6. Recuerdos

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Por fin Roxane y Sirius hicieron las paces.

Ya en la casa volvían a escucharse bromas y charlas de todo tipo, por parte de todo el mundo. Eso sí, nadie mencionó el paseo con Sirius hasta el parque de al lado. Eso era secreto.

Llegó julio, y también la hora de que los primos de Lucy se mudaran a Grimmauld Place. De modo que empezaron a limpiar a fondo todos los cuartos posibles.

Lucy barrió, fregó el suelo de la habitación a fondo, y también la parte del armario grande que no usaba. Sólo faltaban las sábanas de la cama polvorienta; las quitó y las bajó al vestíbulo con el resto de sábanas de los demás dormitorios.

Remus dijo que las llevaría a un lugar muggle para que las lavasen allí. Dieron permiso a Lucy y Jonathan para ir y ayudarlo.

—Vamos a una lavandería —explicó Remus—. Hay una aquí cerca, tres calles más arriba.

—Yo nunca he ido a una lavondoría —dijo Lucy con emoción.

La lavondoría era un sitio espacioso, con varios lugares para tender la ropa, y un montón de objetos cuadrados grandes, blancos, llenos de botones a un costado, y con una puerta redonda de tamaño medio.

Remus les dijo que debían meter las sábanas por aquella puerta. Después, pulsó un par de botones, y tras un par de ruidos extraños, a través del cristal vieron cómo la ropa, sumergida en agua, empezaba a dar vueltas. Lucy, Pelos y Jonathan lo miraron fascinados. Mientras, el hombre lobo ni podía pasárselo mejor con las caras boquiabiertas de los chicos.

Es increíble —dijo Pelos.

—Parece una rueda —objetó Jonathan.

—¿Cómo hace eso? —preguntó Lucy con ojos brillantes.

La dependienta los miró con el ceño fruncido, preguntándose cómo era posible que no supieran lo que era una lavadora.

Cuando terminaron, volvieron al cuartel, y colocaron las sábanas limpias. Luego Lucy dio de comer a Buckbeak en compañía de Pepper, quien después la explicó cómo hacer un huevo frito en la cocina. Después de comer, siguieron limpiando.

De modo que Lucy caminó por los pasillos de la casa usando el palo de escoba como si fuera una guitarra mientras tarareaba una melodía de Queen. Ya había barrido casi todo el primer piso, así que abrió la última puerta que quedaba.

Dejó de cantar cuando entró a la estancia. Era lo que parecía el salón, con un sofá largo y polvoriento, y otro igual en frente; había tres viejos sillones, una gran estantería y varias sillas repartidas por la estancia. Había también un gran ventanal con las cortinas echadas.

Lucy se dio cuenta de que la habitación necesitaba una limpieza a fondo, porque las cortinas estaban temblando ligeramente.

«Doxys», pensó. Se dio cuenta de que en la larga pared derecha, había un inmenso tapiz. Se acercó a él y lo observó con atención; era un gran árbol genealógico, con todos los nombres de los miembros de la familia Black. Lucy se fijó en que había algunos nombres chamuscados, que casi no se podían leer. Recorrió el comedor contemplándolo con asombro, hasta que llegó al final.

—Narcissa Black —leyó en un susurro—. Ésa es la madre de Malfoy. Bellatrix Lestrange... Andrómeda Black... —ese nombre estaba quemado, y costaba leerlo—. Ella es la madre de Tonks. No sabía que ella y Malfoy eran primos...

Siguió mirando nombres, y descubrió el de su abuela Cedrella, que también lo habían quemado. Pero no encontraba el de su amigo.

—¿Te gusta el árbol genealógico más antiguo del mundo mágico?

Lucy Weasley y la Orden del Fénix ✔️ [Lucy Weasley III]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora