EMILIO
Después de un rato ya no me bastaba con solo besar su cuello, pronto tuve la necesidad de recorrer su torso, pero su playera me lo impedía. Lo senté mientras yo me encargaba de deshacerme de todo aquello que me detuviera al poder disfrutar a Joaquín, él hizo lo mismo con mi camiseta.
-E...Emilio-Soltó un jadeo cerca de mi oído, lo cual hizo que me volviera aun más loco.
Volví a recostarlo, me paseé por todo su abdomen apretando, mordiendo y besando cada parte de aquella piel blanca adornada con lunares.
-¿Puedo?-Preguntó llamando mi atención y dirigirla a su rostro completamente carmín y pupilas dilatadas. Sus intenciones eran meter las manos a mi pantalón.
-Puedes hacerme lo que quieras-Solté un poco jadeante debido al calor que emitíamos, estaba sintiendo cosas que nunca nadie me hizo sentir, ninguna de las chicas con las que había estado antes era capaz de formar en mí todo este mundo de sensaciones.
Entonces lo hizo, sus manos cálidas tocaron mi trasero apretando un poco mientras se mordía el labio inferior, podía jurar que veía estrellas, mejor aún, éramos un eclipse.
-¡Emilio! ¡Joaquín! Vengan rápido-La voz de su hermana interrumpió nuestro encuentro.
Nos miramos un poco fastidiados debido a la interrupción.
-¿Que quieres, Renata?-Respondió Joaquín con un tono molesto.
-¡Joaquín, ábreme!-Su hermana parecía estar asustada, algo que sin duda hizo que Joaquín se parara de la cama rápidamente colocándose la camiseta.
-¿Que pasa?-La pequeña Bondoni no hizo más que rodear a su hermano por la cintura, aferrándose a él como nunca antes.
-El...-Renata no dejaba de llorar, ninguno de los dos sabíamos el porqué, pero sin duda compartíamos la misma preocupación.
-¡¿Que pasó Renata?! Háblame-Joaquín comenzaba a desesperarse, pero así no se lograría nada.
Me acerqué para tomar lugar a un costado del mayor de los hermanos, jalando a la pequeña frente a mi.
-Dime, Ren, ¿Que ocurre?-Tomé su rostro entre mis manos, pude percatarme que estaba fría como un muerto.
-Emilio... El regresó-Se abalanzó sobre mi como lo había hecho con su hermano anteriormente-Regresó para hacerle daño a Joaquín.
-No de nuevo...-Joaquín se dirigió a la puerta, saliendo de la habitación con una expresión de seriedad en su rostro, nunca lo había visto así.
-No entiendo Ren, explícame-Decidí quedarme a escuchar la explicación de Renata, no podía ayudar a Joaquín si no sabía de que estaban hablando.
-Mi papá regresó y está dispuesto a llevarse a Joaquín con el-Sus palabras me dejaron atónito, el solo hecho de saber que podía perder por completo a aquel chico de ojos deslumbrantes, me hizo salir disparado hacia las escaleras.-No vayas-Lo tomé del brazo para intentar que no hiciera una locura.
-Emilio, es hora de enfrentar el pasado-Se soltó de mi agarre, parecía estar decidido y yo estaría ahí con el, así que bajé las escaleras pero no por completo, llegué a un punto en el que desde abajo no lograba verme, si alguien tocaba a Joaquín yo estaría ahí.
JOAQUÍN
Al bajar y darme cuenta de quien era la persona que tenía al frente mío, una ola de nervios me arrolló. Aquel hombre se encontraba de espaldas a mí, no quería hablarle, solo esperaba que notara mi presencia.
-Siempre has sido malo para ocultarte-Habló aún sin voltear, su voz ronca me remontó a aquellos años en los que no había día que no le pegara por alguna razón, su alcoholismo lo hacía aún más violento que siempre.
-Sal maldito marica-gritó en cuanto puso un pie dentro de la casa.-No me hagas buscarte porque te irá peor.
Yo me encontraba en la planta de arriba, bajo mi cama con la intención de ocultarme hasta que llegara la hora de su viaje, no había nadie en casa, mi madre y mi hermana habían salido de compras.
-Shhh, tranquilo pequeño-Le hablé a mi pequeño oso de peluche que se encontraba escondido conmigo-Yo te cuidaré.
-¡Ni para esconderte eres bueno, marica!-Jaló mis pies haciéndome salir de mi escondite.
-¡Déjame en paz!-Mis lágrimas comenzaban a salir, me encontraba hecho un mar de lágrimas y eso parecía no importarle.
-¡Gritas como una niña!-El primer golpe se hizo presente impactando mi nuca.
-¿Por qué me tratas así, papá?-Mi inocencia era muy grande, casi tan grande como lo era el cariño que yo le tenía a ese hombre, pero eso se acabaría pronto.
-¿Papá? Yo no puedo ser el padre de un mounstro como tú-Soltó una risotada y dejó ir el segundo golpe, que más bien era una bofetada.
Mi orientación sexual comenzó a desarrollarse antes de lo que me hubiera gustado, con tan solo 8 años ya era consciente de mi gusto hacia los chicos, para mi fue algo normal, pero para Uberto Bondoni no era más que una abominación.
-¿Entonces no me quieres?-Lo miré mientras disfrutaba el hacerme sufrir, pero en ese momento yo no era capaz de distinguirlo.
-¿Quien podría querer a un estorbo como tú?-Su disfrute fue más cuando mi silencio abundó en la habitación.-Exacto, nadie.-De pronto ya no fue un golpe ni tampoco dos, ya eran puños que impactaban todo mi cuerpo, uno tras otro aquellos golpes se volvían más fuertes.
-¡Basta, por favor! ¡No sigas!-Mis palabras salían a medias, la sangre que surgía de mi interior comenzaba a ahogarme en un intento por no caer al suelo, pero al final me desplomé.
-¡Eres un maricón, solo me das vergüenza!-Una vez que estuve en el suelo, no se conformo con solo golpes, ahora eran patadas las que hacían que mi cuerpo se moviera en el suelo.
-¡Quiero a mi mamá!-Esa fue una expresión que a duras penas pude pronunciar, a pesar de ser palabras normales en un niño asustado, Uberto lo tomó como una total humillación.
-¡Ya vas a empezar a llorar! ¡Eres tan débil!-La última patada se hizo presente para luego dejarme en el suelo, yo comenzaba a perder el conocimiento.
Aún inconsciente fui capaz de escuchar los gritos de mi mamá y el llanto de mi hermana, hasta pude sentir como movían mi cuerpo. Pero al despertar ya me encontraba en el hospital.
El recuerdo en mi mente se desvanecía devolviéndole a mi realidad, a mi presente. Estaba frente aquel demonio después de casi 7 años.
ESTÁS LEYENDO
Better
FanfictionAndrés Vázquez es novio de Joaquín Bondoni, pero al pasar a la preparatoria con la llegada de Emilio Marcos a sus vidas las cosas cambian, las máscaras comienzan a caer y las verdaderas caras salen a la luz.