20. El león y la serpiente

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- ¡Otra vez!

- ¡Expeliarmus!

- ¡Movimiento firme!

- ¡Expeliarmus!

- ¡Más fuerte!

Neville había dado una bocanada de aire; apuntó a Lucy, agarrando fuerte la varita, y repitió con un grito:

- ¡Expeliarmus!

La varita de la pelirroja salió disparada, y ella sintió un empujón que la hizo caer hacia atrás y rodar dos veces, estando a punto de chocar con una estantería.

- ¡Lucy! - exclamó Ginny, y corrió a ayudar a su prima. Algunos estudiantes que había cerca se quedaron mirando.

- ¿Qué ha pasado? - preguntó Ron, caminando hacia allí.

Neville recogió la varita, que había caído a sus pies. Se había quedado helado; miró a la pelirroja, que se frotaba la espalda dolorida.

- ¿Con quién practicabas, Lucy? - le dijo Harry.

- C-con... Conmigo - murmuró Neville, como si estuviera confesando un asesinato.

Ron miró a su prima sin comprender.

- ¿Neville te ha desarmado?

El chico tenía la mirada gacha, clavada en el suelo. Cuando la levantó, descubrió a Lucy mirándolo fijamente con sus bonitos ojos dispares.

- Sí - dijo suavemente -. Me ha desarmado - entonces sonrió de oreja a oreja, y sus ojos soltaban chispas -. ¡Me has desarmado, Neville!

- Te... Te he desarmado - repitió él, colorado.

- ¿En serio? - dijo Harry, contento -. ¡Muy bien!

Neville se quedó en el sitio, asimilando las cosas, cuando Lucy salió corriendo hacia él. Estaba tan contenta que saltó sobre Neville, hasta subirse sobre él y darle un fuerte abrazo.

Lucy pesaba mucho menos de lo que Neville había pensado, pero en ese momento, tan emocionado, sólo pudo abrazarla también.

- ¡Lo has conseguido!

- ¡Sí! ¡No me lo creo!

- ¡Pues créetelo!

Cuando reparó por fin en lo que acababa de hacer, Lucy volvió al suelo de inmediato, con la nariz rosada.

- ¿Sabéis? - dijo, tratando de controlar su rubor -. Esto se merece un buen helado.

- Aquí no hay helado, Lucy - informó Ron.

- Ah, es verdad.

- Bueno, no importa - intervino Harry -. Has mejorado mucho en estas dos semanas, Neville. Te doy la enhorabuena. Y... Bueno, algún día te compraré un helado por esto.

Cuando terminó la práctica de ese día, Hermione informó que ya tenía un método (muy ingenioso) para comunicar la fecha y la hora de la siguiente reunión a los miembros del ED por si había que cambiarlas en el último momento, porque habría resultado sospechoso que los estudiantes de diferentes casas cruzaran el Gran Comedor para hablar entre ellos demasiado a menudo. Entregó a cada uno de los miembros del ED un galeón falso.

- ¿Veis los números que hay alrededor del borde de las monedas? - dijo mostrándoles una para que la examinaran -. En los galeones auténticos no son más que un número de serie que se refiere al duende que acuñó la moneda. En estas monedas falsas, sin embargo, los números cambiarán para indicar la fecha y la hora de la siguiente reunión. Las monedas se calentarán cuando cambie la fecha, de modo que si las lleváis en un bolsillo lo notaréis. Cogeremos una cada uno, y cuando Harry decida la fecha de la siguiente reunión, él modificará los números de su moneda, y los de las demás también cambiarán para imitar los de la de Harry porque les he hecho un encantamiento proteico.

Lucy Weasley y la Orden del Fénix ✔️ [Lucy Weasley III]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora