Los edificios, colores, luces y demás. Todo me aniquilaba con lentitud, cegando al presenciar tal nivel de belleza.
Esta sería una ciudad perfecta para pecar.
Ya habíamos llegado a la gala, pero aún no poníamos un pie fuera de las limusinas, afuera estaba repleto.
De verdad me preguntaba como una persona podía lidiar con aquella presión. En New York, al menos este no tenía tal cantidad de multitud a su Merced.
En cuanto a lo que pasaba en el interior de esta, nunca pude alejar mi mirada del Señor Grey, al menos se me hizo difícil de ignorar teniéndolo Justo a mi lado.
La manera en la cual se encontraba vestido hoy, me hacía volar la cabeza de mil formas.
Nunca antes había estado en algo como esto, metida de lleno en algo fuera de mi zona, teniendo que aparentar algo que lastimosamente no era, esperaba que fuese la última.
Una vida exagerada no se compara con la tranquilidad y felicidad genuina, grandes magnates no cuentan con ello.
De todas formas, había investigado un poco al respecto de estas galas. Cada año Grey, venía, a veces solo y otras veces acompañados por compañeros y la tal Cristal.
Me hice la exacta idea de qué tal vez antes de mí él le hubiese propuesto lo mismo a ella, al fin y al cabo todo era posible.
Y no me inquietaba en lo más mínimo, a lo mejor hasta yo salía ganando. Tan solo era saciar mis ganas y nada más.
Meneo la cabeza levemente y la ladeo fijando mi vista en la enorme cantidad de personas fuera.
- ¿Lista? - Cuestiona, Grey, a mis espaldas.
- Si, señor -murmuró, cuando siento su mano posicionarse en mi espalda baja.
Trago en seco y mantengo la compostura a muy duras penas.
Había llegado la hora y lo único que esperaba, es que todo fluyese de la mejor manera.
Dos de los guardias de Grey, rodean el auto y se posicionan justo en la puerta de nuestra salida, abriéndola al instante y haciendo que el bullicio del exterior choque con más fuerza contra mí.
Todo se había intensificado.
Grey se adelante a mí y antes de bajar, me dirige una última mirada intensa. Están tan solo termina por erizarme la piel a puntos inimaginables.
¿Qué me estás haciendo?
Al salir puedo escuchar puede escuchar como los silbidos y flashes se intensifican, haciéndome temer.
¿Qué tiene de impresionante?
A continuación él tiende su mano invitándome a salir y yo acepto algo dudosa y con miedo, pero dispuesta a silenciar aquel maldito miedo.
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Prohibido enamorarse
Romance(COMPLETO) (EN EDICIÓN) Emery Jonson, una chica que se gana la vida a duras penas. Grey William, un empresario magnate enamorado del control. Dos polos completamente opuestos se unen formando así una chispa incontrolable, simple sexo sin compromiso...