(COMPLETO) (EN EDICIÓN) Emery Jonson, una chica que se gana la vida a duras penas.
Grey William, un empresario magnate enamorado del control.
Dos polos completamente opuestos se unen formando así una chispa incontrolable, simple sexo sin compromiso...
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Después de lo ocurrido anoche junto a Grey y el haber aceptado su propuesta, de la cual sorprendentemente no me arrepiento esta mañana.
Una sección de besos fue suficiente para agotarme, yo subí a mi habitación mientras él se quedaba por un rato más en la piscina.
Nada de otro mundo, pero consiente de lo que vendrá luego de esto.
Me remuevo incómoda en la cama al sentir el sol chocar directo en mi cara.
Suspiro y me quito la manta de encima de un tirón.
Abriendo pesadamente los ojos. Odio tener que salir de esta belleza de cama.
Desvío la mirada hacia el gran reloj de la habitación que marca con exactitud, las siete y doce de la mañana.
Es demasiado temprano. Agregándole el hecho de que para hoy no tenemos nada programado.
Mañana tendremos simples reuniones y después una que otra gala más, en cambio en esas ya no participaría yo, lo haría Harrison, creo que hoy será nuestro único día libre si así lo puedo decir.
¿Día libre? No tengo ni idea de que podría hacer. No conozco la ciudad y si hago un recorrido lo más probable es que termine en otro continente.
Me levanto de la cama de un salto y me estiro de camino al baño.
Hago mi rutina de todos los días, mientras proceso una y otra vez lo sucedido en la noche anterior. Salgo a mil del baño y me pongo algo cómodo.
Un simple vestido blanco un poco más arriba de las rodillas y de tiros. Hacia un calor bastante intenso.
No me pongo maquillaje, prefiero evitar un posible desastre al sudar. No se a donde diablos voy, pero eso no importa.
Agarro mi bolso, meto dinero y demás cosas importantes.
Lista para un día de aventura, me dirijo a la puerta y al abrirla de par en par y salir a paso apresurado, me llevo la sorpresa de encontrármelo.
- ¿Madrugando? -inquiere recostado a un lado de su puerta.
Volteo y alzo una ceja, al cerrar la puerta a mis espaldas.
- Buenos días, Grey -digo con una sonrisa leve -¿Acaso me estás acosando?.
- Buenos días, Emery -murmura acercándose a mí -No lo creo, ¿a dónde ibas?
- Ningún lado, solo quería salir de la habitación supongo -me sincero, encogiéndome de hombros.
- ¿Bajamos a desayunar? -sugiere -Harrison, nos espera abajo.
Asiento y me muerdo el labio inferior en cuanto esté me brinda su mano.
La acepto gustosa, tomándola entre la misa y. entrelazándola con la suya, camina directo hacia el ascensor.
Esperamos a que abran las puertas pacientes y subimos. Una vez llegamos al lobby, salimos hablando de cualquier tema sin importancia.
