Capítulo 9 - Maldición, Emery

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Me apoyo de la puerta principal y masajeo mi cuero cabelludo con suavidad a la espera de los chicos

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Me apoyo de la puerta principal y masajeo mi cuero cabelludo con suavidad a la espera de los chicos.

Hoy el día había sido, más allá de increíble. Desde mi exitosa reunión con Grey, hasta poder retirarme del trabajo con una hora temprana.

¿Y más aún? Sentir su cercanía fue algo que perduró hasta estos momentos, cerrar los ojos y suspirar al sentir su respiración chocar contra mi cuello.

Sus azulados ojos escaneándome, su sonrisa prepotente y divertida.

Dios, tenía que dejar de pensar en él.

Estaba amando esta vida y ni siquiera llevaba una semana. Tal cual una ridícula, pero lo estoy disfrutando.

Los chicos me esperaron en el parqueo subterráneo de la empresa y una vez estuve abajo, estuvimos listos para partir en dirección a casa de Scott, donde permanecía solo y donde por supuesto nos prepararíamos para esta noche.

¿Qué decir? Termine primero que aquellos dos.

Tengo que decir que fue tiempo récord, aun así tampoco iba de lo más arreglada, cómoda y sexy.

Observo mi reflejo en el espejo que yacía en la pared del fondo, exquisito y como no, Carla se había puesto manos a la obra para obtener este resultado.

Un vestido rojo vino de tiritas, ajustado al cuerpo y que llegaba un poco más arriba de mis rodillas. Este acompañado de unos livianos tacones negros, por otro lado no me esforcé en maquillarme y mi pelo lo dejé tal cual salí de la ducha, mojado y lizo sobre mis hombros.

Desvío la mirada hacia el reloj y botó tomando mi bolso de hombro.

- ¿Hasta cuando tengo que esperarles? ¡Bajen ya! -vociferó por lo alto, tomando las llaves del auto de Scott.

- Hija de Perra -murmura Scott, bajando a toda prisa por los grandes escalones principales de su hogar. Detrás de este le seguía una muy divertida Carla, la cual no paraba de reír.

Sonrió de lado y pongo los ojos en blanco observándoles.

Estos dos se amaban de una forma bastante extraña.

- ¿Qué les pasa? -indago con interés de saber que les causa aquel reír.

- Cosas entre amigos -murmura Scott pasando su brazo por mis hombros. Inundando mis fosas nasales con su agradable colonia.

Carla sonríe torpemente y se posiciona delante de nosotros.

Entrelazo mi mano libre con la mano de Scott que colgaba de mi hombro y enarcó las cejas.

- ¿Entonces que diablos soy yo? -inquiero ofendida y con gracia.

- Una linda ejecutiva -refunfuña este haciendo una mueca.

Carla ríe y entorna los ojos dirigiéndose a los sillones del salón para tomar su bolso.

Su pelo rizo y ojos verdes resaltaban con su brillosa piel morena bajo la piel artificial.

Prohibido enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora