XXIV

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Trataba que mi cuerpo reaccionará, de cualquier manera, pero mis piernas no querían, no obedecían.

Todavía lo sentía a él detrás mío, su respiración en mi cuello era pesada, me daba ganas de apartarme, de alejarme y abrazar a mi hermano. Parecía una piedra.

Estaba estática.

-Princesa...-susurró. Su nariz pasaba por mi cuello. Mi respiración se cortó. No quiero que me toque.- Di algo...- su brazo rodeaba mi cintura.- ¿Por que no me presentas a mi cuñado?

La razón por la cual no podía moverme no era la persona detrás de mi, era a la que tenía delante.

Max.

Mi hermano.

No sabía cómo no le había gritado aún a él. Max estaba amarrado a una silla, medio muerto, con muchos golpes en todo su cuerpo. Las piernas me temblaron como signo de agonía, no podía ni verlo tanto tiempo sin querer cerrar los ojos e imaginarme que el estaba sano. Sin embargo esa no era la realidad.

La realidad era la que estaba frente a mis ojos.

La presión de su agarre en mi cintura tal vez fue la causante de que por fin saliera del trance en que me encontraba. Me voltee para mirarlo a los ojos, los míos estaba con lágrimas al verme así su rostro cambio, ya no estaba lleno de excitación como al principio ahora parecía preocupado. Su mano viajó a mi mejilla y la apretó. Solté un sollozo.

-¿Por qué lo hiciste?- pregunte con la voz cortada. Su cara se descompuso.

-Pensé que te alegraría, pequeña.-no me llames así.- ¿Acaso no estás contenta?

-Mira cómo está.- señale a mi hermano.-Ni siquiera te importa su estado. ¿Y si tiene una contusión?

-Él está bien.- su manos fueron a mis hombros.- Mis hombres fueron un poco rudos con él, tú hermano se resistía mucho.

No le dije nada, de todas formas hablando en estos momentos con él no arreglarían las cosas. Por fin pude caminar y fui directo donde estaba Max; me arrodillé para ver sus rostro. Mi llanto salió descontrolado.

Tome su rostro con mis manos, él parecía entre la conciencia y la inconsciencia.

-No puedo perderte a ti.-susurré. Un escalofrío me invadió, tenerlo en ese estado y aquí adentro no le haría nada bien.

-Quiero que lo lleven a mi habitación.

-Ya llamo a mi hombres.- dijo acercándose. Yo me pegué más a Max.- vamos a la biblioteca para tranquilizarnos, ¿si?

-No, no quiero ir a ningún lado contigo.

-Deja que Alexis se encargue de él.

-No, me que quedare con él hasta que despierte.

No escuche ninguna respuesta de su parte. El ruido de la puerta cerrarse fue lo que me hizo darme cuenta que se había ido. No me importaba, lo  único que me interesaba era tener a Max aquí.

-No sabes cuánto te he extrañado.-susurré. Max estaba totalmente dormido, nunca iba a escucharme.

La puerta se volvió abrir, mi mirada fue hacia ella y varios hombres entraron para llevárselo.

-Llévenlo a mi habitación por favor.

-Esas no son las órdenes del señor.

Sentí mi rostro ponerse blanco.

-¿Qué?

-El jefe dijo que el estaría en otra habitación y que usted.- Me tomo del brazo, lastimándome.- no saldrá de la suya.

No.

No puede hacerme eso.

El hombre me jaló fuera del cuarto, me llevaba literalmente arrastrando. Veía como los otros llevaban a Max. Empecé a gritar que me soltara y que me dejara ir con mi hermano, pero al hacerlo ponían las cosas peor ya que cada vez que gritaba el apretaba con más fuerza mi brazo.

Al llegar a mi habitación,me tiró al suelo como un trapo viejo, en mi último intento dije por favor pero ni siquiera me miro y cerró la puerta con seguro. Me levanté rápidamente y corrí a la puerta. La golpee con todas mis fuerzas.

-¡No puedes hacerme esto!-grité, él sabía que le estaba gritando, no sabía si estaría cerca, pero tenía que hacerlo.-¡Por favor,haré lo que sea! , ¡déjame verlo!...déjame estar con él...














Los gritos de Aisa me hacían doler la cabeza. Quería estar con ella, quería abrazarla, quería tocarla...pero se lo merecía, merecía está encerrada. Sabía que extrañaba a su hermano, por eso lo había traído, ¿y así era como me lo pagaba? Gritándome. Esperaba un abrazo hasta había soñado con un beso...pero ella es una malagradecida.

No era mi culpa que eso imbéciles le hayan golpeado y tampoco era mi culpa que mi cuñadito se resistiera tanto. ¿Por qué todo tenía que ser a la fuerza?

Cada grito de Aisa me atravesaba la cabeza, me tape los oídos con manos temblorosas. Mi pequeña Aisa...

-Señor.

-Que quieres Alexis.

-No le haga eso a Aisa.- pidió entrando a mi habitación.- Ella solo quiere estar con su hermano...

-¡Y yo solo quiero que ella esté conmigo!- grité. Alexis se encogió. Empecé a decir cualquier cosa.-¿No ves todo lo que hago por ella?

-Si, pero...

-Solo porque su hermano tiene unos rasguños, me trata así. Cuando yo soy el  que la ha liberado. Yo la he liberado del sufrimiento.- sentí mi voz cortarse. Me había vuelto débil, no podía seguir siendo así.- pero me cansé.

-No haga nada del cual se arrepiente, señor, por favor.

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Holaaaaaa.

Bueno.

Quisiera que se desahogarán aquí con la siguiente pregunta:
¿Qué piensan de "Él"?
Pueden decir cualquier cosa.

Espero que hayan disfrutado del capítulo.

Gracias por leer❤️

Instagram: isa_morgenstern145

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