Capítulo 38 - Amenaza

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Después de esa mañana inolvidable con Grey y de que limpiásemos todo el desastre, rato después se fueron uniendo los chicos a una mañana algo extraña

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Después de esa mañana inolvidable con Grey y de que limpiásemos todo el desastre, rato después se fueron uniendo los chicos a una mañana algo extraña.

También decidimos entre Carla, Clarissa, Silvia, Elena y yo reunirnos esta tarde después del trabajo para ir de compras.

¡Algo de chicas! Cosa que venía necesitando a pesar de que yo no pudiese comprar nada, otras cosas son más importantes.

Rato después cada quien se fue por su lado y aquí me encuentro. Sentada delante de una mesa llena de papales y sola en la enorme oficina, ya que Grey, está en una reunión desde muy temprano.

Son las cuatro y media de la tarde y se podría decir que el día está tranquilo.

Grey me dijo esta mañana que este fin de semana tendría que ir a visitar a sus padres.

Me propuso que fuera con él, cosa que me sorprendió a pesar de dejarme en claro de que solo querían conocerme como empleada, pero aún lo estoy pensando, a lo mejor después le dé respuesta.

Eso es algo muy personal y si supiera hasta el punto que puedo llegar a respetar una familia.

Miro por los enormes ventanales y suspiro.

Todo será tan aburrido. Solo espero salir de aquí para ir a divertirme con las chicas.

Quedo pasmada con la vista clavada en la calle, perdida entre mis pensamientos y harta de redactar cosas.

Frunzo el ceño cuando diviso con atención la última esquina de la calle.

- ¿Qué cojones? -balbuceo.

Me levanto de la silla a paso rápido y me dirijo al ventanal de la oficina casi volando para confirmar mis sospechas en el momento en que choco mi rostro contra el mismo.

Hubo un accidente.

Observo como puedo a través del humo y el torrencial de personas y me percato de que dos carros chocaron de frente.

Trago en seco y retrocedo de poco a poco, sabiendo a la perfección que mis manos ya comenzaban a sudar.

Y ese mismo miedo y ansiedad...

Todo pasó rápido, no me dio tiempo de procesar lo ocurrido.

Pero a mi corta edad y con mi pequeña al lado, sabía que esto era grave.

Habíamos chocado.

Todo estaba negro, pero los colores de la ambulancia llegaron a mi borrosa vista.

¿Voy a morir? ¿O ya estoy muerta?

No escucho nada, aunque deseo hacerlo, se me hace difícil seguir respirando a estas alturas y no siento la presencia de las personas con las que inicie este viaje.

Prohibido enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora