— CAPÍTULO 13: CONOCIENDO AL ENEMIGO.—
La luz de la luna se colaba por las ventanas avisándole que aún era de noche, quizá, de madrugada. Lo que acababa de pasar con Melissa no podía dejarlo de pensar. Le había tocado, la había hecho llegar al orgasmo en un momento obscenidad. Era normal, pues no había estado con alguien en muchos años y no podía desperdiciar la oportunidad con ella, siempre se imaginó el cuerpo desnudo de Melissa frente a sus ojos, tocar su piel, sus pechos, sus mejillas ruborosas, besar sus tiernos labios...
Todo eso había pasado solo en su cabeza hacía unos meses atrás.
Nunca imaginó que una mujer como Melissa se enamorara de ella, aunque mantuvo sus sospechas por la forma tan descarada en que miraba sus pechos a todas horas, al principio creyó que era por envidia. La rubia poseía pechos medianos, ni tan grandes ni tan chicos. A ella le gustaban tal cuales son, le incitaban a capturar aquellos pezones sensibles con su boca y jamás soltarlos.
No debió mentirle a Melissa.
¿Por qué lo había hecho? ¿Acaso no era eso lo que deseaba?
Ahora ella misma se quedó con las ganas esa noche, mojada y arrepentida de echarle una mentira a Melissa con el propósito de que no la tocara si es que no estaba segura.
Durante la mañana se levantó muy temprano para hacer el desayuno, no era una obligación, sin embargo, le gustaba sentirse como una ama de casa normal que tiene un matrimonio y una adolescente no tan normal como ella lo fue en esa etapa. A pesar de que le encantaba el estudio siempre tenía sus ataques rebeldes que la metían en líos tanto con sus padres como con la ley. Fueron sus buenos y malos tiempos difíciles de olvidar, algunos le hacían sonreír, otros llorar.
El timbre de la puerta sonó, bajó el fuego del desayuno para ir a ver quien era. Los guardias no dejarían pasar a alguien desconocido al lugar, siquiera al que entrega al correo, pues ellos tomaban las cosas y verificaban que todo estuviera bien. Al abrir la puerta sus ojos se estrecharon por lo sorprendida que se encontraba.
— Hey... Hola, ¿Qué haces aquí? —Preguntó nerviosa tratando de que su sonrisa fuera normal y no una que la hiciera ver una loca con la incomodidad que sentía en ese preciso momento.
— ¿Esposa y una hija? —
— Adoptiva. —Aclaró.
— ¿Por qué no me lo dijiste antes, Katie? Se supone que somos mejores amigas. —Exigió cruzándose de brazos. —Jamás pensé que estarías con esa presumida de Melissa, digo, se nota a leguas que es así. Me habías dicho que la habías superado, porque nunca te haría caso como tú querías. Te sentías incómoda junto a ella y por eso te acompañaba al set para que no te sintieras sola. ¿Qué pasó con eso? ¿Es que acaso solo te hiso ojitos y ya dejaste de pensar en lo que verdaderamente es? ¿En una alocada noche se acostaron juntas y terminaron casándose inconscientes? Porque es el único sentido que le encuentro. —
— Melia, lo que Melissa y yo sentimos es real. —La castaña soltó un suspiro agotado, tuvo que aguantarse por su amiga hablar de más. Katie estaba consciente de que había sufrido por Melissa mucho tiempo, ahora era distinto. —¿Quieres desayunar con nosotras? —Preguntó con una sonrisa.
Melia aceptó dejando atrás sus dudas y complejos.
El desayuno fue un poco silencioso, lo único que se escuchaba regularmente era Oisin comiendo sus croquetas a un lado de la mesa y cuando bebía agua. Melissa se encontraba un tanto nerviosa con la visita de la mujer, era la mejor amiga de su esposa y eso decía que debía ser lo más cuidadosa posible en lo que iba a salir de su boca.
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UNA NUEVA SERIE [MELTIE]
FanfictionSupergirl se renueva, los fans lo esperaron, esperaron ver a una Supergirl que se identificara con el público femenino, que ese personaje no estuviera a la sombra de un hombre... Se equivocaron. Todo fue de mal en peor. Los escritores pensaron e int...