Amenaza

1.4K 104 1
                                    

EMILIO
Después de acariciar el cabello de Joaquín un rato, el sueño comenzó a abrumarme. Entonces decidí que sería mejor idea dejarlo descansar e irme a mi casa. Intenté levantarme lo más silencioso que pude, al alejarme noté las mejillas rosadas de Joaquín y aquellas pestañas largas que me hacían cosquillas siempre que se acercaba a mi rostro.
Al girarme Eleaine junto con Nikolas ya se encontraban frente a mi.
-¿A dónde vas, Emilio?-Caballero habló en voz baja para no despertar a Joaquín.
-Tengo que ir a mi casa, será mejor que deje a Joaco con ustedes.-Recogí mi sudadera que se encontraba en el suelo, ya que no necesitaba más calor que el que Bondoni me daba.
-Planeábamos salir antes de encontrarnos contigo, pensamos que como Joaquín estaba dormido y tú lo estabas cuidando, entonces podríamos ir.-Replicó Nikolas.
Lamentaba haber estropeado sus planes con todo lo que había pasado, pero aún así no creía que Joaquín quisiera tenerme mucho tiempo consigo.
-No creo que...-Algo dentro de mi me indicaba que Joaquín necesitaba espacio, entonces yo se lo daría.
-Emilio... No te vayas.-Joaquín se enderezó un poco tallando sus ojos como si fuese un niño pequeño.
-Ya lo oíste, mi amigo mugroso.-Nikolas dio una última palmada en mi hombro y dio media vuelta llevando a su chica consigo.-
-La casa es toda suya.-Eleaine me guiñó un ojo y despidiéndose con la mano, abandonó el lugar.
Una vez que nos quedamos solos, Joaquín me indicó que recostara junto a él.
-Tengo frío.-Su piel podía sentirse caliente, sus mejillas más rojas de lo normal y temblaba un poco.
-Necesitas descansar.-Volví a tomarlo entre mis brazos y él se acomodó bien, siempre era así, mi cuerpo se acoplaba tan bien al suyo.
-Solo necesito que te quedes conmigo.-Escondió su rostro en mi cuello y su respiración logró hacerme cosquillas.
Nos mantuvimos así un buen rato, pero yo no lograba dormir, había sido un día de locos y aún existían cosas que no estaban resueltas.
Tomé mi teléfono que se encontraba en la mesita de noche, al encenderlo logré ver que mi padre y María habían estado llamándome toda la noche, pero no estaba de buen humor para responder, así que solo me digné a mandarle mensaje a mi madre.

 Tomé mi teléfono que se encontraba en la mesita de noche, al encenderlo logré ver que mi padre y María habían estado llamándome toda la noche, pero no estaba de buen humor para responder, así que solo me digné a mandarle mensaje a mi madre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yo sabía que estaba mal evitar los problemas, el dolor y estaba aún peor hacer más larga la espera de que la bomba por fin explote, pero cada vez que estoy cerca de terminar todo, algo me lo impide y a este paso seguro nunca lo haré.
JOAQUÍN
El sonido de un teléfono me hizo despertar, no era muy temprano, examiné mi alrededor y pude encontrarme con Emilio aún dormido de espaldas a mi, entonces me acerqué para tomar su teléfono y vi que su padre era el número insistente.
-Emilio...-Moví un poco su hombro para que despertara.
-Buenos días.-Me miró con los ojos entre cerrados y luego sonrió.-Pero que precioso te ves.-Coloqué un dedo en sus labios sofá que dejara de hablar.
-Tienes 20 llamadas perdidas de tu padre.-Le mostré la pantalla del móvil y se sobresaltó por completo.
-No puede ser.-Me quitó el teléfono rápidamente y se dirigió al baño, yo lo miraba confundido pero no me miró de vuelta.
Espere unos segundos para que terminara su plática y cuando por fin salió tenía cara de pocos amigos.
-¿Qué fue lo que te dijo?-Parecía un zombie, no me miraba, es más, no miraba a nadie, era como si estuviera en un viaje astral o algo así.
-¿Qué? Nada importante, dice que quiere hablar conmigo, es todo.-Dejó un beso en mi frente para después tomar sus cosas con rapidez y salió de la habitación, yo lo seguí porque aún tenía su sudadera puesta, tenía que saber que fue lo que hizo que irse así, importándome poco si salía descalzo a la calle.
EMILIO
Al salir mi padre se encontraba parado frente a mi auto, su mirada me fulminó atravesando todo mi ser, pude sentir escalofríos descendiendo por mi espalda.
-¿Qué haces aquí, papá?-Mi voz tembló un segundo, el me daba miedo más que respeto y no era capaz de defenderme como quisiera.
-¿Creíste que no me iba a enterar que estabas aquí?-Se cruzó de brazos sin que su expresión se ablandara.
-Buenos días, señor Osorio.-La voz de Joaquín salió desde mis espaldas y fue entonces cuando supe que todo estaba por empeorar.
-Vaya... Buenos días, Joaquín.-Le dirigió una mirada rápida al chico detrás de mí y luego me clavó otro cuchillo con la vista.-Abre el auto y súbete.
Crucé la calle sin decir más, antes de meterme al carro miré a Joaquín, él se encontraba totalmente confundido y lamentaba mucho que mi padre lo tratara así, solo pude articular un "Te quiero" entre labios y acepté lo que se avecinaba.
-Emilio, ¿Estás con Joaquín?-Me lo soltó así, sin más y yo solo dirigía mi mirada al frente mientras conducía.-Te estoy hablando, ¿Eres gay?
Sus palabras no se detenían y comenzaba a abrumarme, no tenía espacio para mis nervios, sus preguntas inoportunas y mi concentración al manejar.
-¿Por qué tenía tu sudadera? ¿Y por qué corriste ayer a María?-Lo que me faltaba, esa chica haría todo porque yo permaneciera a su lado, sabía cómo hacerlo, estaba perdido.-¿Te estás acostando con Joaquín? ¡Responde, carajo!
-¡Papá, ¿Quieres callarte?!-Exploté, no encuentro explicación para todo lo que acababa de suceder, simplemente exploté.-¡No puedo manejar si estas hablándome como loco!
-¡A mi no me hables así, Emilio!-Tiró un poco de mi camisa, pero ni aún así logró que yo lo mirara.
-¿Sabes qué? Me largo.-Azoté las manos sobre el volante y salí del auto dejando las llaves pegadas.
-¡Emilio, ¿A dónde vas? Regresa!-Me gritó desde dentro del coche.-¡Si no vuelves acá despediré a Joaquín!
-No puedes hacer eso.-Me detuve en seco al escuchar sus amenazas.-Tú no puedes hacerlo.
-Claro que puedo, ¿Crees que el proyecto no puede seguir sin él? Contrataré otro actor y aunque pierda televidentes no me importará.-Lo miré furioso, por primera vez sé había metido con alguien que estaría dispuesto a defender como diera lugar.-Sabes de lo que soy capaz.
-Bien.-Volví a adentrarme en el auto, retomé el camino que llevaba, nos dirigía a cada de mi madre, sabía que sería mejor y más seguro para mi que me reprendiera en casa de mi única mejor amiga.-Pero tendrás que callarte todo el camino, no quiero más de esto.
En cuanto me estacioné fuera de nuestro destino, pude sentir mis piernas temblar como gelatina y mi cuerpo sudar.
-Mi amor, me tenías tan preocupada, ¿Como está todo?-Mi madre apareció instantáneamente al escuchar el sonido de la puerta.-¿Y el que hace aquí?-Miró a mi padre levantando un poco la barbilla y manteniéndome entre sus brazos.
-Tengo que hablar con Emilio.-Mi padre siempre había tenido cuidado con la manera en que se dirigía a Niurka, sabía que esa mujer enloquecía si algún detalle no era de su agrado.
-Bueno, hablemos entonces.-Tomó mi mano arrastrándome a la sala detrás de ella, no estaba solo, nunca lo estaría pero estaba consciente de que se avecinaba algo fuerte...

BetterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora