Capítulo 11 - Dos y uno

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DOS SEMANAS DESPUÉS

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DOS SEMANAS DESPUÉS.

Están han sido las dos semanas más extraña en toda mi vida.

Y ni hablar de lo sucedido en casa de Grey, lo que podría destacar es que su actitud no cambió en lo absoluto y no sé por qué algo en mí me dijo que lo haría, siguió igual de educado y agradable, a veces insoportable y buena víctima para un asesinato, pero nada más allá.

Lo único que no podíamos negar era la tensión que habitada nuestro alrededor en cuanto estábamos juntos, encerrados en una oficina y haciendo caso omiso al deseo que nos provocábamos al uno al otro.

No lo negaría porque sabía que existía. Mi corazón palpitaba con fuerza ante su preeminente presencia, mi cerebro creaba escenarios donde nuestra ropa era escasa y el caliente de nuestros cuerpos ardía como mil infiernos.

A veces es tan difícil el simple hecho de ignorarlo, que duele.

Los chicos por otro lado, estaban cada vez más fundidos en el trabajo, haciendo que nuestras visitas fuesen cada vez menos frecuente y yo podía decir lo mismo, semana tras semana mi puesto aumentaba su carga con gastos inimaginables para un empresario.

Dos simples semanas y mi vida pareció dar un giro 180 grados.

¿Qué me esperaría de ahora en adelante? Ni siquiera podía imaginarlo.

Ahora mismo me encontraba en la oficina del señor Grey, por lo tanto la mía, pero no por razones de trabajo. Ameritaba el día libre y aquel era mi pedido el día de hoy.

Cite a Grey, pidiéndole excusas por el inconveniente, así que supongo que este estaría a nada de llegar.

Sintiéndome algo diminuta ante que él tuviese que verme en las fachadas con las que andaba, hoy no me arregle tal cual suelo hacerlo para venir a trabajar.

Me cruzo de brazos y los aprieto contra mi pecho de manera nerviosa.

Tenía que irme ya o mi tiempo de visita pasaría y no estaba supuesta a esperar dos semanas más.

Pasaron algunos largos e inquietantes minutos hasta que mi atención y nervios son captados en el momento en que escucho la puerta principal de la oficina ser abierta de par en par.

Y al igual que todos los días, tan Pulido y sereno como siempre, Grey, hace su entrada. Un destello de sorpresa cruza por su mirada al dirigir sus ojos a mi puesto y no encontrarme allí, desviando la misma a mi dirección en cuestión de nada.

Este frunzo el ceño y cierra la puerta a sus espaldas.

- Buenos días, Señorita Jonson -agrega en un tono autoritario dirigiéndose a su escritorio con paso inseguro.

Este planta su maletín en su escritorio y apoya las manos en este reclinándose en el mismo, para luego clavar su confusa mirada en mí.

- Señor Grey -saludó, cordialmente, sintiendo en sobremanera la prisa.

Prohibido enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora