CAPÍTULO 23

5K 433 247
                                    

— CAPÍTULO 23: HABLEMOS —

Melissa no paraba de correr.

La calle se veía peligrosa, sí, pero eso no la detendría para atrapar a quien seguro había causado todo eso desde un principio.

Lo había cachado cerca del parque tomándole fotografías disimuladamente mientras buscaban a Alexandra, no dudó en seguirlo, puesto que era el único demasiado lejos aquellos reporteros que siguieron a la CEO que mencionó el reportero novato.

El sujeto era alto y, por la sudadera ajustada, mantenía un buen físico, sin embargo, no alcanzó a verle el rostro cuando se giró al ser descubierto. Lo persiguió por varias cuadras arriesgando su vida por el cruce inapropiado de las calles hasta que lo perdió de vista en una de las esquinas.

Se detuvo en una esquina tratando de averigüar hacía donde había escapado el sujeto, pero no veía señas de él ¿Cómo un tipo de dos metros con sudadera negra y capucha desaparecía así de repente? Había mucha gente ahí caminando de un lugar a otro con prisa posiblemente tratando de llegar al trabajo. Melissa soltó un suspiro de frustración regresando hasta donde Katie se encontraba con Oísin.

—  Por tu cara supongo que no lo alcanzaste.

—  No, es muy rápido.— Colocó ambas manos sobre la cintura mostrándose con la respiración agitada. — A la próxima le soltamos a Oísin. -Señaló al perro, éste sólo movió la cola feliz. — Tiene buen olfato, al menos si se le hubiera caído algo...

—  Ya, no pienses en eso ¿De acuerdo? Sigamos buscando a Alexandra, no me responde el teléfono.

—  ¿En la nota sólo decía que salió a correr? — Katie asintió caminando para cruzar la calle hasta el parque. — La verdad no creo que... Le haya pasado nada malo, se sabe defender sola.

—  Es una niña...

—  Niña que le dio una paliza a un tipo dos veces más alto que ella. Relájate. ¿Qué tal si vamos a hacer algo juntas? Te prometo que Alexandra te llamará en cuanto ve tus llamada pérdidas.

. . . . .

 ... No hay nada que no quiera hacer contigo.

Los ojos de la moscovita se pusieron sobre los de Melanie, ojos brillosos que le daban a entender que estaba emocionada. Tembló una vez más al sentir la mano fría posarse sobre uno de sus pechos desnudos, sus pezones se erizaron con el mínimo contacto y con la poca estimulación del mismo. Se mantenía quieta bajo el cuerpo de Alexandra, manteniendo sus piernas alrededor de la cintura. Se relamió los labios cuando se metió dos dedos a la boca, chupándolos para mojarlos, tal vez mostró demasiado interés en ello que, la joven, los sacó para meterlos a su boca. Cerró los ojos al mismo tiempo que tomaba la muñeca para que no sacara los dedos, se entretenía succionándolos y chupándolos con la intención de que estuvieran más que lubricados.

Soltaba pequeños gemidos con la estimulación en su pezón con los dedos de la otra mano. Lamentablemente, la moscovita sacó los dedos de su boca completamente empapados para después sonreírle, una sonrisa amplia y altiva. Se perdió en los hermosos ojos que aún seguían mirándola con atención.

 ¡Ha! ¡Fuck me! - Soltó echando la cabeza hacía atrás al sentir los dedos entrar en ella. Sintió una corriente atravesar su espalda causando que la arqueara bruscamente. Respiró agitadamente antes de comenzar a hacer muecas placenteras ante el movimiento de los dedos en su interior, la forma en que estimulaba su punto G la hacían perder la razón, causaba que los gemidos salieran solos de su boca y que su visión comenzara a tornarse borrosa. — ¡Dame todo!

UNA NUEVA SERIE [MELTIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora