El grisáceo mes de marzo dejó paso a un borrascoso abril. La profesora Umbridge había seguido asistiendo a todas las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas, de modo que a Harry le había resultado muy difícil transmitir a Hagrid la advertencia de Firenze, pero por fin lo consiguió.
Entre tanto, los TIMOS cada vez estaban más cerca, algo que los profesores y Hermione seguían recordando a los alumnos. Todos los de quinto estaban más o menos estresados, pero Hannah Abbott fue la primera en recibir una pócima calmante de la señora Pomfrey, después de echarse a llorar durante la clase de Herbología y afirmar, entre sollozos, que era demasiado tonta para aprobar los exámenes y que quería marcharse cuanto antes del colegio.Por su parte, Lucy tenía la sensación de que todo se arreglaba gracias a las reuniones del ED. Era siempre de las primeras en llegar y la última en marcharse, y siempre se divertía muchísimo.
Por fin habían empezado a trabajar en los encantamientos Patronus, que todos estaban deseando practicar pese a que, como Harry insistía en recordarles, no era lo mismo lograr que un Patronus apareciera en medio de un aula intensamente iluminada y sin estar bajo ninguna amenaza, que conseguir que apareciera si se tenían que enfrentar a algo similar a un Dementor.
—No seas aguafiestas —dijo Cho alegremente mientras contemplaba su plateado Patronus con forma de cisne, que volaba por la Sala de los Menesteres durante la última reunión antes de las vacaciones de Pascua—. ¡Son tan bonitos!
—Lo que importa no es que sean bonitos —repuso Harry pacientemente—, sino que te protejan. Lo que necesitamos es un boggart o algo parecido; así fue como aprendí yo: tuve que invocar un Patronus mientras el boggart se hacía pasar por un Dementor.
—¡Uy, qué miedo! —comentó Lavender, que disparaba bocanadas de humo por el extremo de su varita—. ¡Y yo sigo... sin... conseguirlo! —añadió con enfado.
—¡Mira, Harry, creo que lo estoy logrando! —gritó Seamus, a quien Dean había llevado por primera vez a una reunión del ED—. ¡Mira...! ¡Oh, ha desaparecido! Pero ¡era una cosa peluda, Harry!
El Patronus de Hermione, una reluciente nutria plateada, retozaba a su alrededor.
—Son bonitos, ¿verdad? —comentó la chica mirando al animal con cariño.
Neville también tenía problemas. Estaba muy concentrado, pero de la punta de su varita sólo salían unas débiles volutas de humo plateado.—Tienes que pensar en algo alegre —le recordó Harry.
—Ya lo intento —dijo Neville, desanimado; se estaba esforzando tanto que el sudor brillaba en cara.
Lucy, cuya leona caminaba acechante por la sala, rugiendo de vez en cuando, hizo un gesto de cabeza, dando a entender a Harry que ella se ocuparía de aquello. Su amigo, con una sonrisa, levantó las manos, dejándola intervenir, mientras él se alejaba hacia otros alumnos.
—¿Qué recuerdo estás usando? —le preguntó la pelirroja a Neville. Él se rascó la parte posterior de la cabeza.
—No estoy seguro de... de cuál usar exactamente.
Ella sonrió y se acercó a él.
—Recuerda un momento en el que fuiste feliz —le dijo—. Pero feliz de verdad. Un momento con el que sientas que todo está bien, tranquilo; un momento que podría durar para siempre —hizo una pequeña pausa—. Y también puedes pensar en alguien. Puede ser cualquiera: tus amigos, tu abuela, tus padres, o incluso todis ellos. Personas que quieres a tu lado, que sabes lucharán por ti y tú lucharás por ellas. Esas personas que son como...
—Chispas —terminó Neville. Ella lo miró con sorpresa; era exactamente lo que iba a decir.
—Sí —sonrió Lucy—. Eso es. Las chispas que encienden el fuego que llevas dentro. Piensa en ellas.
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Lucy Weasley y la Orden del Fénix ✔️ [Lucy Weasley III]
FanficTERCER LIBRO DE LA SAGA LUCY WEASLEY Lord Voldemort ha vuelto, y Albus Dumbledore ha reunido la Orden del Fénix para luchar contra él a espaldas del Ministerio de Magia, pues éste se niega a creer el regreso del Señor Tenebroso. Mientras, llega a...