Desembarco del Rey, 384 d.C.
La ciudad estaba muy alborotada. Habían comenzado los preparativos de la gran fiesta con la que se celebraría el centenario del nacimiento de Daenerys de la Tormenta, quién casi era venerada como una diosa. La ciudad, estaba más llena que nunca de estandartes con el emblema de la Casa Targaryen y se preparaba para acoger a los representantes de las principales casas de Poniente. Entre ellos, los protectores de cada uno de los Siete Reinos. Todos habían anunciado que acudirían.
Ajena a todo eso, en un bosque a las afueras de la ciudad, la joven Dan pasaba el tiempo entrenando con la espada con tres miembros de la Guardia Real. Estos estaban entre los mejores espadachines de Poniente, pero ninguno era rival para la joven Targaryen, que manejaba la espada como si hubiera nacido con ella en la mano y se movía con una rapidez que rozaba lo sobrehumano. También era muy buena manejando el arco y los cuchillos arrojadizos, pero ese día no hizo pruebas de tiro.
A sus 24 años, Dan era una joven de lo más bella. Incluso lo era en esos momentos, vestida con ropas de hombre que disimulaban las curvas de su escultural y tonificado cuerpo, sus largos cabellos rubio platino recogidos en una coleta y su rostro sucio y empapado en sudor.
Alyra, una de sus damas de compañía, hizo su aparición montada sobre un caballo.
— Disculpadme, princesa —dijo tímidamente —. Vengo a buscaros para la ceremonia inaugural.
Dan hizo un gesto de fastidio. Odiaba dejar un entrenamiento a medias. Pero, ese día era la ceremonia en la que la reina inauguraba los festejos del centenario y ella debía estar presente con toda la familia real. Enfundó su espada y, de un salto, montó sobre su caballo, un bravo corcel de color negro, y emprendió el regreso a la ciudad acompañada por Alyra y seguida por los miembros de la guardia.
***
Más tarde, en la Fortaleza Roja, Dan se encontraba en sus aposentos tomando un baño. Alyra entró en la habitación con el vestido negro y rojo, los colores de la Casa Targaryen, que llevaría en la ceremonia y lo dejó sobre la cama. Desde la bañera, Dan la contempló y sonrió maliciosamente. Alyra era una chica de Dorne de 20 años, muy bella, de piel bronceada, largos cabellos negros y figura esbelta. Todo un regalo para la vista.
Alyra también la miraba disimuladamente de vez en cuando, apartando rápidamente la mirada cuando la princesa la miraba. Dan, finalmente, se puso en pie y salió de la bañera, caminando hacia ella con su mojado cuerpo desnudo. Alyra corrió a coger una toalla para secarla, pero Dan se la arrebató de las manos.
— Puedo yo sola —ella no era de las que le gustaba que se lo hicieran todo.
Alyra miró disimuladamente a la princesa mientras secaba su mojado cuerpo. No podía evitar sentirse cada vez más intimidada ante aquella hermosa mujer rubia que se asemejaba a una diosa. Dan hacía como que no se daba cuenta y sonreía maliciosamente para sus adentros mientras continuaba secándose. Sentir como esa bella dorniense la contemplaba la excitaba mucho.
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El Legado de la Reina Dragón
FanficAño 384 d.C., Desembarco del Rey se encuentra inmersa en los preparativos para celebrar el 100º aniversario del nacimiento de Daenerys de la Tormenta, la reina que restauró la Casa Targaryen, devolvió la vida a los dragones e inició una nueva era en...