Capítulo 2 - Jefe

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CINCO MESES DESPUÉS

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CINCO MESES DESPUÉS.

"Su cita será hoy a las dos de la tarde, aténgase a la puntualidad, requerimos de empleados precisos y contamos con un horario estricto."

Ese fue el mensaje que me dejo nerviosa, llorando, indecisa, a punto del colapso y derribada esta mañana y mitad de la tarde.

¡Cinco meses! ¡Cinco meses tuvieron que pasar para yo poder obtener una señal de vida!

Cinco meses en los que toda el agua de mi cuerpo se fue en lágrimas, mis pensamientos me torturaron como cualquier o incluso peor que un enemigo.

Cinco meses para que la empresa confirmase mi entrevista.

Perder la conciencia por dos horas fue la recompensa perfecta para traerme de vuelta al mundo real. Estaba en el juego y no pensaba dejar pasar esta oportunidad, por más que el tiempo pasase.

Y no mentiré, me sentí más allá de feliz, por fin las puertas se abrían para mí y la suerte se ponía de mi lado.

¡Pero no contaba con el hecho de que me lo dijesen el mismo día! Esta mañana puedo jurar que casi me desmayo de la alegría y digo casi para amortiguar, porque casi no recuerdo nada de lo que sucedió después.

Estuve cegada de alegría e ilusión.

¿Ahora? Llorando por otras razones, mi precaria situación en la ropa, nada digno, nada pulcro o adecuado para el momento.

No sé qué ponerme y no sé que hacer. Entrar en crisis y comenzar a llorar era de las mejores opciones en estos momentos.

- Maldita crisis de mujeres -masculló llevándome las manos a la cabeza.

De seguir así me volvería loca.

- Me vas a volver loca -refunfuña Carla, desde la comodidad de la cama.

Desvío mi mirada a toda velocidad hacia ella y la enfrento enarcando las cejas incrédula.

- Tú que sabes de moda, imbécil, dime algo -chillo con la histeria absoluta plasmada en mi tono de voz.

- Ey nena, cálmate -responde esta con burla y una relajación que no hace más que estresarme más de la cuenta.

Me muerdo la lengua por unos segundos y esbozo una sonrisa agridulce.

¿Cómo llegue a tener una amiga tan campesina?

- ¿Calmarme? ¿Cómo puedo calmarme? Son las una de la tarde y mi reunión es a las dos, ah y no tengo nada de ropa adecuada -escupo cínicamente con una sonrisa de muerte, mientras me amarro el pelo en una coleta mal hecha.

Con suerte y no quedo calva.

- Bien -suspira está de manera firme, mientras eleva su cuerpo del colchón y se pone de pie de un salto -vengó en un segundo.

Prohibido enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora