Capítulo 8 - ¿Qué intentas?

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Doce y media del día

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Doce y media del día.

Otro día de trabajo.

Firmó los últimos contratos del total de precios del Señor Grey, para apilarlos con los demás a un lado de las carpetas.

Me recuesto sobre mi silla de trabajo y mordisqueo la punta del lapicero por microsegundos antes de volver al papeleo.

"Esta mierda no es de principiantes."

- Clarissa, ¿sabes dónde está metido? -cuestionó a través del teléfono, aún con los contratos en mano.

Esta ríe al otro lado de la línea.

- Nena, Grey pasa la mayor parte del tiempo fuera de esa oficina, considérala como tuya, pocas veces se encierra y no sale -contesta esta a mi pregunta.

Suelto un bufido y niego.

- Pues tendré que -murmuró por lo bajo sin mucho interés.

¿En llamada con Clarissa cuando la tenía a tan solo segundos? Aún soy muy reciente para entender algunas cosas, ella está cerca, pero hoy me siento bastante vaga ¿qué mejor que usar el teléfono de la oficina?

- Entonces ¿todo en orden? -indaga esta con ánimos.

Mi atención y vista se desvían a la mesa en el momento en que siento algo revolotearse con fuera, dando de lleno con mi teléfono y una llamada entrante.

"Scotty." Resaltaba en toda la pantalla.

Sonrió de lado y vuelvo hacia Clarissa, tomando mi teléfono personal entre manos.

- Todo en orden, gracias por ayudarme, linda -le agradezco de corazón.

- No dudes en llamarme si necesitas algo o salir a beber como desquiciadas en el receso -chilla está haciéndome soltar una risilla de lo más torpe.

Clarissa en el poquísimo tiempo que llevaba aquí, se había ganado muy buena parte de mi aprecio.

- Eres increíble -manifiesto dando por finalizada la llamada sin esperar respuesta y al mismo tiempo contestándole a Scott.

Me llevo el teléfono a la oreja y posicionó el otro en su lugar.

- ¿Si? -manifiesto mordiéndome el labio inferior.

A todo esto no dejaba en el papeleo.

- ¿Emery? -cuestiona este al otro lado de la línea.

- Ni modo sea otra persona -ironizó con la frente arrugada.

- Buenos días, ejecutiva hermosa -murmura este con una voz ronca y adormecida.

- Buenos días, Scott -saludo con un tono de voz incrédulo - ¿A qué se debe esta llamada a las ocho y media de la mañana?

Prohibido enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora