CAPÍTULO 41

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— CAPÍTULO 41: SEAN McGRATH—

Era normal ¿Verdad?

Por un lado le fascinó que Katie le dijera la verdad, por un lado, temía internamente por su seguridad y la de Alexandra.

Confiaba en ella, mucho, pero no conocía nada de... ¿Su especie? Había dicho que las películas sobre vampiros eran mitos, no eran reales, sólo cosas fantasiosas, entonces ¿Cómo podía saber más de ella?

La forma en que hablaba con su madre tan relajada y tranquila le costaba pensar que Katie era uno de esos seres que bebían la sangre de las personas, era un ángel, no un ser de las sombras,cazadores nocturnos, aún así, sería su esposa.

Una mujer empoderada sería su esposa.

Nunca vio o escuchó que Katie necesitara monto, ni cobrar por adelantado por las escenas que hacía para un sólo capítulo, además, pagó muy bien los gastos de Alexandra del instituto sin ayuda de ella. Debería tener una cuenta muy, muy larga con muchos, muchos años dentro del banco.

Bebió un poco del jugo de naranja del bote directamente mientras veía a su madre riéndose junto a Katie en la sala principal, sin duda la irlandesa le había caido demasiado bien como para tratarla como una hija... Esas sonrisas y ojos brillantes le costó a ella cientos de mandados a las tiendas y regalos costosos del día de la madre.

Hablar de la boda era esencial para su madre, hablaba como si fuera la primera de sus hijas la que se casaría por primera vez. El problema sería decirle a la moscovita ¿Cómo reaccionaría? Claro que  no tendría problema con que Katie le transformara si eso era posible, después de todo diría sus votos con sinceridad y con todo el amor que podía darle todos los días.

Bebió un poco más de jugo antes de acercarse a la sala con ellas, hablaban de las mantas de las mesas y de las sillas.

Estaba nerviosa sin duda.

Katie lograba ese efecto en ella.

. . . . .

No eran más de las dos de la mañana cuando escuchó ruidos lejanos. Se dio la vuelta en la cama queriendo verificar que su novia se encontraba bien, sin embargo, ella no se encontraba en cama a su lado haciéndole compañía.

Se levantó saliendo de la habitación queriéndose saber que era aquel ruido tan extraño, por un momento se detuvo cuando salió por completo al corredor cerrando la puerta. Aún con los ojos entrecerrados se dirigió a la habitación de Alexandra para asegurarse, al abrir la puerta se encontró con Katie durmiendo con ella abrazadas.

Pesadillas de nuevo, pensó soltando un suspiro.

Cuando bajó por las escaleras observó la luz de la cocina encendida, se dirigió hacía allá con mucha flojera hasta encontrarse con un hombre de unos años mayor que ella husmeando en su nevera. Iba bien vestido con pantalón formal café, una camisa de manga larga blanca y unas botas.

Estaba agarrando las botellas de vino que Katie no le dejaba tomar.

— ¿Hola?

— Hola. — Respondió él sin voltear a verla detallando la etiqueta de cada botella con curiosidad.

— ¿Debo decirte que estás en propiedad privada? — Elevó una ceja al ver que el hombre no le correspondía la mirada.

— No, gracias.

Seguía sin darle la cara.

— Umh... Llamaré a la policía.

— Vaya forma de querer correr a tu cuñado.

UNA NUEVA SERIE [MELTIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora