13- Helena

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Jeremy observó la silueta de George Monroe, mientras caminaba colina abajo, hasta que su sombra se perdió en una calle aledaña. Por un momento pensé que se había olvidado de mi presencia. Sin embargo, al poco rato se volteó, como si aquella corta plática jamás hubiese ocurrido.

- ¿Y? ¿Decidiste abandonar el pueblo tan pronto como llegaste? ¿O creíste que la policía seguía buscándote por el incidente? – Alzó sus cejas, lo que hizo que la marca morada se moviera, y se arregló el cabello con una de sus manos arrojando algunas gotas de agua al pavimento.

- No seas tonto, estaba ocupada estos días. – Otra nueva mentira para añadir al catálogo, en la que preferí no ahondar.

- Bueno, lo que sea que te mantuvo "ocupada" – Recalcó esta palabra – te hizo perder el salto desde la roca del Viento.

Debí haber mostrado un rostro bastante desilusionado, porque enseguida comenzó a balbucear.

- Es broma. Lo pospusimos en espera de un mejor clima y mira – Alzó los brazos y dejó que su camisa revoloteara con la brisa del mar – es el día perfecto. Nathan ya debería estar por llegar. – Jeremy dirigió la mirada hacia el camino por el que George Monroe se había alejado. – Aunque tendremos que esperar un poco. – Pronunció en voz más baja. – No quiero más problemas.

- ¿Está todo bien? - ¿Se había tocado la marca?- ¿Es peligroso ese lugar? – Decidí preguntar, a pesar de que sabía perfectamente que hablaba de Roey.

Tenía la vista perdida.

- Sí – Se dirigió a mi otra vez – Quiero decir.... Creí que querías tener nuevas experiencias en el pueblo.

- Así es.

- Entonces te gustará. – Me sonrió.

Nathan llegó en la camioneta roja de Jeremy, la que había pedido prestada aquella mañana, apenas unos cuantos minutos después de mi llegada a casa del muchacho. Él, Wiston y otra chica, cuyo nombre recordé a mitad del camino, Maddie, se mostraron sorprendidos y extrañados de verme, por lo que me sentí cohibida y me limité a escuchar sus conversaciones. Hablaban de sus amigos, de una visita que habían hecho la noche anterior a un bar a las afueras del pueblo y una riña en la que Jeremy y Wiston habían estado involucrados. "Todo por defender el honor de Los Gaviotas", musitaba el joven del lunar en la mejilla, ubicando su mano sobre su corazón. Esto hizo a los demás reír.

- Aun así, lo más impactante de mi semana ha sido la alarma de la estación en medio de la fiesta de verano – Dijo Maddie sonriéndome entre dientes desde la ventana opuesta del vehículo, mientras su cabello rubio y corto era alborotado por el viento. - ¿Lo recuerdas, Wiston?- Posó la mirada en el chico, que se ubicaba junto a ella, en el asiento de en medio y llevaba puesta la misma boina con la que yo lo había conocido hace algunos días atrás. Este alzó los hombros y Nathan, de copiloto, comenzó a reír desde la parte de adelante.

- Wiston no sabía ni su nombre esa noche. – Masculló.

- Al menos sabíamos dónde estaba – Dijo Jeremy doblando por una esquina utilizando solamente su mano derecha, mientras con la otra sostenía un cigarrillo encendido hacia afuera de la ventana.

- Sabes que mis padres no me perdonarán otra noche en la cárcel.

Wiston rio con fuerzas.

- Fue una vez, Nathan. Y ni siquiera estabas en la cárcel, era la comisaría.

El chico en el asiento del copiloto resopló y comenzó a encender otro cigarrillo con un fósforo que tomó de una pequeña caja que llevaba en el bolsillo de su pantalón. Los demás recordaron aquél incidente que había llevado a su amigo, hace algunos años atrás, a estar castigado por seis meses.

Más allá de mis palabras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora