La música era todo lo que se escucha adentro. Donde todos bailan, toman y se divierten sin ningún tipo de control.
Nadie hablaba. Sin embargo la mayoría cantaba.Cancer, la chica nueva en la ciudad recién entraba a la gran fiesta. No era de su agrado este tipo de cosas, pero su nueva amiga la invitó y no quería ser descortés. De todos modos, era su única amiga ahí.
La intentó buscar, pero al no encontrarla decidió desistir. Había tanta gente que se le hizo imposible. Entonces decidió esperar, cerca de las bebidas. Tal vez la veía.
Un chico se le acercó, su aspecto era como el de todos ahí. Sudado, despeinado y con una sonrisa tonta. Él le ofreció una mano, invitándole a bailar. La música estaba tan alta que no se podía escuchar.
Cancer negó con la cabeza gentilmente.
El chico insistió y la tomó de la muñeca con fuerza. Cancer se asustó, se deshizo de su agarre y corrió. Adentrándose a la casa.
Quería irse ya de ahí.
Se metió a una habitación, esperando que fuera el baño. Pero fue un gran error.
La luz estaba apagada. Y cuando encontró el interruptor y la encendió, vio un cuerpo de una mujer cayéndose al piso. Luego subió la mirada y encontró a un chico, sus ojos eran negros, con venas negras alrededor. Su boca estaba llena de sangre, que hasta se desbordaba de sus labios.
El grito que salió de Cancer, nadie lo escuchó.
Él corrió hacia ella y la tomó del brazo. La hizo metida al baño y cerró con seguro la puerta.
Cancer cerró los ojos con fuerza. El hombre era muy fuerte para ella.
La música dentro del baño, se escuchaba un poco menos. Por lo que podía oír las maldiciones que soltaba el hombre.
—¡MÍRAME!
Escuchó un grito. Ella abrió los ojos asustada.
—OLVIDARÁS TODO ESTO, JAMÁS PASÓ.
Un destello rojo salió de su mirada, sin embargo Cancer solo frunció el ceño. El olor de la sangre era fuerte y estaba incomodandola.
Ella asintió.
—LARGATE AHORA.
Él la soltó y Cancer no dudó ni un segundo más. Se fue de ahí. Se fue de la fiesta. Se fue a su casa a llorar. Porque aún tenía el olor a sangre en su nariz, aún escuchaba el cuerpo de la mujer caer al suelo, aún podía sentir el miedo subirle por la espalda.
***
Lunes por la tarde.
Cancer aún estaba paranoica. El suceso del viernes no lo olvidaba. Y siempre estaba algo alerta. Estaba en clases de artes, recortando un cartón para un trabajo.
Estaba algo nerviosa porque la profesora la apuraba en todo.
—¡Cancer!
¡Zas! La tijera cortó un pedazo de su dedo. Las gotas rojas pronto caían al suelo y ella hizo una mueca.
—¡Oh por favor! ¡Te asustas por todo! Ve a enfermería, lo último que quiero es que me regañen por causar una infección.
La profesora rodó los ojos y ella asintió. Varios rieron.
Cancer salió de ahí, con otro dedo cubriendo la herida.
No sabía dónde estaba la enfermería. Siguió caminando por el pasillo vacío, todos estaban en clases.