XX

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"Nunca te dejare ir Aisa, estarás conmigo por siempre"

Era capaz de escuchar su voz como si me estuviera hablando ahora mismo. Esa frase no salia de mi cabeza, se repetía una y otra vez.

Sentada en la cama era capaz de ver el espejo roto. Me sorprendió que no lo hayan cambiado. Hace cuatro días que ocurrió el suceso. De verdad que no lo entiendo, siempre que él pierde el control desaparece, tampoco es que hace falta, bueno hablar con alguien si, pero extrañarlo a él ni loca.

Creo que era mejor así, no verle me hacia lidiar con mi dolor de una manera calmada. Lloraba por mi madre todos los días, sin embargo ya no sentía tanta rabia. El no verle ayudaba, porque capaz si se apareciese, toda esa furia regresaría a mi y haría otro desastre.

A pesar que no me he movido de la cama ya que no tengo ánimos ni de levantarme, mi apetito ha vuelto haciendo que Alexis sonría más de lo normal. Quisiera sonreir como ella y fingir o hacerme creer que por un segundo todo estaba bien, no era capaz de mentirme más, no soy capaz de fingir que acepto esta locura. Simplemente no puedo.

Él me ha hecho mucho daño, me hizo sentir un grado de dolor que nunca creí llegar a tener. Si, soy experta viviendo en el dolor, pero todo esto superaba completamente a mi pasado. Tal vez tenía que hacerme la idea de estar aquí para siempre, como él dice, creo que tengo que resignarme y aceptar mi destino.

Tengo que aceptar que así será mi vida a partir de ahora.














-Señor.

No le presté atención al llamado de Alexis , pero cuando lo volvio hacer levante la mirada.

-¿Qué sucede?.- pregunté volviendo a los papeles.

-Aisa ha recuperado su apetito.- eso fue música para mis oídos.

-¿Si?- pregunté alegre. A pesar de guardar rencor por no aceptar mi propuesta, me hacia muy feliz que volviera a estar bien. Mi princesa es muy fuerte.

-Si señor.- dijo Alexis sonriendo igual que yo, pero tan pronto apareció se fue. Fruncí el ceño.-Señor, no quiero ser una entrometida ni nada pero...no cree que si quiere ganarse a Aisa debería hacer, no se, ¿una cena o algo así?

-Todas las cenas que hemos tenido han sido un desastre.- me paré de mi silla.

Era momento de ver a Aisa.

-¿A donde va?

-A visitar a Aisa.

-No.- se interpuso.-no puede aparece así como así. Aisa todavía no está completamente bien, señor y no quiero ser mala con usted pero no creo que a ella oe contente verlo.

-Qué propones entonces.- dije ya cansado. Quería verla y punto.

-Haga algo que les guste.



















Veía la ventana con envidia. Las flores, los pájaros, los árboles, eran libres. Bailaban con el viento y yo tengo que estar encerrada en estas cuatro paredes. Huir ha aparecido mucho en mi cabeza, después me reprochaba, ¿Porqué intentarlo siquiera?, todas las veces anteriores fueron un fracaso. ¿Qué sentido tendría esta vez? Nada me garantizaba efectividad , todo tenía un riesgo.

Quería cerrar mis ojos y al abrirlos estar en casa con Max, consolandonos por perder a mamá. Pensar en Max hizo apartarme de la ventana y acostarme en la cama con ojos llorosos. De solo imaginar por que estaba pasando, me daban ganas de llorar hasta quedar seca.

En este momento fue cuando realmente me di cuenta que tal vez jamás vería a mi hermano de nuevo, él nunca me permitiría salir de aquí y poder ver a Max. Solté un sollozo y mi vista se fue al ventilador del techo, me lo quede observando y una idea que nunca había pensando vino a mí.

¿Y si...?

Todo acabaría.

La puerta me hizo despertar de la idea y ponerme alerta como si hubiese hecho un crímen.

-Adelante.

Alexis apareció, una sonrisa más grande que su cara la adornaba. ¿Por qué siempre sonríe?

Solo la vi triste cuando...

-Adivina que.- dijo casi saltando. ¿De donde sacaba tanta energía y felicidad? Yo nunca tuve eso.

-Qué.- contesté con voz ronca. Todavía me dolía la garganta desde que tuve el ataque.

-¡El señor te tiene una sorpresa!- Cerré un poco los ojos cuando gritó eso. Que él me tuviera una sorpresa no me causaba ninguna emoción.- Así que, Aisa, levantate, toma una ducha y ¡vamos a arreglarte?

-No quiero verlo.- dije cortante.

-Vamos Aisa.- habló sentándose en la cama- Sé que no estas de humor pero tal vez esto te alegre un poco.- no me convencía.- hazlo por mi entonces.

-Nos me pidas eso.- supliqué. Por ella diría que sí. A pesar de que no quería verlo a él ni en pintura, por Alexis creo que lo haría. Tenía que admitir que a pesar de que Alexis estuviera de su lado, ella no me hacia daño indirectamente. Bufé.- está bien.- acepté.- pero no me pidas ser amable con él ni nada de eso.

-Trato.

Y como si de empresarias se tratase, estrechamos nuestras manos.

ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora