¿Otra vez? ¿Sirvienta?

Capítulo 21

Primero tranquilízate, Allisson. Ponerme nerviosa no ayudará nada en esta situación. Respiré hondo para calmarme, es la primera vez que me atan con esas esposas y me apretan un poco. Me quejé por dentro porque Derek es una persona lista y sabe las medidas de mis muñecas y ahora no puedo moverme mucho. Si me resisto, podría tener marcas en mis muñecas. Volví en la realidad cuando agarró mis manos, me iba a arrastrar pero fui rápida, me dí vuelta obligandólo a soltarme.

Me escapé corriendo y busqué si había un baño para esconderme, corrí sin parar hasta que encontré una sala donde guardan cajas enormes, me escondí alrededor de las cajas para que no me pille. Ahora mismo debe estar cerca, me apresuré a levantar la remera para poder ver cómo saco el soporte. Con las manos atadas, es algo complicado pero lo logré gracias a mi inteligencia.

Volteé la cabeza por quinta vez para ver si Derek venía porque estaba en una situación incómoda y la remera estaba atorada con las esposas y mi corpiño estaba al descubierto. Me detuve para pensar qué mierda voy a hacer esta vez. Y lo peor de todo, la falda subía y ahora no puedo bajarla.

Bajé la cabeza para morder y romper el hilo de la remera. Varios minutos, se rompió y sonreí satisfecha mientras intentaba desarmar las esposas con el hilo metal. Siento cómo me sube la adrenalina y me temblan las manos por los nervios. Me quedé paralizada al escuchar un golpe cerca de mí.

Eso significa... que ahora mismo... está ahí. Por favor que sólo sea una alucinación mía. Por favor...

Moví la cabeza en cámara lenta, estaba ahí Derek mirandóme con una sonrisa burlona, me quedé como una estatua y miré hacia abajo para ver cómo estaba vestida y mi falda ya estaba arriba sin darme cuenta y se me había olvidado de bajar la remera y todavía mis manos están esposadas. Humedecí los labios mientras lo miraba analizando sus movimientos.

- Es un lugar bonito - soltó Derek mirando las cajas.

- ¿Qué? - pregunté en voz bajita mientras intentaba alejarme de él.

- Para castigarte y nadie se va a entrometer - se me acercó de repente y mi corazón empezó a latir violentamente y parecía que iba a salir de mi pecho.

- ¡Oye! ¡No des un paso más! - exclamé pero sonó más como si me temblaba la voz.

- ¿Asustada? - se burló mientras fingía estar incrédulo.

- Sólo quiero volver a casa - le supliqué.

- Entonces por qué saliste de tu casa? - me contratacó.

- ¡Había muchos conflictos allá porque Edward metió la pata! No tenía a nadie conmigo y William no quiere saber nada de mí y pensé que irme de allá, despejaría la mente y buscar soluciones pero mirá ahora! - grité enojada y me puse de pie olvidándome por completo de mi vestimenta.

- Ah conque esto era... Bueno qué hizo el señor Edward esta vez para que salgas de la casa? Debió ser algo serio - preguntó como si nada y cerré la boca pensando.

- Embarazó a su sirvienta favorita Becca. No lo sabían hasta hace unos meses atrás - le confesé mirando por el otro lado.

- Oh... - se quedó sin palabras.

- No es que me moleste que esté con ella porque nuestro matrimonio fue para proteger a mi familia del peligro. El problema es que la gente si llega a enterarse de esto, nuestra reptuación quedaría arruinada. Salí del castillo porque estaba demasiado sensible como para enfrentarles yo sola. Me quedé aquí porque quería... - cerré la boca al darme cuenta que estaba por confesarle algo que no debería.

- ¿Qué querías qué? - frunció el ceño esperando que continúe.

- ¡Nada! ¡Ahora sabes mi situación! - evité el tema y el problema es que fui muy evidente.