mañana de sol radiante, luego de beber el jugo de naranja que Felicia trajo como desayuno, me quedé sentada en mi cama hojeando los libros que el primer día la criada dejó sobre la mesa. No había tenido ánimo de hacerlo antes, pero pronto mi nuevo estilo de vida trajo consigo mucho aburrimiento y necesidad de distraerme antes de que todo este enredo me volviera loca.
Pasé con la yema de los dedos por las páginas de un texto antiguo, que mezclaba historia con una novela bastante intensa, de un niño que se perdía de su familia luego que una gran guerra afectara su país. Luego había otro, de portada oscura y letras pequeñas titulado "El Pianista". Hice exactamente lo mismo; pasé las páginas con la punta de mis dedos hasta llegar rápidamente al final. En cualquier otra oportunidad, la lectura de un libro me hubiera animado. Suspiré.
Escuché que alguien golpeaba suavemente la puerta.
- Adelante – Fue lo que pude proferir, dejando de lado los textos.
ESTÁS LEYENDO
Más allá de mis palabras [COMPLETA]
Misterio / Suspenso"En una noche de verano, de la que nadie habla en Connery Fields, un joven descubrió toda la verdad, el más cercano lo intentó traicionar y alguien lloró desesperanzado al verlo partir." Dieciocho años más tarde, luego de la muerte de sus padres, H...