Capítulo 10

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Tuvimos que salir del habitación apuradas porque Cece nos pidió que vayamos a la cocina y llegamos, vimos que todas las personas estaban en movimientos rápidos como si están preparando comida para los invitados. Decidí romper el silencio para saber qué pasaba. Elsa tenía el ceño fruncido, no sabe qué hacer. Claro, es novata.

- ¿Pasa algo, Cece? - pregunté mientras miraba cómo hacían las personas.

- Ustedes preparen postres, que sean para cuatro personas. ¡Deprisa! - nos ordenó Cece apurada y sudaba.

- ¿Qué deberíamos hacer, Maddie? - me preguntó Elsa un poco asustada.

- Prepararemos algo fácil, busca crema y polvo de chocolate. Yo me ocupo de las frutas rojas.

Elsa salió corriendo mientras yo buscaba cuales frutas debería pelar, elegí frutilla, frambuesa, cereza y limón. Empecé a limpiarlas, las corté en cubos pequeños excepto limón y cereza. Agarré las copas grandes, puse los cubitos adentro de la copa mientras esperaba que viniera Elsa. Vino corriendo con las mejillas rosadas, ví que trajó que le pedí y sonreí satisfecha. Le pedí que ponga gotas de limón hacia la crema para que tenga su sabor. Así lo hizo, puso como 10 gotas y probé la crema y quedó perfecta. Entonces la puse adentro de la copa cubriendo la vista de los cubos y encima le pusimos polvo de chocolate. Por el último, cereza como adorno. Elsa y yo chocamos las manos satisfechas. Un sirviente nos dijo que deberíamos servir los postres a los invitados ahora mismo y asentimos la cabeza. Agarré dos copas listas mientras Elsa agarraba dos otras copas más y salimos caminando hacia el living. Entramos al living, ví que estaban todos con los cuatros invitados y siento que Cece me miraba algo rara. De repente un invitado soltó un grito llamando la atención, Elsa se asustó un poco como siempre y yo mantengo la mirada fija hacia el imbécil que gritaba.

- ¡Esta vez llegaron temprano! ¿Te acordás de las otras sirvientas? Tardaban un siglo y una vez, critiqué a una y salió llorando. Vamos a ver qué tal las nuevas - dijo mirándonos con una sonrisa maliciosa.

- Trajimos los postres, espero que les gusten - dije amablemente ignorando el comentario. La segunda sufría mentalmente por críticas parte de mis amigos y está internada en un hospital. Deben ser ellos, puedo darme cuenta.

- Nada mal, es la primera vez que pruebo este postre, tienen mi aprobación - dijo una de los cuatro invitados.

- Llegaron temprano y el postre está rico. Aprobados - dijo el otro moviendo la cabeza en afirmación.

- Opino lo mismo que ellos - dijo el tercer invitado.

- Ellos dicen lo mismo pero lamento decirles que mi opinión es diferente. ¿Cómo se atreven a darnos un postre tan barato como éste? Prefiero que sean de alta calidad - dijo el último decepcionado mirando el postre.

- ¿No te gustó? - preguntó Elsa confundida con mucha inocencia.

- Nena, claro que no. No me provoques o tiraré el postre en tu cara - le amenazó con una risa burlona.

- Mis disculpas, fue culpa mía porque estaba en la lista de los postres de alta calidad. Si no estás satisfecho con el postre, lo cambiaré por el otro. ¿Cómo desea? - me disculpé haciendo la reverencia. No me subestimes, hombrecito.

- ¿Qué? ¿Me estás diciendo que esta porquería es de alta calidad? - preguntó incrédulo y sonreí mirándole.

- Si señor. ¿Desea cambiar el postre? Si es así, dime y lo cambiaré enseguida - explico con firmeza.

Negó con la cabeza frustado, probó el postre y le gustó porque puedo ver cómo lo disfruta probando el sabor. La apariencia parece sencilla pero el sabor es de otro mundo. Ese imbécil nos juzgó sin probar el postre y ahora disfruta el postre como si no hubiese pasado nada. Se te cayó la dignidad, puedo verlo, imbécil y lo estás disimulando. Nos quedamos paradas sin decir una palabra para que terminen el postre y los llevemos a la cocina.

¿Otra vez? ¿Sirvienta?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora