Capítulo 3 - Entrevista y fiesta.

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Perfecto

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Perfecto.

Apenas me mantenía en una entrevista de pie y ya me encuentra comiéndole la anaconda con los ojos.

Sentía mi rostro arder de la vergüenza y el ardor de mis manos al casi querer traspasar el cuero de mi cartera.

Relamo mis labios y trago en seco, haciendo un esfuerzo sobrenatural al tratar de sostenerle la mirada.

Este oculta una sonrisa diplomática y se desliza hacia su asiento de tercio pelo.

- Bien, señorita Jonson -prosigue con calma, mientras asiento -Me presentó cordialmente como el señor Grey Williams.

Grey...

Por alguna razón me intimidas, pero por otro lado me intrigas, señor.

- Un placer, Emery Jonson -murmuró con educación y precisión.

Me remuevo incómoda en el mueble en el cual me encontraba petrificada desde que puse un pie en la sala.

Piernas cruzadas y cabeza en alto tratando de demostrar una valentía con la que no cuento.

-Procederé a hacerle una serie de preguntas, el tiempo es oro y por cada segundo que pase, puede considerarlo una pérdida -manifiesta desviando su azulada mirada hacia el ordenador a su lado pro breves segundos, tecleando cosas que no llegan a mi alcance -Tenemos veinte minutos.

-Me parece bien, señor. -respondo, manteniendo mis estribos al margen.

Mantener mi mirada centrada en él, era todo un reto.

El hombre estaba malditamente bueno, de cerca sus fracciones perfiladas y limpias resaltaban aún más dándole un aire pudiente y brillante.

Sus ojos parecían el mismísimo océano y sí, era tedioso escucharlo, pero era diferente cuando los apreciabas de manera concreta.

- Primero quiero saber más sobre usted -retoma alejando su vista del ordenador y clavándola en mí -Como sabe esta es una empresa dirigida exclusivamente para recaudación en causas del país y exteriores, donaciones, orfanatos, desamparados, injusticias y personas sin recursos son los que nuestra empresa mantiene en pie, haciendo donaciones a alto nivel y promocionado empresarios cercanos para ellos ganar y nosotros recibir, así ayudar por fuera y mantenernos en pie, así que -Carraspea finalmente -Háblame de usted.

Este apoya su codo en el antebrazo de la silla mientras se acaricia con lentitud la barbilla con algunos días sin afeitar.

¿Por qué no pudo ser una mejor la empresaria?

Relamo mis labios y mantengo toda mi atención centrada en este y su pregunta.

"Hábleme de usted" es la pregunta que me hace olvidar toda mi existencia.

- ¿Qué quisiera saber en concreto, señor? -inquiero torpemente, deseando tirarme desde la ventana más alta.

¡Quiere saber de ti, idiota burra!

Prohibido enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora