XVIII

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Escuchaba la voz de Emma, sentía los brazos de Emma rodearme. Pero todo eso era como algo lejano, muy lejano. Estoy desorientado, me siento perdido.

Miraba a un punto fijo, miles de cosas pasaban en mi interior, contradictorio al exterior. Todo el que me veía pensaba que era una estatua.

Estaba en estado de shock.

¿Qué pasó mamá?, ¿Qué ocurrió?

Lo siento mamá, lo siento tanto.

Mi subconsciente me culpaba, yo mismo me culpaba. Si yo le hubiera perdido disculpas, si yo no le hubiera dicho ninguna de esas cosas, si hubiera...

De pronto mi cuerpo reaccionó levantándome de golpe. Todos ahí se me quedaron viendo, ahí fue cuando me di cuenta de la cantidad de personas que estaban en la sala. Las amigas de mamá, los policías, sus compañeros de trabajo, su jefe... Era demasiado.

-Max...- me llamó una de sus amigas, la mas cercana.

No dije nada, me voltee saliendo de la sala , subí las escaleras y me encerré.

Quiero estar solo.










Max se fue de la sala, dejando a todos más consternados. La amiga mas cercana de su mamá empezó a llorar. Me acerqué para darle consuelo, ella me recibió.

-Pobre Max...- dijo sollozando.- primero la pequeña Aisa y ahora su madre...mi amiga...-lloró mas fuerte. Mis ojos se aguaron.

Unos golpes y gritos se empezaron a escuchar; cerré fuertemente mis ojos, unas pequeñas lágrimas salieron y mi pecho dolió.

Verlo y escucharlo tan devastado me ponía tan mal...podía imaginarme su dolor, sabía por lo que estaba pasando.

Todos nos alarmamos cuando escuchamos algo rompiéndose. Me separé de la señora. Traté de hallar mi voz.

-Voy a ver que está sucediendo.-dije con una pequeña sonrisa, tratando de actuar lo más calmada pero en realidad estaba temblando.









Escuchaba todo lo que estaba destruyendo, sentía los pedazos de madera, vidrio y lo que fuera lastimando mis brazos. Pero no me importaba.

Gritaba de la rabia, la furia me recorría por completo, me sentía culpable. Era el culpable.

No cuidé a mi hermana lo suficiente.

Peleé con mi mejor amigo, ahora desaparecido.

Mamá estaba muerta. Murió pensando que su hijo la odiaba, no era así. La amaba, la amo con todo mi ser. Y ya no está, por mi culpa, por mi culpa, por mi culpa...

-¡Max!.- Emma me sorprendió entrando a la habitación. Yo seguia gritando.-¡Tranquilízate por favor!- no le hice caso y seguí rompiendo todo a mi paso.

Estaba cegado de la furia. Tome el televisor que con mucho esfuerzo logré adquirir, pero, ya no me importa lo material.

Me han quitado a mi familia.

-¡No, Max!- Unos brazos alrededor de lo míos me detuvieron.-por favor...

Lentamente bajé el televisor, colocándolo en su lugar.

-Gracias, Max.- dijo Emma susurrando.- Te quiero...

Al escuchar eso me derrumbé, caí al suelo y Emma me siguió. Ella seguia abrazándome por la espalda. Oculté  la cabeza entre mis rodillas, como un niño pequeño y lloré. Llore hasta cuando no tenía más lágrimas que sacar.

-Te quiero tanto...-dije sollozando.- Eres lo único que tengo ahora.- mi voz se partió al hablar. Papá decía que los hombres no lloraban, pero si lo hacen, yo lo hago. Como ahora.- Me duele tanto...

-Lo sé.

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¡Hola!

Gracias por leer.

Capítulo corto pero espero que les haya gustado❤

Tal vez mañana suba otro.

Instagram: isa_morgenstern145

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