CAPITULO 13

135 11 0
                                    

Vado Ceniza

Drogon volaba alto, pero Dan pudo localizar fácilmente el claro en el bosque que Manfred le había indicado. Era un claro muy grande, pero rodeado por una vegetación muy espesa, por lo que sería imposible verlo a ras de suelo a menos que te toparas con él por accidente al adentrarte en el bosque. De ahí que la gente de Vado Ceniza a penas supiera de su existencia pese a que no vivían muy lejos de él.

En el centro de dicho claro pudo ver la construcción, haciendo que Drogon aterrizara frente a ella. Tal y como le dijo el Archimaestre, el lugar era como un pequeño septo de piedra. Estaba completamente en ruinas y la vegetación lo cubría poco a poco. Antaño tuvo una puerta de madera, pero esta estaba tirada por el suelo casi partida por la mitad.

Dan miró el oscuro hueco que había dejado la puerta. Este daba a unas escaleras que bajaban. Del interior salía un fuerte olor. Olía como las catacumbas de Desembarco del Rey, pero también pudo notar otro olor, más fuerte y nauseabundo. Se asomó más a ver si podía ver algo, pero no pudo ver nada, tan solo las escaleras de piedra desaparecer en un mar de oscuridad.

Con la rama de un árbol y un desgarrón de su ropa, se fabricó una antorcha, la cual hizo que Drogon encendiera con su fuego.

— Quédate vigilando. Volveré enseguida.

Mientras el dragón se quedaba vigilando, Dan bajó las escaleras cuidadosamente. Con una mano portaba la antorcha y con la otra su espada, la cual había desenvainado para estar preparada por sí se topaba con algún peligro. Las escaleras daban a un largo pasillo de paredes y suelo de piedra. Caminó por él un largo rato, parecía interminable, hasta que por fin dio con una gruesa puerta metálica que no le costó abrir, ya que no tenía cerradura.

Esta daba a una gran cripta, tal y como él Archimaestre Manfred le había dicho. El lugar era aterrador y no había duda de que allí se hacían rituales y sacrificios. El lugar era abovedado y de forma circular, adornado con pequeñas estatuas que representaban seres horribles. En el centro había un pequeño cubículo que se empleaba para hacer fuego, tal y como mostraban los restos de hollín; Dan recordó que Manfred le dijo que había una hoguera en el centro de esa cripta cuando estuvo allí 47 años antes. Alrededor había doce cadáveres tirados en el suelo. Los soldados reales los habían dejado allí para que se pudrieran.

No obstante, lo que más le llamó la atención era que allí estaba aquel símbolo. Tal y como el Archimaestre le dijo, el símbolo que llevaban tatuado quienes intentaron matarla estaba allí, pintado en aquella pared circular con sangre.

Las preguntas no paraban de llegarle a la cabeza ¿Quién era esa gente? ¿Por que se sublevaron contra la Corona? ¿Quién era el verdadero rey al que decían seguir? ¿Que relación tenían con los espectros y los Caminantes Blancos? Y, sobre todo ¿Por qué su abuela lo ocultó todo?

Tan absorta estaba en sus pensamientos mientras miraba los símbolos pintados en la pared que no se dio cuenta de que, detrás de ella, los cadáveres que había en el suelo empezaron a moverse.

El Legado de la Reina Dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora