Desperté con fiebre a la mañana siguiente y las dos que le siguieron.
Tenía vagos recuerdos de aquél primer día. Había amanecido con la habitación girando frente a mí. Intenté ponerme de pie, apoyada con ambas manos en el velador, pero me fue imposible. De hecho, lo único que provoqué fue que la estructura cayera, generando un grave estruendo en la mansión. Al parecer, Felicia había oído el desastre, porque recordaba sus manos delgadas sujetando por mí un vaso con agua. Cuando bebí un sorbo sentí un sabor ácido recorrer mi garganta. Seguramente había vomitado antes. Me puso después un paño húmedo en la frente. Quise decirle que estaba bien y no se preocupara, pero no parecía oírme. Ahí es cuando todo se tornó difuso otra vez.
Vi a Jeremy, caminando por mi alcoba con una sonrisa. A su lado estaba el anciano, Roey, quien me miraba atentamente con el único ojo que le quedaba. Se acercaba a veces y ponía un dedo en mi frente mientras pronunciaba con lentitud, "aléjate de él." Lo hizo tantas veces que sentí que mi mente iba a explotar. Cerré mis puños, tomando con fuerza las sábanas y le respondí con un fuerte "no". Lo hice varias veces, para que saliera de mi habitación. Luego de un rato, funcionó. Lo supe porque vi que solo Mildred estaba a mi lado, Felicia de pie junto a ella, ayudándome a beber un oscuro jarabe.
Los otros días fueron más de lo mismo, con la diferencia de que ya no solo era Jeremy y Roey, sino también Wiston, Rosette y Clyde. Aparecían en la alcoba, me miraban con desconcierto y murmuraban entre ellos, palabras que yo no lograba comprender. Esto me enfurecía y me hacía romper en lágrimas, retorciéndome por el dolor.
Hubo un momento en que pude ver a mis padres, lo que me produjo una gran alegría. Sin embargo, sus rostros no me miraban de la misma manera, sino que eran más severos que de costumbre. "Mira más allá, Helena", me decían. Mi madre se acercó y me dedicó una sonrisa. "Tienes que hacerlo por nosotros".
Al tercer día desperté sin fuerzas, pero fui capaz de levantarme. Al dar algunos pasos me apoyé en la pared para no caer y seguí así hasta que llegué al cuarto de baño. El espejo realmente no me favorecía. Debajo de mis ojos había dos grandes bolsas color morado y mis labios lucían decolorados.
Pasé la yema de mis dedos por mi rostro y me reconfortó saber que todavía conservaba la sensibilidad. Logré prender la ducha y me desvestí, con cuidado para mantenerme en pie. El agua me permitió sentir mi cuerpo vivo otra vez, por lo que estuve largo rato ahí, sobre las baldosas mojadas.
Al cabo de un rato, me envolví en la toalla color crema que había a mi lado y caminé hacia la cama. Me senté sobre esta, todavía con el cabello mojado formando un bollo sobre mi cabeza. Respiré profundo para recobrar energía y poder vestirme. Sabía que todavía no estaba completamente recuperada, lo sentía, por lo que tenía que tener cuidado de no provocar una recaída. De solo pensar en volver a repetir esos días me ponía los pelos de punta.
Tomé una polera, una camisa manga larga y unos vaqueros. Luego me sequé el cabello y me puse algo de maquillaje, lo que no hacía desde hace varios meses, para darle un poco más de color a mi rostro. Una vez terminada la rutina, vi el resultado en el espejo y me sorprendí de mis habilidades. La Helena de aquella mañana temprano era una muerta en vida al lado de la chica que, ahora, lucía bastante decente.
Tuve cuidado en no esforzarme demasiado y me apoyé en el ventanal, observando el verdoso paisaje que se abría frente a mis ojos. Supuse que había llovido recientemente, ya que las flores expedían colores intensos y varios conejos habían salido de sus madrigueras. El lugar lucía verdaderamente resplandeciente a esas horas de la mañana.
Escuché que la manilla de la puerta se giraba y alguien empujaba para abrir. Me giré y encontré el rostro de Felicia.
- ¡Veo que estás mejor! – Traía entre sus dedos una bandeja con un vaso lleno de jugo natural color verde y un plato con tostadas, junto a un poco de huevo.
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Más allá de mis palabras [COMPLETA]
Misterio / Suspenso"En una noche de verano, de la que nadie habla en Connery Fields, un joven descubrió toda la verdad, el más cercano lo intentó traicionar y alguien lloró desesperanzado al verlo partir." Dieciocho años más tarde, luego de la muerte de sus padres, H...