El Legado de la Reina Dragón

CAPITULO 21

Cerca de Colina Cuerno

No muy lejos del asentamiento de la Casa Tarly se alzaba una aldea. No era muy grande y sus habitantes no eran muy numerosos, pero en su centro se erigía un septo de piedra muy grande y muy antiguo. De hecho, se decía que el septo ya existía antes de que la aldea fuese construida.

Cobijada por la oscuridad de la noche, Daenerys observaba la aldea a lomos de Drogon. Ver tantas antorchas por las calles en dirección al septo le indicaba que la información que le dio Kinvara era cierta. Aquel era el lugar donde se iba a producir esa gran reunión.

No le extrañó que ese lugar estuviera cerca de Colina Cuerno. Aunque la aceptaron como reina, la Casa Tarly aún estaba resentida con ella por haber ejecutado a Randyll Tarly y a su hijo Dickon durante la guerra contra Cersei Lannister. Sin embargo, hasta entonces no la habían traicionado. Sam la servía fielmente en la Fortaleza Roja como Gran Maestre y su hermana,Talla Tarly, se había mostrado fiel a la Corona desde que se convirtió en cabeza de familia y señora de aquellas tierras. Pero estaba claro que alguien de la Casa Tarly la había traicionado.

Tenía que averiguar que era lo que estaba ocurriendo y no podía hacerlo desde las alturas. Descendió hasta una zona arbolada cercana a la aldea donde Drogon pudiera ocultarse. Después se dirigió de forma furtiva hacia la aldea donde, oculta en un oscuro callejón, observaba como hombres y mujeres caminaban por las calles portando antorchas en dirección al septo. Todos vestían con túnicas negras y llevaban los rostros cubiertos con máscaras que tenían una mitad pintada de rojo y la otra mitad pintada de blanco, algo que le recordó al símbolo del tatuaje. Una indicación de que iba por buen camino. Se fijó también en las chozas, todas cerradas y sin verse luz por las ventanas. Los habitantes de la aldea debían estar encerrados en sus casas muertos de miedo, si es que no los habían asesinado.

La mejor forma de infiltrarse en el septo era haciéndose pasar por uno de ellos, así que atrapó a una de las mujeres más rezagadas y la degolló con una daga mientras le taponaba la boca con una de sus fuertes manos. Escondió el cadáver después de quitarle la túnica y la máscara, las cuales se puso y, en un momento de distracción, se unió a la marcha hacia el septo. No lo sabía, pero todo aquello había sido presenciado por un hombre encapuchado que la observaba desde un rincón oscuro.

Nada más entrar en el septo, Daenerys quedó horrorizada cuando vio que en el suelo habían pintado con sangre el dragón tricéfalo de la Casa Targaryen y todos los enmascarados lo pisaban al entrar. Ella se detuvo frente a él.

— Adelante, querida —dijo una mujer enmascarada que pasaba a su lado con tono malicioso —. La sangre es de cordero, pero pronto caminaremos sobre auténtica sangre Targaryen.

Daenerys no se sintió orgullosa de caminar por encima del emblema de su casa, pero tenía que evitar que la descubrieran. Así que pasó sobre el símbolo y se unió a los demás enmascarados, que se estaban reuniendo alrededor del gran altar. Una vez todos estuvieron reunidos, por una puerta apareció un hombre vestido con una túnica roja y una máscara blanca. A Daenerys no le costó adivinar que se trataba de El Profeta. Bajo la máscara, la reina lo fulminó con la mirada al tiempo al tiempo que, bajo la túnica, agarraba la empuñadura de su espada.

El misterioso hombre caminó hasta colocarse junto al gran altar y, alzando las manos, se dirigió a los presentes.

— ¡Hermanos! El gran día está cada vez más cerca. Aunque el ataque a la Reina Dragón haya fracasado, nuestro plan sigue adelante. El verdadero rey regresará a la vida, como ya hizo una vez, y reclamará el Trono de Hierro. Es nuestro deber que, cuando lo haga, este no esté usurpado por la bruja de cabello plateado. Ahora mismo, nuestro gran aliado, el Cuervo de Tres Ojos, está despertando a los muertos y lanzándolos contra los que permitieron que esa zorra usurpara el trono. Será el primero de muchos ataques.