María

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JOAQUÍN
-¡Renata! ¿Que clase de preguntas son esas?-La molestia invadió mi cuerpo y me levanté de golpe.
-No te enojes hermanito, solamente lo pregunto porque te conozco, sé que lo miras distinto, hasta las fans se están dando cuenta de eso-Me mostró la pantalla de su teléfono y yo sé lo arrebaté.
Comencé a ver los videos y fotos con frases bonitas que hacían cuando en alguna entrevista Emilio y yo cruzábamos miradas o mirábamos al otro cuando estaba distraído, pues si pareciera que lo veo con ojos de amor, pero...¡No Joaquín! Concéntrate, Mailo jamás se fijaría en ti.
-El fandom nos quiere ver juntos, pero eso no pasaría ni en un millón de años-Me giré a mi closet aventando el teléfono de mi hermana sobre la cama.
-¿Por qué no? Nada está asegurado en esta vida-La miré con mala cara y ella me guiñó el ojo.
-Porque Emilio es hetero y tiene novia-Le devolví el guiño para después seguir buscando mi ropa.
-Yo solo digo que él también te ve de manera especial, ¡Emiliaco es real!-Al terminar la frase salió corriendo de mi habitación para evitar que la pudiera alcanzar.
¿Emiliaco? Nunca lo había escuchado.
Se me estaba haciendo tarde y Andrés pronto llegaría por mi para irnos al aeropuerto. Así que me puse un pants, playera holgada, chamarra negra, una gorra. Tomé mis maletas para bajarlas y que estuvieran listas de una vez.
-¿Ya te vas hijo?-Mi madre salió de la cocina tan pronto me escuchó bajar.
-No, pero Andrés viene pronto y prefiero estar listo-Me acerqué a ella para depositar un beso en su frente.
-Te cuidas mucho mi amor, ya sabes que ese chico no me termina de convencer-Me miro preocupada, pero no tenia porque estarlo.
-No digas eso mamá, Andrés es un buen niño, solo que a veces no se controla y pues...-Mi madre me interrumpió.
-Precisamente eso me preocupa Joaquín, que un día no se pueda contener y te haga daño-Me abrazó por la cintura y yo correspondí.
Nuestra demostración de amor madre e hijo se vio interrumpida con el timbre de la puerta; Andrés había llegado. Me despedí de mi madre y luego de mi pequeña hermana casi gemela.
-Cuida bien a mamá, Ren-La abracé.
-Lo haré. Piensa un poco en lo que te dije, Joaquín-Susurró cerca de mi oído.
No respondí, salí hacia la calle donde se encontraba estacionado el carro de mi novio y me acerqué.
-Mi amor-Me lancé a sus brazos.
-¿Listo para nuestras vacaciones, mi vida?-Me dio un corto beso y metió mis maletas a la cajuela.
-Listo, amor-Me introduje en el carro y el hizo lo mismo.
Durante el camino escuchamos música y de pronto apareció una canción de Emilio en la radio, yo me emocioné porque sabía los sueños de mi amigo rizado y este era uno de ellos. Sin embargo, mi novio apagó el estéreo en cuanto lo escuchó cantar.
-Ey, ¿Por qué la quitas?-Dije cuando me encontraba listo para entonar la letra de la canción.
-Lo toleró porque es tu compañero de trabajo y de clase, pero no será algo que se interponga en nuestras vacaciones-Volvió a encender el estéreo vinculando su teléfono con este.
Al llegar al aeropuerto todo transcurrió normal, pasamos por revisión y al último esperar que el avión estuviera listo para salir.
EMILIO
El sonido de mi celular me despertó de golpe y contesté sin ver el número que me había llamado.
-¿Bueno?-Hablé con voz ronca.
-Ya estoy aquí, amor-Puta madre, María había llegado a Mexico y yo no estaba consciente de eso.
-Aguántame ahí, ya voy. ¿Puedes comprar los boletos?-No había hecho maletas pero sí había reservado los boletos.
-¿No los has comprado aún?-María enfureció un poco.
-Amor no, o sea sí, bueno no-Intenté explicarle mientras me colocaba un pantalón, pero no servía para hacer dos cosas a la vez.
-Explícate Emilio, ¿Los compraste o no?-Mi torpeza hacía que Maria se pusiera de mal humor.
-Solo los reservé, pero en un momento te mando la captura para que la enseñes y te los puedan dar.-
-Esta bien, te veo pronto-
Saqué mi maleta amarilla del closet y me dediqué a aventar ropa que viera fresca, un suéter por si acaso, chanclas, cepillo de dientes, pasta, calzones, cargador, trajes de baño, camisas, shorts; creo que todo está listo.
Salí en mi carro con gran prisa. En cuanto llegué al aeropuerto pude ver a mi novia en la entrada, la cual se lanzó a mis brazos en cuanto me vio.
-Te extrañé tanto, mi amor-Me dio un largo beso y yo no me negué.
-Yo también te extrañé, ¿Que pasó con los boletos?-Miré sus manos en busca de ellos.
-Aquí están amor, me dijeron que el vuelo sale a las 7:00. Así que podemos ir a la cafetería por algo para comer-Me jaló de la mano para guiarme.
Atravesamos un par de salas de abordaje, cuando a lo lejos pude ver a Joaquín recargando su cabeza en el hombro de Andrés, a decir verdad, esa acción me molestó un poco. Joaco siempre hacía eso conmigo, pero el ver que lo hiciera con su novio me revolvió el estómago. Decidí ignorar la sensación de asco y molestía que ahogaba mi cuerpo, tal vez podría pasarla bien con María un rato.
Pasaron las horas que correspondían cuando nuestro vuelo fue anunciado, nos levantamos de la mesita en la que nos encontrábamos y fuimos directo al avión ya que nuestras cosas ya estaban en orden desde un tiempo antes.
Subimos al avión, María se recargo en mi hombro para después quedarse dormida y una sensación de extrañes se hizo presente en mi sistema, me imaginaba a Joaquín en su lugar y una sonrisa tonta salió de mi boca. Después de unos minutos, me sumergí en la música que iba escuchando y me quedé dormido.
De pronto aparecí en una casa gigante con alberca y una gran vista de las estrellas, no sabía lo que hacía allí en traje de baño, pero no me dediqué a pensar en eso, tomé asiento en la orilla de la alberca metiendo los pies en el agua, una voz salió de la casa y miré.
-No me esperaste amor-Habló Joaquín tomando lugar a mi lado.
No estoy entendiendo nada, ¿Amor?
-¿Perdón?-Intenté parecer natural.
-Ven acá-Joaquín apretó mis cachetes formando una especie de piquito y me dio un beso, un beso largo, el mejor de mi puta vida
-Woow-Fue lo único que pudo salir de boca.
La imagen se fue desvaneciendo, cuando abrí los ojos me encontraba en el avión, sentado a un lado de María quien estaba concentrada en su teléfono; todo había sido un sueño, un pendejo sueño.

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