Nublado

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JOAQUÍN
Una vez que la imágenes se esfumaron de mi mente, pude notar que aquel hombre ya se encontraba mirándome.
-¿Que quieres?-Me mantuve firme, por más nervios que tuviera no le iba a mostrar debilidad ni mucho menos miedo.
-Veo que no has cambiado nada-Sonrío ladinamente.
-No has respondido mi pregunta-Di un paso al frente, intentaba ser duro-¿Qué es lo que quieres?
-Vine para llevarte conmigo, las cosas no pueden seguir así. Tienes que aprender a ser un hombre de verdad.-Intentó intimidarme al acercarse a mi, pero no fue así, no me moví ni un centímetro.
-¿No entiendes que hace mucho perdiste el derecho sobre mi? La verdad es tu definición de "hombría" me da lastima-Al parecer mis palabras eran como cuchillos que lograban clavarse sobre él, desatando su furia.
-¡Mocoso insolente! ¡Deberías tenerme respeto!-Jaló mi camiseta acercándome aún más a él.
-¡Hace mucho tiempo que también perdiste mi respeto!-El miedo ya no era una sensación presente en mí, estoy dispuesto a enfrentar todo aquello que dejé pendiente antes, cuando tan sólo era un niño.
-¡Te voy a enseñar a respetarme!-Levantó su mano en el aire, su primer golpe estaba a punto de hacerse presente, no tenía miedo. Su agresión solo me daría una razón para desatarme también, así que solo cerré los ojos, pero el golpe nunca llegó...
-¡No volverás a tocarlo!-La voz de Emilio me hizo abrir los ojos, ahí estaba él, deteniendo la mano de Uberto para evitar que me golpeara.
-¿Y tú quien fregados eres? ¡Quítate!-Aquel hombre parecía no tener la intención de soltarme.
-¡No me voy a quitar hasta que lo sueltes! ¡Ya!-Emilio estaba entrando en desesperación, por un momento pensé que golpearía a Uberto, pero lo conozco, sé que se contuvo.
-¡Que vergüenza que alguien más tenga que defenderte!-Me dio un empujón que casi me hace perder el equilibro.-¡Nunca has podido hacer nada bien!
El mounstro se colocó frente a Emilio, pero este parecía no inmutarse ni un poco, sus intenciones eran quitar a Marcos cómo diera lugar, cuando vi que colocaba sus asquerosas manos sobre los hombros de mi chico fue que enloquecí.
-¡Joder, déjalo en paz! ¡No te atrevas a lastimarlo!-Por primera vez en años pude gritar frente a él sin temor.
-Muy valiente cuando se trata de tus joterias, ¿No?-Rió de una manera tan sarcástica que no pude evitar sonrojarme de la rabia.-Yo quería hacer esto por las buenas, pero veo que tendrá que ser por las malas.
Su acto fue lanzar a Emilio sobre una mesita pequeña que adornaba la sala, haciendo que el rizado cayera junto con ella.
-¡Te dije que me respetarías, quieras o no!-El primer puño impacto mi rostro, ahora ya no había daño físico, ni siquiera sentía dolor, no podía sentir nada por él. Lo más desgarrador fue escuchar el grito que soltó Emilio al ver la escena.
-¡No mereces nada de mi. Ni siquiera mi lastima!-Detuve el segundo golpe cerca de mi cara y aventé su mano.
La puerta se abrió de golpe dejando ver a los padres de Emilio.
-Que pena que nuestro reencuentro tenga que ser de esta manera, viejo amigo.-Juan habló llamando la atención del hombre intruso.
Emilio y yo estábamos desconcertados, estaba seguro de que él no pudo haber llamado a sus padres, entonces fue que miramos hacia el piso de arriba encontrándonos con nuestros amigos y mi hermana. Diego y Emmanuel nos hicieron una señal indicándonos que ellos hacían sido. Esbocé un "Gracias" entre labios.
-Este es un asunto entre mi hijo y yo, así que por favor no te metas, Juan.-Parecía ser que aquel hombre no se rendiría tan fácil.
-¡No sé cómo te atreves a llamarle "hijo" a una persona que has dañado tanto! ¡Mal nacido!-No podía creer que Mamá Niu estuviera dispuesta a defenderme.
-Tengo una orden legal para poder llevarme a Joaquín conmigo, toma.-Sacó el documento de si bolsillo trasero y se lo entregó al padre de Emilio, al parecer el señor sabía mucho de asuntos legales.
-En lo que se comprueba si el documento es verdadero, Joaquín debe quedarse aquí.-Todos intentaban ayudarme, pero sabía que entre más me resistiera, peor resultaría.
-¡Me voy a llevar a mi hijo, les guste o no!-
-¡No le llames así!-Niurka se encontraba uniéndonos en un abrazo a Emilio y a mi, temía por la gente que amaba, ya no era por mi.
-Iré contigo...-Agaché la mirada para no encontrarme con todas las miradas de asombro que seguro tenia sobre mi.-Con permiso, voy por mis cosas.
Mis amigos comprendían bien la situación y decidieron no entrar a mi habitación mientras hacía maletas.
-Ay Joaquín.-Pude sentir la cabeza de mi hermana sobre mi espalda, sus lágrimas comenzaban a humedecer mi camiseta.-No quiero que nada te pase.
-Yo tampoco quiero que nada te pase a ti, ya sabemos de lo que es capaz y esto lo mantendrá tranquilo.-Me giré con la intención de quedar cara a cara con ella, pero sólo de aferró más a mi cintura.-Voy a regresar, nadie se libra tan fácil de mi, ilusa.
-¿Cómo puedes hacer bromas en un momento como este?-Me miró de mala gana para luego soltar pequeños golpes en mi pecho.
-Si yo me derrumbo seguro todos lo harán, prefiero mantenerme fuerte.-Yo sabía que no era del todo cierto, en cuanto nadie me viera seguro me hundiría de nuevo.
Salí de mi habitación dispuesto a irme de aquella casa que se había convertido en mi refugio, pero aquel mounstro había regresado para sacarme de mi lugar de nuevo, como siempre, a la fuerza.
-Por favor no vayas.-Emilio me detuvo devolviéndome dentro de la habitación.-Te suplico que no lo hagas.
-No sabes de lo que es capaz...-Limpié sus lágrimas, pero estas seguían saliendo como si no tuviesen fin.
-No puedo creer que te rendirás así de fácil, ¡Reacciona Joaquín!-Su desesperación era tal que parecía un pequeño niño al que le habían quitado su dulce favorito.
-¡Solo quiero protegerlos, por Dios! Es una bestia, sé que es capaz de lo que sea e irme con él lo mantendrá tranquilo, confía en mi.-No me iba a permitir llorar frente a nadie hoy, solo lo tomé entre mis brazos.
-¡Arggg, odio tanto que pienses en los demás en estos momentos!-Hundía su cara en mi cuello haciendo que pudiera sentir lo húmedo de sus lágrimas escurrir por mi piel.-Te juro... Te juro que te saldremos de esta juntos.
-Yo te creo-Mi firmeza era grande, tenía confianza en Emilio y sabía que intentaría dar todo por ayudarme.
-Te quiero tanto...-Tomó mi rostro entre sus manos y yo uní nuestras frentes, para luego responder un "Yo te quiero más".
Lo más complicado fue salir del lugar, estaban todos juntos y eso hacía más pesado todo. Renata seguía llorando mientras Diego la consolaba, ella sabía de lo que Uberto era capaz, es por eso que no puso mucha objeción ante mi decisión, tampoco me molestaba que Diego la apoyara ahora, lo necesita. También estaba Emmanuel que me miraba triste, Emilio abrazaba a su madre haciendo que mi interior se desgarre, parecía no dejar de llorar, se hacía el fuerte por mi, lo sabía. El señor Osorio dirigió miradas fulminantes hacía Uberto.
-Vámonos-Intentó tocar mi maleta, pero no sé lo permití, entre menor contacto tenga conmigo, mejor.
-Puedo solo.-Alejé su mano de mis cosas para dirigirme al carro rojo que se encontraba frente a mí casa, supuse que era de él.
En cuanto puse un pie fuera, todo comenzó a volverse gris de nuevo, todo estaba nublado otra vez.

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