No.

27. Ctrl + supr

El fantástico psiquiatra dedujo que tengo no tengo control de la ira y que probablemente esté teniendo problemas de ansiedad. Pero eso mi mamá ya lo sabe y la persuado de que no me lleve más a la consulta.

Trato de comer mientras me ve y cuando estoy con ellos, actúo con más alegría.

No sé cómo puedo sentir dolor todavía, pero me duele tener que fingirle a mi propia madre que me siento bien. Y lo peor de todo, llegando al caso, es que se lo cree. Me mantengo a base de respiraciones contadas y comidas no sólidas.

Mis tres días de suspensión acabaron y pensar en ver a Léo me pone nerviosa. ¿Qué me va a decir? ¿Cómo lo voy a ver a la cara? ¿Cómo voy a poder estudiar con toda esa gente que me odia estos cinco meses que quedan? Mi mamá pone el uniforme en mi escritorio, me ha ordenado guardar todos esos dibujos "horripilantes" y me quita mi block y lápices... Estuve enfadada por muchísimo tiempo, pero ya ni me importa.

Recuerdo sus palabras: "No quiero dejarte". Todos los días se sentaba en el parque viendo hacia la laguna esperando por mí. Ya no fumaba al parecer, y eso me alegró un poco.

Todavía encontraba irreal que me hubiese besado. 

Medité la idea unos segundos y la pensé a fondo: Le digo que está bien, que vamos a estar juntos... Las cosas marchan bien, vamos al cine, comemos, me trae a casa y trata de besarme. Yo retrocedo. No quiero que nadie me bese. Siento mi piel asquerosa al solo pensar que un hombre puede tocarme de nuevo.

Bueno, tal vez dejaría que me bese, no retrocedí la última vez...

Y entonces un día estaríamos solos, sus ojos se encontrarían con los míos y trataría de seducirme para tener sexo. Él es un hombre, es una necesidad humana y normal. Sé que lo haría con todo el amor del mundo, pero aquí, solo pensando, mis piernas se han contraído contra mi pecho y se ha formado un nudo en mi garganta con dolor.

No creo que quisiera tener sexo otra vez en mi vida.

Con nadie.

Maldito sea el monstruo por arruinarme. Lo odio. Lo odio. Lo odio. Lo odio.