JOAQUÍN
De camino a la escuela no pude más que atormentarme al imaginarme todos los problemas que se me venían encima, prácticamente me encontraba solo, no tenía amigos cercanos en casa y mucho menos dentro de la escuela, así que me tocaría sobrellevar todo de una manera totalmente singular.
Intenté concentrarme en el viento matutino que soplaba mi cara, mientras el conductor miraba hacia el frente.
-Vaya, hoy no hay tráfico.-Rompió el silencio, porque los dos sabíamos que dolía.
-Es extraño... De hecho, hoy es un día extraño.-Volví a dirigir la mirada a mi ventana, Emilio estaba por entrar al fraccionamiento de la escuela y eso me dio una sensación de alivio.
En cuanto frenó el auto, descendí velozmente.
-¿Estás bien, Joaquín?-Me gritó mientras me alejaba, pero me di cuenta de que me había llamado "Joaquín " y me frené en seco.
-Estoy bien, Marcos. Solo necesito ir al baño.-Me dolió, era algo justo, me lo estaba buscando, solo... Me dolió.
-¿Quieres que te acompañe?-Se acercó a mi cerrando la puerta del vehículo mientras se colocaba una chamarra.
-No, estoy bien, gracias.-Volví a darle la espalda, de nuevo emprendí una caminata que después de unos pasos, se convirtió en un trote y luego en una carrera. Me dejé llevar totalmente por el viento que recorría el campo de fútbol y crucé rápidamente hasta entrar al edificio.
Me encerré en el baño mientras dejaba que mis lagrimas saladas rodaran sobre mis mejillas, así pasé los 15 minutos que faltaban para que comenzaran las clases.
Cuando escuché el timbre de la escuela, supe que algo se había roto, sin duda alguna, nada volvería a ser lo mismo.
Abrí la puerta y me recargué con ambas manos sobre el lavabo, mientras miraba mi reflejo en el espejo, me sentía asqueroso, estaba cayendo en el juego de las que personas que no me querían cerca de Emilio, pero sabía que solo así lo mantendría a salvo, pronto sería momento de mi retorno...
Entré al aula y por alguna razón creí que Emilio se sentaría donde siempre lo hacíamos, sin embargo, había tomado lugar en una de las bancas de enfrente. No tuve más opción que resignarme y tomar asiento. De pronto, sentí una mano sobre mi hombro y al girar mi vista me encontré con Bernardo Marmolejo, con su chamarra de piel, completamente vestido de negro, un paliacate en la frente y una maravillosa cara de modelo de revista, con ojos claros y piel blanca, este chico es el típico bad boy de la escuela, ese al que no deberías mirar si quieres seguir con vida, pero eso no era todo, si no que también era mejor amigo de Andrés, lo cual me resultaba aun más amenazante.
-Quítate.-Soltó en seco, pero en lugar de intimidarme hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo, me estaba provocando, estaba logrando despertar algo en mi.
-Déjalo, Marmolejo.-Gritó Emilio sin mirarnos de vuelta.
-Ay por Dios, ¿Tú eres el novio de este espécimen extraño?-Soltó una carcajada al mismo tiempo que tiraba de mi crop top para levantarme.
-Ya te dije que lo sueltes.-Marcos seguía hablando mientras nos daba la espalda y yo me estaba convirtiendo en una bomba de tiempo que explotaría pronto.
-¿Ya lo escuchaste?-Bernardo me preguntó golpeando mi hombro, no hice otra cosa más que apretar los puños.-Dice tu novio que te suelte, para que puedas correr a esconderte bajo sus faldas.
-¡Suéltalo ya, carajo!-Emilio se giró tan rápido que casi instantáneamente ya sostenía con fuerza la camisa de Bernardo.
Este me soltó enseguida y yo solo pude colocarme junto a Emilio, sin decir nada, dejando que el fuego comenzara a consumirme por dentro.
-¿Qué haces, hermano? Cálmate.-Diego Valdés se apresuró a jalar a Emilio por detrás.
-¡No me toques!-Empujó con fuerza al asiático, sin duda fue algo que me desconectó de la realidad. Sobre todo por la cara pálida de Diego.
-¡Ya basta!-Me interpuse entre ambos chicos, Bernardo y Emilio.-¡Estoy cansado de este tipo de shows!
-Solo intentaba defenderte, me necesitas.-Mi cerebro terminó de funcionar al escuchar las palabras de Emilio.
-¡¿De verdad eso crees?! ¡Pues no, no necesito que me defiendas, que me cuides, porque puedo hacerlo yo solo! ¡No pensé que me creyeras tan inútil!-Entonces exploté, las lágrimas de coraje amenazaban con salir.
-No... Joaquín... Yo... No quise decirlo de esa manera.-Emilio tomó mis muñecas intentando que no me fuera, pero era demasiado tarde Marcos, yo ya no estaba contigo.
-Vaya, ¿Pelea de maricas?-Escuché la voz de Bernado detrás de mi, su peor error fue hablar junto en este momento.
-¡Cierra la boca!-No supe en qué momento mi puño terminó por estrellarse en el rostro de Marmolejo.-¡Estoy harto de ti, de Emilio, de todo el mundo!
En ese momento nuestro profesor de literatura entró a aula.
-¿Todo está bien, muchachos?-Ninguno de los cuatro puedo voltear a mirar al docente.
-Mucho gusto, profesor, mi nombre es Diego Valdés Vadillo.-El chico se apresuró a pararse frente al adulto y le extendió la mano.-Mis compañeros se encontraban conversando y solo se alteraron un poco por el calor del momento.
-Marcos, ¿Eso es verdad?-Se dirigió específicamente al único chico que se mantenía dándole la espalda al profesor.-¿Estás bien?
EMILIO
No sabía que hacer, me paralicé por completo, estaba a punto de abrazar a mi maestro de literatura diciéndole que me sacara de aquí, como un niño de primaria, pero reprimí mis deseos y di media vuelta.
-Todo está bien, profesor.-Comenzaba a sentir como mis uñas cortas se encajaban en mi piel.
-Bueno, tomen asiento porque hoy comenzaremos a armar los equipos para el proyecto de final de semestre.-Todos los presentes obedecieron sin decir más.
-Comenzaremos por los chicos de la plática acalorada. Como veo que se llevan muy bien, el equipo estará conformado de la siguiente manera: Diego Valdés, Emilio Osorio, Joaquín Bondoni y Bernardo Marmolejo.
-¡¿Qué?!-Gritamos los 4 chicos al unísono.
-Yo creía que se llevaban bien, pero si no les parece, puedo ir colocando su calificación reprobatoria.
Sin duda esto sería un verdadero desastre...
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Discúlpenme por no haber actualizado, pero les dejo esto y unos cuantos capítulos más para que no se aburran tanto en su cuarentena. Cuídense, los quiero.❤️
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Better
FanfictionAndrés Vázquez es novio de Joaquín Bondoni, pero al pasar a la preparatoria con la llegada de Emilio Marcos a sus vidas las cosas cambian, las máscaras comienzan a caer y las verdaderas caras salen a la luz.