Dan se encontraba acorralada. Los tres encapuchados la rodeaban y avanzaban lentamente hacia ella. No podía ver sus rostros, pero si sentía sus ojos clavados en ella y sus perversas sonrisas. Tenía miedo, pero no pensaba darles el gusto de verla asustada, por lo que se mantuvo firme y los miró desafiante.
— Estáis sellando vuestra condena a muerte —le dijo al que parecía ser el cabecilla del grupo.
Los tres hombres se detuvieron a pocos metros de ella y se pusieron a reír.
— Pobre princesita —dijo el cabecilla con sarcasmo —. Desnuda, indefensa, sin armas y sin tu dragón. Jamás pensamos que esta misión fuera a ser tan fácil.
Dan apretó con fuerza los dientes y los puños mientras su miedo se transformaba en furia. Los encapuchados volvieron a avanzar hacia ella, pero se detuvieron de nuevo cuando la princesa dejó caer la sábana que la cubría, quedándose desnuda frente a ellos.
— Dejad que os lo ponga más fácil —dijo con una maliciosamente sonrisa.
Los tres tipos volvieron a reír.
— Estúpida, mujer ¿Crees que tu cuerpo desnudó va a distraernos? Te equivocas. Al igual que los Inmaculados, fuimos castrados para no dejarnos seducir por las debilidades humanas.
Dan se quedó boquiabierta, no imaginaba que tuviera delante a tres eunucos. Sin embargo, no se había desprendido de la sábana solo para distraerles con su desnudez, también quería total libertad de movimientos para el combate que se avecinaba.
— Cómo vamos a disfrutar esto... —dijo el cabecilla poco antes de comenzar el ataque.
Sin embargo, ninguno era consciente del error que habían cometido. Dan no estaba indefensa y, mucho menos, desarmada. Estaba en una cocina, llena de utensilios que podían servirle como armas. Cuando esquivó el primer golpe mortal por parte de uno de los encapuchados, agarró el cazo con el que había removido los ingredientes mientras se preparaba el Té de la Luna, el cual utilizó como si de una espada pequeña se tratase.
El cazo le sirvió para detener los golpes y estocadas de los encapuchados, pero sabía que no podría aguantar mucho tiempo con él. Sin embargo, su intención no era resistir con el cazo, si no ganar tiempo y poder acercarse a una tabla con grandes cuchillos de los que agarró dos después de lanzar el cazo contra la cabeza de uno de sus oponentes.
Con los cuchillos, estuvo algo más igualada en el combate y pudo dar muerte a uno de ellos. Era el que había recibido el impacto del cazo, el cual aún estaba algo desorientado por el golpe y ella lo aprovechó para abrirle la garganta de de un tajo. Después, sin perder un solo segundo, lanzó uno de los cuchillos contra otro de los encapuchados, quién soltó un fuerte alarido de dolor al sentir la hoja clavándose en su hombro, y recogió a toda prisa la espada del encapuchado muerto.
Con la espada en una mano y el cuchillo en la otra, Dan era ya una contrincante a la altura. Aquellos tipos eran muy buenos, pero ella había recibido entrenamiento desde que era una niña. Había sido adiestrada por los mejores maestros de armas de Poniente y había viajado a multitud de sitios donde aprendió muchas formas de lucha. Incluso se decía que estuvo un tiempo en la Casa de Blanco y Negro en Braavos, recibiendo entrenamiento de los Hombres sin Rostro, como en su día lo recibió Arya Stark. Ella siempre lo había negado, pero muchos creían que mentía.
Dan consiguió dar muerte al segundo encapuchado, al que había herido en el hombro poco antes. Ya solo quedaba el cabecilla, que era el mejor de todos. Este le puso las cosas más difíciles, incluso le produjo un corte superficial en el tórax. Pero, finalmente, logró herirlo de muerte y hacerle caer al suelo de espaldas. Antes de que muriera desangrado, se inclinó sobre él agarrándole del cuello.
— ¿Quién os envía? —le interrogó — ¿Ha sido Cleos el Degollado?
Pese a estar a las puertas, el tipo se puso a reír; aunque, con cierta dificultad, ya que la herida le dolía más con cada carcajada.
— Los descendientes de la Usurpadora tenéis los días contados... Los seguidores del Verdadero Rey pronto nos alzaremos... Ni vuestros dragones podrán detenernos...
Tras decir esto, su boca se llenó de borbotones de sangre y murió. Dan se incorporó muy extrañada. Allí de pie, completamente desnuda, mirando el cadáver que tenía a sus píes formando un charco de sangre, la princesa trataba de asimilar en su cabeza lo que acababa de escuchar.
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El Legado de la Reina Dragón
FanfictionAño 384 d.C., Desembarco del Rey se encuentra inmersa en los preparativos para celebrar el 100º aniversario del nacimiento de Daenerys de la Tormenta, la reina que restauró la Casa Targaryen, devolvió la vida a los dragones e inició una nueva era en...