CAPITULO 14

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Vado Ceniza

Dan se giró al instante en cuanto notó que alguien se movía tras ella. Sus ojos se abrieron como platos mientras un escalofrío recorría todo su cuerpo. Frente a ella, los cuerpos putrefactos que había en el suelo se habían puesto en pie y estaban ahí parados mirándola.

La princesa no daba crédito a lo que veían sus ojos. Había leído mucho sobre la Larga Noche y la Gran Guerra, pero nada la había preparado para lo que tenía delante en esos momentos. Aquellos seres eran espectros, tal y como los describían en los escritos, casi esqueletos andantes. Sin embargo, había una diferencia bastante grande. Según había leído, los espectros que atacaron Invernalia durante la Gran Guerra, tenían los ojos azules, igual que los Caminantes Blancos. Sin embargo, aquellos seres tenían los ojos ROJOS. Un rojo muy intenso y brillante.

Aquello era muy desconcertante, pero no había mucho tiempo para pensar. Los espectros se lanzaron a por ella, quién no dudó en defenderse con su espada y la antorcha. Cuando logró acabar con ellos, un fuerte rugido que provenía de exterior llamó su atención. Era Drogon, algo le había alterado. Sin dudarlo, corrió a toda prisa por el pasillo y subió las escaleras hasta regresar al exterior y reencontrarse con su dragón, quién en esos momentos rugía hacia la maleza y los árboles que rodeaban ese claro.

De allí empezaron a aparecer más espectros que corrían hacia ellos. Dan no sabía de donde salían tantos espectros pero, cuando empezó a escuchar gritos que provenían de la dirección en la que se encontraba Vado Ceniza, comprendió enseguida la terrible realidad. Esos seres provenían de las criptas del castillo y de la ciudad. Habían salido de sus tumbas y estaban atacando a la población.

Tenía que ayudarles, pero antes había que acabar con los espectros que había allí, los cuales estaban a punto de alcanzarles. Drogon calcinó a gran parte de ellos con su fuego, mientras Dan se enfrentaba con su espada a los que lograban escapar de las llamas. Sin embargo, cada vez más espectros salían de entre la maleza y a Dan y a Drogon cada vez les costaba más contenerlos.

— Creo que ha llegado el momento de irse —dijo la princesa mientras empezaba a correr hacia Drogon.

Se montó sobre él y le hizo emprender el vuelo. Pero, los espectros eran muy rápidos y varios de ellos lograron subirse al dragón antes de que este terminara de despegar. Dan logró acabar con casi todos pero, cuando iba a matar al último, Drogon hizo un movimiento brusco que le hizo perder el equilibrio. Logró evitar caerse del animal agarrándose a una de sus aletas dorsales, pero no pudo evitar que su espada se le escapara de la mano y callera al claro infestado de espectros. Aunque, aquello no era lo peor. El espectro había caído del dragón, pero había logrado agarrarse a uno de sus píes y notaba como tiraba de ella.

Dan sentía como sus dedos empezaban a ceder. Era cuestión de tiempo que su mano se soltase de la aleta y cayera sobre el mar de espectros que había bajo ella. Con su pie libre, empezó a patear la cabeza del espectro, logrando partirla en dos y matarlo del todo. Pero, su mano seguía agarrada con fuerza a su pie y el peso del cuerpo seguía arrastrándola. Sin dudarlo, buscó un cuchillo que llevaba ensartado en su cinturón y cortó la mano. No le fue muy difícil, ya que aquello era como cortar una. El cuerpo cayó al suelo y ella se vio libre para poder montarse sobre el dragón y dirigirlo contra los espectros.

El animal comenzó a volar en círculos sobre el claro vomitando su fuego sobre los muertos vivientes. De pronto, otra columna de fuego irrumpió en el claro, abrasando también a los espectros. Dan miró hacia arriba y sonrió al ver otro dragón sobrevolando el claro. Era de color rojo con dos grandes alas negras, más pequeño que Drogon, pero lo suficientemente grande como par transportar a una persona adulta. En esos momentos lo montaba una persona que vestía una armadura de placas negra, con el dragón tricéfalo de los Targaryen grabado en el pecho, y la cabeza cubierta con un yelmo con la forma de la cabeza de un dragón. La armadura era ligera y estaba adaptad al cuerpo de una mujer.

El Legado de la Reina Dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora