CAPÍTULO 39

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— CAPÍTULO 39: ENTREGADA A TI —

[ OCHO HORAS ANTES ]

No sabía como alejarla, más bien, no quería alejarla, no ahora, pero el rostro de Katie parada en el balcón de la habitación se encontraba suplicante.

Katie se fue y no entendía, fácilmente podía interrumpir haciendo dormir a la adolescente.

Gimió fuertemente al sentir una mano de Alexandra apretar uno de sus pechos por encima de su camizón. Claro que ella también quería, pero ¿Qué pasaba si Alexandra reaccionaba en medio de la acción? De nueva cuenta, un gemido más salió de sus labios al sentir la lengua de su novia pasar lentamente por el cuello, era una sensación extremandamente vibrante que, su piel, se erizó por completo.

— ¡Ah! — El golpe de la espalda contra la cabecera de la cama llegó hasta la pared causando un ruido fuerte combinada con el crujido de la madera. — Si que tienes fuerza. — Comentó con una sonrisa nerviosa. Sus manos acariciaron delicadamente los brazos desnudos de la moscovita antes de sentir otro empuje contra la cabecera, esta vez, rompiéndola a la mitad. ¿Qué acaso quería hacer un hueco en la pared con su espalda? No sentía el dolor, pero realmente incómodo. La miró a los ojos y, por un instante le pasó la razón por el cual lo hacia, era Alexandra peleando con ella misma. — Si no quieres hacerlo, no hay problema, tampoco te quiero obligar, terroncito de azúcar. — Jadeó un poco.

Se quedaron quietas por largos segundos con la mirada de Melanie sobre los ojos carmín brillantes de Alexandra. Los segundos se convertían en minutos, no obstante, pasada la media hora, Alexandra pareció reaccionar soltándole los hombros y alejándose de ella para levantarse de la cama.

Le dio la espalda en ese momento Melanie pudo ver las cicatrices de la adolescente en la espalda, aquellas que vio cuando le quito la ropa el día del accidente. No fueron hechas por el accidente, eran muy viejas incapacez de sanar con la mordida, también le vio un par de ellas en la pierna izquierda algo que le causaba tristeza por la infancia tan miserable que tuvo en Rusia.

Para su sorpresa la moscovita se levantó para deshacerse por completo de la pijama de conejo dejándola sólo en una braga rosa con un dibujo de gato dibujado en la parte trasera.

Pareció tambalear un par de veces intentando sostenerse de pie al voltearse.

Melanie entrecerró los ojos cuando Alexandea le dirigió la palabra con una mirada seria, sin embargo, hablaba en ruso cosa que no entendía en absoluto. Claro que ella prefirió entenderlo a su manera, Alexandra diciéndole que quería una vida con ella e hijos claramente, no podían faltar los mocosos que serían el legado.

— Claro, claro, lo que quieras.... Pero a su tiempo. — Interrumpió quedando de rodillas en la cama para quitarse el camizón. — Sí, cinco hijos está bien, no se me hacen muchos. — Aventó el camizón fuera de la cama sonriéndole a la menor lascivamente. Le hizo una seña con su dedo índice invitándola acercarse. — No tiene nada de malo que... ¡Ah!

Alexandra se le echó encima bruscamente, claro que se asustó por la forma tan agresiva en que le sujetaba de las muñecas. La adolescente comenzó a frotarse con lentitud contra el muslo de la francesa. Al momento dejó de quejarse elevando su muslo para que se frotara mejor, lastimosamente no podía mover las manos para arrancarle la braga tan molesta, quería sentirla plenamente.

La lentitud del momento le parecía una eternidad, tan desesperante.

Un gemido leve se asomó a su garganta cuando el muslo de la adolescente hizo contacto con su sexo empapado, no directamente por la braga puesta, pero se encontraba ya demasiado mojada como para no sentir ese contacto con toda sensibilidad.

UNA NUEVA SERIE [MELTIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora