—Atraparon al traidor.
Escorpio apagó su cigarrillo en el cenicero y miró a Virgo.
—Y no le va a gustar...
Virgo siguió hablando. —Resulta que...
—Para de hablar. - Escorpio gruñó. —Sólo enséñame.
—Claro, claro. Vamos.
Escorpio siguió a Virgo, salieron del apartamento y se fueron en carro a las afueras de la ciudad.
Llegaron a la base y se bajaron del auto.
—Señor, solo quiero advertirle...
—Virgo, ¿crees que soy un niño? - Escorpio lo miró mal. —Solo muéstrame donde está.
Virgo lo llevó al sótano, ahí había alguien amarrado en una silla, con un saco en la cabeza.
Escorpio hizo un ademán para que Virgo le mostrara su rostro. Y así fue, lentamente el hombre destapó la identidad debajo del saco.
El escorpión quedó sin aliento.
—Te lo puedo explicar. - Cancer suplicó al verlo.
Escorpio sintió sus ojos llorosos. Le hizo una seña a Virgo para que los dejara solos.
Una vez estando sin nadie más, Escorpio la miró rendido.
—¿Tú? ¿Fuiste con la policía?
Él sintió su voz quebrarse.
—Escorpio déjame explicarte, yo...
—¡¿Tú?! ¿DESPUÉS DE TODO LO QUE HICE POR TI?
Él gritó acercándose a ella furioso. Lágrimas bajaban de sus ojos a gran velocidad.
—Escor...
—¡CÁLLATE!
Él le dio la espalda y trató de relajarse pero simplemente no podía. Sus ojos no dejaban de llorar y su corazón latía herido. Sintió sus manos volverse puños.
—Déjame explicarte, por favor.
Ella susurró.
—Solo respondeme esto, ¿me traicionaste sí o no?
Él se giró a ella y la miró fijamente. Cancer también lloró y asintió con su cabeza.
Él sintió por primera vez su corazón quebrarse.
—Escor, escúchame.
Él negó con la cabeza repetidamente.
—Escor, no te vayas. Por favor, escúchame.
Él le dio la espalda y se dirigió a la salida.
—¡Escorpio!
Él salió, encontrándose a Virgo ahí. Él al verlo se sorprendió, iba a hablar pero Escorpio lo interrumpió.
—No la quiero volver a ver.
Sentenció, limpiandose las lágrimas con furia.
—¿Quieres que la desaparezca?
Virgo lo miró sorprendido.
Escorpio lo miró fijamente. —No la quiero volver a ver. - otra lágrima cayó hasta el suelo.
Virgo asintió. —Sí, jefe.
***
Escorpio estaba sentado en su oficina, tenía su cabeza hundida entre sus brazos cuando escuchó la puerta abrirse. Él levantó la cabeza solo un poco para ver a Virgo.