Capífulo 12 - ¿Qué pasa?

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~ NARRADOR OMNISCIENTE ~

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~ NARRADOR OMNISCIENTE ~

Aquel día soleado después de que Emery, saliese del internado, tuvo que caminar cuadras y cuadras hasta llegar a su hogar.

En cuanto puso un pie en casa, se sintió aliviada al ver lo vacía que estaba. No deseaba que nadie la viese en aquel aspecto y menos tener que dar explicaciones.

Sudorosa y cansada.

Sentía receló hacia Grey, al menos debió avisarle ¿no?

Un bastardo en pocas palabras.

Emery, realizó su rutina con normalidad y terminó por pasar el día completo en cama. Se sentía agotada y no había hecho nada.

Se sentía triste, pero tenía razones.

Su hermana aún no avanzaba en nada y ya no tenía fe de que lo hiciese.

Aquel día al cerrar los ojos, le dolió el simple hecho de que al otro día tendría que volver a verlo.

No se sentía preparada.

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- Clarissa, eso es imposible -manifiesto entre risas.

- Nada lo es, nena -murmura, esta de manera traviesa -Te lo digo yo.

Ruedo los ojos y sonrió.

¡Nuevo día! Si, señor.

Después de pasar una noche entre lágrimas y lamentos, el día de hoy pareció sonreírme un poco mejor.

Me llevé la sorpresa que al salir de mi apartamento, una muy animada Clarissa, se encontró estacionada delante.

Se me había olvidado que hace días le proporcioné mi dirección para que nos juntásemos.

Llegamos juntas y trabajamos casi a la par, fueron pocas las veces que vi a Grey y en cuanto a charla, casi no intercambiamos palabras.

Este llegó y me mantuvo fuera con deberes casi la mayor parte del día. Se mantenía serio, giro y distante.

Aun mi enojo en cuanto lo de ayer no había disminuido. Al parecer los dos nos encontrábamos en las mismas y yo no me quejaba.

No se disculpó por haberme dejado varada ayer o se dignó a darme explicación, explicación la cual yo hubiese escuchado, tan solo ignoro por completo el tema y mi presencia.

Ahora mismo nos encontramos en descanso, Clarissa y yo decidimos bajar hacia la cafetería de la empresa, la cual estaba muy bien acomodada y atendida.

- ¿Quieres que te lleve cuando salgamos? -cuestiona, dándole un mordisco a su emparedado.

- ¡¡Oh no!! Créeme ya no hace falta -me apresuró a contestar.

- Creo que tengo que volver a trabajar -agrego mirando el reloj de mi muñeca -pero siempre es un gusto hablar contigo.

Prohibido enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora