9. Preguntas

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  —¿Y esa cara de endeble?

Eso fue lo primero que dijo Rob Terrible cuando bajaron a la cocina con Harry, después de saludarlo.

—¡Derecho, chico, ve derecho! —le indicó—. Eso es. A ver, cabeza arriba. Eres el elegido, hombre, más propiedad hay que tener. Mirada al frente. Así me gusta.

Todos se sentaron a la mesa. Al pasar junto a Mundungus, William le arrebató la pipa con una sonrisa burlona, recordándole que no se podía fumar.

Lucy se sentó a la derecha de Harry, quedando entre él y Robustiano; tan sólo ella y Jonathan se sentaban a su lado, porque el resto de chicos le tenían algo de miedo. Sirius estaba frente a ellos.

—¿Por qué la... mujer del cuadro te ha llamado "seductor de bestias"? —preguntó Harry completamente perplejo.

—Harry Potter debe tener cuidado con las cosas que pregunta al señor Black —advirtió Pepper en voz baja, mientras servía a Rob Terrible unos huevos fritos—. A Sirius Black no le gusta hablar de sus padres.

Sirius miró un momento a Lucy, y luego a William, sentado a su vera, que charlaba con Remus animadamente.

—Mi madre me llamaba muchas cosas —dijo, encogiéndose de hombros—. Y ésa era una de ellas. También hay que decir que yo puedo resultar seductor para cualquiera.

—Sí —afirmó Will sonriente, que le había oído—. Sobre todo para chicas voladoras que van en busca de sus hermanas después de haber resultado herida en una misión.

Sirius se mordió el labio y le dio un codazo a su amigo. No quería hablar de ella, y menos delante de los chicos. En verdad Will era un bocazas.

—¿Has pasado un buen verano hasta ahora? —le preguntó a Harry.

—No, ha sido horrible —contestó él.
Sirius sonrió con ironía.

—No sé de qué te quejas, la verdad.

—¿Cómo dices? —saltó su ahijado.

—A mí, personalmente, no me habría importado que me atacaran unos Dementores. Una pelea a muerte para salvar mi alma me habría venido de perlas para romper la monotonía. Dices que lo has pasado mal, pero al menos has podido salir y pasearte por ahí, estirar las piernas, meterte en alguna pelea... Yo llevo un mes entero encerrado aquí dentro, ¿verdad, Lulú?

Ella asintió con la boca llena de pollo.

—¿Cómo es eso? —preguntó Harry.

—El Ministerio de la Magia sigue buscándole —explicó Lucy.

 —Y a estas alturas Voldemort ya debe de saber que soy un animago; Colagusano se lo habrá contado, de modo que mi enorme disfraz no sirve de nada. No puedo hacer gran cosa para ayudar a la Orden del Fénix..., o eso cree Dumbledore.

Sirius no estaba muy contento con el director, ya que no le permitía participar en las misiones.

—Al menos tú sabías qué estaba pasando —dijo Harry.

—Sí, claro —repuso Sirius con sarcasmo, mientras Pepper se sentaba a su otro lado—. Yo sólo tenía que oír los informes de Snape, aguantar sus maliciosas insinuaciones de que él estaba ahí fuera poniendo su vida en peligro mientras yo me quedaba aquí cómodamente sentado y sin pegar golpe... y sus preguntas acerca de cómo iba la limpieza...

—¿Qué limpieza?

—Hemos tenido que convertir esta casa en un sitio habitable —contestó Lucy.

—Hacía diez años que nadie vivía aquí, desde que murió mi querida madre, exceptuando a su viejo elfo doméstico —siguió Sirius.

—Pero Kreacher es mayor, y... su cabeza está en otro lugar —explicó Pepper—. Por suerte, Pepper sí tiene la cabeza en su sitio.

Lucy Weasley y la Orden del Fénix ✔️ [Lucy Weasley III]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora