Aventura

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JOAQUÍN
Me levanté antes que Emilio, mi despertador biológico me indicó que ya había dormido lo suficiente, pero como toda la vida, Marcos necesitaba dormir un poco más. No me inmuté en despertarlo, solo le dediqué una pequeña sonrisa al ver la tranquilidad que inundaba su rostro.
Dirigí mi camino hacia la ducha que se encontraba a un costado de nuestra cabaña. Por el cansancio no me limpié ayer y me sentía sucio. Tomé mi siguiente conjunto, constaba de un crop top de red roja, short de mezclilla clara; ahora si tenía todo en orden, lo dejé en una silla que se encontraba en el cuarto junto con mi ropa interior, ya era hora de sumergirme en un concierto privado, como siempre.
-The sun is setting and you're right here by my side-Entonaba "Moonligth" de Ariana Grande con gran inspiración y muchas notas altas.
EMILIO
Desperté cuando el sol comenzaba a salir, todo esto fue debido a la ausencia de un pequeño cuerpo a mi lado. Me levanté un poco alterado hasta que sus notas elevadas indicaron que su canto provenía de las duchas, no quise molestarlo, parecía disfrutar mucho su baño y yo disfrutaba oírlo cantar.
Unos minutos después entró a la pequeña cabaña con una toalla amarrada a su cintura, me miró sorprendido por haberme encontrado despierto, dirigí mi curiosidad hacia aquello que llevaba en sus manos, eran sus calzoncillos y un conjunto de ropa. Inmediatamente comenzaron a surgir en mi cabeza formas de molestarlo, mi cuerpo actúa solo y me levanté de un rápido arrebatándole su ropa, él solo brincaba para poder alcanzar sus pertenencias que yo sostenía con el brazo extendido hacia arriba. Se paró de puntitas soltando pequeñas carcajadas, al igual que yo y en uno de esos pequeños brincos, su toalla le hizo una mala jugada cayendo al suelo.
Ambos dirigimos una mirada rápida hacia abajo para después mirarnos a los ojos, su cara parecía explotar de lo roja que se encontraba, me imaginé que la mía se veía igual.
-¡Eres un idiota!-Soltó un pequeño puño en mi pecho con rabia y se dio media vuelta quitándome las cosas que yo ya había bajado.
No emití palabra alguna, no sabía como actuar después de eso, no por haberlo visto desnudo, más bien me preocupaba más su comodidad y lo mal que había hecho que se sintiera. Bravo Emilio Osorio, eres grande.
No tardó mucho en volver ya vestido, necesitaba pedirle disculpas pero no sabía como empezar.
-Joaco...-Solté con temor al rechazo.
-No te preocupes Emilio, estábamos jugando y los accidentes pasan-No me dirigió la mirada, evitaba tener contacto visual dándome la espalda, mientras parecía arreglar su ropa dentro de la maleta que llevaba consigo.
-Ey-Lo giré con brusquedad para después tomarlo de los hombros-Discúlpame, lo que menos quiero es hacerte sentir mal, no pensé que las cosas saldrían de este modo-Besé su frente y di media vuelta para meterme a bañar también, yo comprendía si no quería hablar conmigo.
-Ya te dije que está bien... Es solo que nadie me había visto, ya sabes... Sin, sin ropa-Me abrazó por la espalda pegando su cara en mi columna, con esa acción me dio un poco más de vida-Me da pena que me vean así, pero sé que no me juzgarías jamás, así no te parezca atractivo mi cuerpo.
-¿Bromeas? Te he dicho antes que eres arte y no tienes nada de que avergonzarte, eres precioso así, a lo natural-Seguí mi camino haciendo que me soltara de forma lenta y aunque no lo podía ver sabía que sonreía. Me duché lo más rápido que pude, necesitaba aprovechar el día. Nuestro vuelo salía mañana a las 2:00 a.m.
Salí vistiendo una camiseta rosa sin mangas y un short negro, una combinación que impresionó a Joaquín, también a mí por el estilo oculto que se encontraba en este cuerpo.
Le prometí a Eli que cuidaría de su pequeño, así que antes de iniciar la aventura de la cual Joaquín no tenía ni idea, lo primero era desayunar algo ligero, como wafles con un poco de malteada de chocolate para ambos, nuestro desayuno se basó en risas y anécdotas por parte de ambos, incluso me contó una en la que su hermana Renata hizo que se partiera la cabeza, la verdad me reí mucho, aunque él no tanto.
Al salir de nuestro lugar de hospedaje decidí que era buena idea vendarle los ojos a Bondoni con el paliacate rojo que llevaba puesto en la cabeza, al principio no parecía hacerle mucha gracia, pero después de unos minutos de viaje en taxi se quedó dormido recargado en mi, incluso su brazo que se encontraba pasando por mis hombros comenzó a caer debido al sueño en el que se encontraba Joaquín, lo acomodé bien para que estuviera cómodo.
-Bonito, ey, psss, ya llegamos-Le susurré lo suficiente alto para que pudiera reaccionar.
-Pensé que la tortura no acabaría nunca-Comenzó a deslizar el paliacate por su frente, pero lo detuve.
-Sí, se nota que sufriste mucho-Mencioné sarcástico-Pero no tan rápido joven Bondoni, ven aquí-Lo tomé de la mano dándole un ligero jalón para que saliera del auto.
JOAQUÍN
Después de que el taxi nos dejara en algún lugar que yo desconocía pude sentir el aire rozar cada parte de mi, después nos dirigimos a ponernos una especie de equipo de seguridad. Emilio se alejó para recibir indicaciones, me imaginaba un poco de lo que tramaba, pero nada certero, que fortuna no poder ver lo que está pasando, porque me conozco y apuesto que no sería capaz de hacerlo.
Subimos a algún transporte y cuando pude sentir que nos despegábamos del suelo Emilio soltó mi mano a la cual se había sujetado con fuerza gran parte del transcurso anterior.
-Puedes quitarte la venda-Le tomé la palabra y deslicé el paliacate hasta volverlo a poner en el lugar que tenía antes-¿Y bien?-Por un momento me había olvidado de mi alrededor.
-Wow...-Fue lo único que pude decir al mirar lo que tenía frente a mis ojos, una avioneta a gran altura, la vista era preciosa; el cielo azul y las blancas nubes formaban un espectáculo increíble, agregando que tenía a la mejor compañía conmigo.
-¿Listo para saltar?-Yo solo asentí ignorando el significado de sus palabras, para después soltar un "¡¿Que?!" Y hacer que Emilio se sobresaltara.
-Sorpresa-Sonrío nervioso ante mi reacción, acto seguido unos hombres se colocaron detrás nuestro para atarnos a ellos con los arneses que nos habían colocado cuando yo aún seguía vendado.
Emilio me tomo fuerte de la mano mientras nos parábamos en la orilla de la avioneta, su tacto me daba seguiridad y de esta forma sentía que podría atravesar el universo entero solo si sostenía su mano. La cuenta atrás por parte de los hombres comenzó y saltaron.
Solo pude sentir como la mano de Emilio se alejaba de mi debido a la fuerza, mis gritos y los suyos se funcionaron haciendo un gran estruendo, segundos después lo tuve lo suficiente cerca para aferrarme a él nuevamente.
-¡No me sueltes!-Gritó un poco para que yo lo pudiera escuchar.
-Ni en un millón de años-Le devolví haciendo que sonriera y sacara de su interior una especie de "Wujuuuuu", lo cual me dio bastante risa para luego gritar yo también.
Luego de unos minutos nuestros pies tocaron tierra firme y Emilio no dudó ni un segundo en correr a abrazarme.
-Enano, eres lo máximo-Me cargó como si de un niño se tratara haciéndome girar.
-¡Estás loco!-Grité entre risas causadas por la sensación de estar girando.

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