¿Otra vez? ¿Sirvienta?

Capítulo 36

Me tienen amarrada de las manos atrás de mi espalda. Mi corazón cada vez late más rápido que antes porque me obligan a caminar no sé a dónde y lo peor de todo, están siendo bruscos conmigo. Me tropecé varias veces por culpa suya y quizá la próxima vez me caiga de frente. Me metieron adentro de algo, me quedé súper quieta. Intento ver algo pero a través de la bolsa, me dificulta y se ve todo muy borroso. Estuve así por un buen rato hasta que logré sacar la máscara con un poco de ayuda y pude ver donde estaba. Estaba adentro de una caja. Acá cada vez hay menos oxígeno y no sé cuánto demorará.

Mis ojos parpadearon varias veces por tanta luz cuando abrió la tapa, casi me quedo ciega pero después voy acostumbrando con la luz y no reconozco el lugar. Es totalmente distinto. Había muchas luces, muebles, parece como una mansión pero lo único extraño es que en este lugar no hay ninguna ventana para que pueda ver desde afuera. Maldecí mentalmente por tal mala suerte. No dejaron de arrastrarme hasta que me dejaron en un cuarto muy oscuro. Golpeé la puerta varias veces, no pude más, me rendí, me senté en el suelo respirando un poco agitada porque se ve muy oscuro como para verificar dónde estoy. Pasaron varios minutos, la puerta se abrió. Gracias a la luz, pude ver claramente el cuarto.

Era una celda. No había nada, sólo una puerta de acero que permite entrar y salir. Me puse a pensar quién podría ser pero no se me ocurre a nadie. Entró un hombre, me miró fijamente y me levantó del brazo bruscamente y casi me quejo en voz alta pero me contuve por mi bien. Me obligó a darme vuelta y me esposó. Luego de varios minutos. Me ataron las manos con las esposas de la pared. Literal, estaba muy indefensa. Podría levantarme usando el soporte de mis brazos pero no sé cuan capaces pueden llegar. Prefiero no hacer nada hasta que obtenga algunas pistas.

- Es la primera vez que te veo indefensa - habló un hombre y me desespera porque no puedo verlo.

- Quién habla? - le pregunté con cautela mirando por todos lados.

- No me conoces, soy Jhon Waston, un placer conocerte - me sonrió.

Está loco o qué?

- Supongo que ya sabes mi nombre, no? - dije como si fuera muy obvio y asintió.

- Te trataron bien durante el viaje? - me preguntó, me molesté porque ahora quiere ser el bueno conmigo.

- No me gustan los rodeos. Ve al grano, qué quieres de mí? - moví las muñecas para intentar hacer que las esposas duelan menos.

- Qué quiero? Quiero que trabajes para mí - lo dijo directo pero sigo sin entender cuáles son sus motivos.

- No te entiendo.

- Pero como estás esperando un bebé. Los planes cambiaron.

- Qué? Qué planeas hacer?

- Cuando nazca tu hijo o hija, me lo llevaré. Hay otra opción, trabajar para mí y con gusto, dejaré que te quedes con tu bebé.

- Estás loco? Si querías que trabaje para ti. Por qué tanto escándalo?

- Hay ciertas preguntas que no deberías hacer o sino me llevo a tu hijo. Quién sabe que le voy a hacer.

Inmediatamente, me callé, bajé la vista pero luego de varios segundos, me levantó la barbilla de una manera un poco brusca y me obligó a mirarle a los ojos. Tenía una sonrisa muy siniestra. Analicé su cara miles de veces pero no me resulta familiar.

- Estarás aquí por un buen tiempo porque ninguno de tu familia me conoce. No intentes nada extraño por el bien de tu hijo - me leyó los pensamientos.

- No serías capaz... - negué la cabeza y él ladeo la cabeza con una cara desafiante.

- Ah no? Quieres comprobarlo?