20. Una obra de arte

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Los blocks habían vuelto a mi vida de una peor manera. Ya no eran pájaros que dibujaba sin alas, aunque los restos rotos de aquellos dibujos aún descansaran en el suelo, no me parecían lo suficientemente significativos. Me dibujé muchas veces ahogada en la inmensidad del océano... atada de manos con espinas... en pedazos... en otro plano existencial. 

Realmente no conocía nada que me pudiera sacar del vacío. ¿Para qué salir de todas maneras? ¿Para que me empujara de nuevo? La oscuridad cubría mi cuarto y los rayos de la luz de luna le daban un aspecto fúnebre a mis dibujos pegados de nuevo en la pared, en el piso y algunos en el techo.... Había uno pegado en mi ventana. Léo me había salido tan perfecto como lució aquel día en los columpios.

Mi cuerpo lucía esquelético en el espejo. Desnuda, apenas podía reconocerme... Yo era bonita, ya no... nunca más. El cabello rojizo hasta las costillas sin forma, las mejillas puntiagudas y los labios resecos y pálidos como mi piel que ahora se ensombrecía por la débil iluminación. Los pellizcos en mis manos no dejaban marcas, gracias a Dios, pero mis brazos estaban marcados por éstos; ahí si dejaba salir todo.

¿Por qué dejé que esto pasara? Era un boceto a medio terminar de una persona, no soy ni la mitad de lo que quiero ser... el futuro parece un salto muy lejano... Llevando días como éstos no creo que llegue tan lejos.

No he hablado desde que llegamos y el próximo sábado es fin de año. Fin de año. Suspiro.

No.Where stories live. Discover now