Capítulo 18 - ¿Aceptas?

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Esta mañana me desperté muchísimo más temprano de lo normal

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Esta mañana me desperté muchísimo más temprano de lo normal.

Los nervios no me dejaron dormir y mi cabeza no fue de mucha ayuda.

Trate de mantener la calma conmigo misma, pero fue inútil.

Me imaginaba cosa tras cosa y medida pasaban las horas era aún más difícil conciliar el sueño.

Esta mañana desperté horrorosa y con unas ojeras de muerte. Pero siempre hay suficiente maquillaje para una pequeña ayuda.

Justo ahora me encontraba de camino a la empresa. Carla se fue súper temprano a trabajar, por lo tanto tuve que pedir un taxi que me trajese a tiempo récord.

Los nervios me inundan completamente.

Solo quiero llegar y acabar con aquella reunión de planificación y si tengo, al menos ver a Clarissa. Ella suele calmar mucho mis nervios.

El que espero que no llegue es gray.

Necesito al menos diez minutos para autocontrol antes de enfrentarme a su presencia.

- Hemos llegado Señorita -anuncia el chofer sacándome de órbita.

Maldita sea ¿no pudo durar media hora más en el tráfico?

- Perfecto -murmuró, sacando el dinero correspondiente de la cartera -Aquí tiene.

Le tiendo el dinero y él me devuelve lo correcto.

Abro la puerta con prisa y le sonrió agradecida antes de salir, cerrar la puerta y salir disparada en dirección a la entrada principal de la empresa.

Tengo que alejar estos malos pensamientos y ser más positiva en cuanto a esto, si no, viviré aterrada cada maldito día.

Una vez pongo un pie en el interior, me encamino hacia recepción, saludando a los empleados con una amplia sonrisa.

Me dispongo a desplazarme hacia el ascensor. Pero tan rápido como pienso en presionar el botón me doy cuente de algo, Grey no se encuentra aquí.

Solo por el simple hecho de que todos están más relajados. Y con el presente, se nota drásticamente el cambio de ambiente.

Entro en el ascensor y presiono el botón del piso que me corresponde. Al subir trato de calmarme.

¿Qué es lo que me tiene tan nerviosa?

¿La aceptaría? Y si no lo haré...

¿Por qué lo estoy pensando tanto?

Las puertas del ascensor se abren ante mí dándome vista al piso donde transcurren mis días y a una Clarissa de muy buen humor.

Pero no solo a una Clarissa de buen humor, sino que también a un Grey, bastante alegre recostado del escritorio de esta, dejándome dislocada ante lo que mis ojos presencian.

Prohibido enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora