CAPITULO 38

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Desembarco del Rey

Sentada en su cama, con la espalda apoyada en el cabecero, la Reina Lyanna escuchaba con una gran sonrisa de satisfacción lo que su hijo le leía de aquel rollo de cuervo que había llegado aquella mañana.

— El reinado de terror de Cleos el Degollado ha llegado a su fin —dijo orgullosa una vez Aegon terminó de leer —. Y todo gracias a mi nieta. Todo lo que está consiguiendo y todavía no es ni Princesa de Rocadragón. Las cosas que llegará a hacer cuando sea reina.

Aegon, en cambio, estaba muy serio y pensativo.

— Hay algo raro en esta nota. Daenerys suele ser más eufórica cuando logra una victoria así de importante, pero aquí he encontrado su escritura más fría de lo normal. Creo que algo más le ha pasado.

La Reina, en cambio, no estaba muy preocupada.

— Dan está últimamente sometida a mucha presión. Por no hablar de todo lo que ha descubierto sobre su familia las últimas semanas.

— Puede que sea eso, madre, pero algo me dice que Daenerys no nos lo ha contado todo en esta carta.

Lyanna se encogió de hombros.

— Cuando vuelva, tendrá que dar explicaciones. Pese a su victoria, no hay que olvidar que se marchó de nuevo sin decir nada, cómo cuando se marchó a Antigua.

Aegon resopló.

— No me lo recuerdes, madre. Catelyn está muy insoportable estos días con todo este asunto. Y las cosas son peores ahora que Visenya se ha atrevido a desafiarla. Tuviste suerte de no estar presente durante la discusión que tuvieron cuando se encontraron por primera vez después de su regreso de Dorne.

Lyanna sintió deseos de reír.

— Pues me hubiera gustado presenciar eso. Ya iba siendo hora de que Visenya se portara como una dragona. Desde que era niña, Catelyn no ha hecho más que atosigarla. Al no poder controlar a su hija mayor, ha tratado de atar en corto a su hija pequeña.

Aegon se mostró muy preocupado.

— El problema es que Catelyn ahora no solamente está enfadada, también se la ve dolida. Estos días a penas me dirige la palabra yo, cuando lo hace, es para preguntar cuando llegará la comitiva de Invernalia.

Lyanna volvió a encogerse de hombros.

— Está deseosa de ver a sus hermanos y a sus sobrinos, no le des mucha importancia.

Aegon, en cambio, no estaba tan convencido y se le veía muy preocupado.

— No sé, madre. Algo me dice que está planeando irse al Norte con ellos cuando regresen para alejarse de mi unos meses. Cómo hizo cuando se enfadó conmigo después de permitir que Visenya tuviera un dragón.

Lyanna sonrió.

— Si no quieres que tú esposa y futura reina se vaya con su familia al Norte, deberías hacer que parte de su familia se quede en Desembarco del Rey.

Aegon frunció el ceño.

— ¿A dónde quieres llegar, madre?

La Reina tosió antes de contestar.

— Pronto serás rey y necesitarás una Mano. Tu cuñado sería un perfecto candidato.

Aegon sonrió de forma irónica mientras meneaba la cabeza.

— Madre, parece que empiezas a delirar ¿De verdad me estás diciendo que le proponga al mismísimo Rey en el Norte que sea mi Mano? Es cierto que Torrhen Stark es un buen gobernante, pero también es arrogante y desafiante, traerlo a la Corte sería como meter otro gallo en el corral. No le gusta nada acatar órdenes, menos aún si estas vienen del Trono de Hierro. Más de una vez le he escuchado decir que, aunque se llame Torrhen, él no se arrodilla.

Lyanna soltó unas pequeñas carcajadas que le hicieron toser de nuevo, sobresaltando a Aegon.

— No me refería a Torrhen, le conozco tan bien como tú. Hablaba del menor de los hermanos, Willam. Catelyn lo adora, fue como una segunda madre para él. Si logras que se quede en Desembarco del Rey, tu esposa seguro que se queda para estar cerca de su hermano favorito. Además, apuesto a que será una buena Mano del Rey. Pese a su juventud, es muy bueno en la política y ayuda a Torrhen en los asuntos de estado. Incluso gobernó el Norte cuando Torrhen tuvo que marcharse para contener la revuelta de Skagos.

Aegon se quedó unos segundos pensativos antes de asentir con una gran sonrisa.

— Cierto, madre, no había pensado en Willam Stark. Catelyn se alegra mucho cuando viene de visita a Desembarco del Rey y, cuando viajamos a Invernalia, no hace más que hablar de lo ilusionada que está con ver de nuevo a su hermano pequeño. Que venga a vivir a la Fortaleza Roja para ser Mano del Rey seguro que la anima. Has tenido una gran idea, madre.

La Reina sonrió satisfecha.

— Puede que sea vieja y esté con un pie en la tumba, pero aún puedo tener buenas ideas. Creo que deberías decírselo ya a Catelyn. Cuanto antes lo sepa, mejor.

Aegon asintió.

— Antes redactaré un documento de nombramiento para que se convenza de que voy en serio —mientras decía esto, Lyanna volvió a toser y Aegon volvió a ponerse serio —. Tú descansa, madre, pronto regresará Daenerys y sabes lo poco que le gusta verte tan débil.

La Reina se acomodó en la cama y Aegon se marchó de la habitación. Mientras se dirigía hacia la Torre de la Mano, sonreía satisfecho por la idea que su madre había tenido. Sin embargo, tanto él como Lyanna desconocían que aquella decisión iba a tener consecuencias inesperadas.

El Legado de la Reina Dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora