13. Mapa de notas

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Era sábado otra vez y faltaban exactamente diez días de clases para que nos dieran vacaciones decembrinas. Yo estaba creando un plan de sobrevivencia para eso. Estaba dibujando en el suelo, tomé una gran hoja de papel y me enfoqué en dibujarme a mí misma acostada en el fondo de la piscina, pero ésta vez me ahogaba en palabras... En palabras no dichas, exactamente.

¿Sería muy tarde para hablar de esto con alguien? Porque por más que yo quisiera y tratara de recuperar mi vida anterior, no podía contenerme en una sola pieza cuando recordaba lo que viví.

Si bien había ganado dos kilos faltantes y poco a poco había recuperado un tanto el sueño, dejé de hablar con todos y parte de mí, por pequeñas que fuesen, morían cada vez que terminaba un dibujo. Miré la pared.

"Esto no es lo que soy... no es lo que quiero ser." Susurro para mí misma.

La idea iba y venía en mi cabeza. ¿Debía contarle esto a alguien? ¿Me creerían? ¿Le castigarían? ¿Qué pasaría con la vida como la conozco? Porque si de algo estaba segura es que toda esta fachada de felicidad se iría a la mierda... ¿Debía hablar?

Sé que debo, pero no puedo. No puedo pensar en quitarle su nueva vida a mi mamá aunque a veces jure que la odio lo suficiente como para disfrutar haciéndolo... tampoco le haría esto a Julio, él moriría súbitamente si supiera.

Tal vez si le cuento a Léo... o a una terapeuta... a alguien. Solo a alguien que me explique el por qué de todo esto y que hacer a continuación.

Suspiro y retomo el dibujo mientras suenan las canciones que Léo me recomendó a un volumen bajo en toda la habitación.

Eran canciones tristes, tímidas, melancólicas, deprimentes... No podía concebir que le gustaran aquellas melodías tan hermosamente quebradizas y profundas que ahora yo disfrutaba. Era un álbum en particular de dos hermanos australianos lo que sonaba ahora... Presté atención a las canciones. Casi todas trataban de lo mismo, de pérdida, de miedo... de desilusión. ¿Me las dedicaría inconscientemente? No, sonaba como si él quisiera comunicarse conmigo.

Pensándolo bien, el primer día que me llevó al parque me dijo que tampoco quería hablar y eso implica un secreto, ¿no?

Presté atención a las letras que se reproducían y las anoté en un block aparte. Hubo una parte que de verdad me hizo sentir su frustración.

Living on a diet of chocolates & cigarettes ...
I wanna call you again.
I'll drink tea sometimes when it's cold.
This is getting old, I call you again.

Still too young to fail, too scared ... to sail away.
But one of these days I'll grow old
and I'll grow brave .. and I'll go ..
one of these days.

Blowing out the candles from my cake ..
I choke on the smoke as I look around the room.
Everybody's wishing for no more mistakes
and all that I can think about is you.

¿A quién extrañaba Léo? Escuché dos álbumes más y el sentimiento era el mismo. ¿También estaría pasando por algo así? ¿Una chica, tal vez? Me mordí la mejilla por dentro... No podía preguntarle así nada más, él también quería saber de mí y yo siempre se lo había negado... ¿Y si intercambiábamos secretos? Respiré hondo y sacudí mi cabeza. Ya debería estar en el parque frente al lago, trataría de averiguarlo ahora mismo.

Los días anteriores nos seguimos viendo incluso cuando Karen me advirtió que no lo hiciera... En realidad estaba un poquito curiosa por saber cómo reaccionaría, quería saber si yo era capaz de devolverle el golpe.

A medio camino tuve que detenerme cuando el Corolla plateado pitó. Corrí impulsivamente hasta esconderme detrás de otro auto estacionado a unos metros, me agaché y esperé a ver que estaba sucediendo.

Sorprendentemente quién venía saliendo de la casa Simosa era Karen con una falda a la cintura, camiseta blanca y su lazo ridículo que llevaba a todas partes. Esperé otro momento y esperé ver salir del auto a Léo, sin embargo se bajó Daniel formando alboroto porque había dejado adentro su cartera... o algo así.

Ella se montó en el carro y él la siguió después de haber buscado lo que se le quedó adentro. Le besó la boca cuando estuvo adentro y arrancaron.

Ella era la que se acostaba con Daniel, realmente. Medio reí y cuando se perdieron de mi vista, caminé hasta el parque y me senté frente al lago... Aquello era sorprendente.

Pasó una hora antes de que sintiera a Léo acercarse. Tenía puesto un suéter de lana marrón, parecía bastante cómodo para la hora que acercaba la noche, llevaba zapatos cerrados de trenzas.

Yo:

"No sé si sepas esto, pero Karen acaba de salir de tu casa con Daniel."

Léo:

"Ellos creen que no me he dado cuenta." Sonrió y sacó un cigarrillo, yo le saqué uno de la caja. "Vas bien."

Yo:

"Cállate." Lo enciendo y me rasco la nariz. "He estado escuchando lo que me enseñaste..."

Léo:

Yo:

"¿Estás bien? Si quieres no me expliques nada, está bien... solo... son canciones inusuales para alguien como tú."

Léo:

"¿Cómo yo?"

Yo:

Léo:

"No estoy bien... o tal vez sí, tal vez estoy mejor que nunca. ¿Nunca te has sentido como si no fueras lo que siempre creíste ser? Ahora soy yo, pero antes era otro."

Yo:

"Todos los días." Abrazo mis rodillas y suspiro. No creo que todavía sea capaz de hablar sobre esto, aún duele demasiado. "¿Qué te pasó?" Dije, media voz quebrada.

Él me vio a los ojos directamente, los míos estaban vidriosos, no pude evitarlo. Pensar en aquello me trajo un sabor amargo a la boca... uno terriblemente conocido.

Léo:

"No tengo idea. Un día desperté y todo era diferente... desde que mi mamá murió ya no tengo idea de nada."

Yo tosí.

No me esperaba esto... Las canciones... Había dado en el punto. Yo no dije nada, pero eso era lo que él quería, no quería escucharme, solo quería estar solo.

Sacó un chocolate de su bolsillo y lo mordió mientras inhalaba otra calada a su cigarrillo.

Chocolates and cigarrettes.

Lo siento tanto, Léo. 

No.Where stories live. Discover now