16. Consecuencias inefables para un alma en transición

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Sin que me lo pidieran, me encaminé hasta la oficina del director. Las manos me temblaban con violencia y podía sentir mi presión arterial martilleándome los oídos... ¿Qué había estado creyendo todo este tiempo? ¿Que estaba bien? Yo no estaba bien, estaba peor, solo estaba acumulando toda esta violencia dentro de mí... como él... yo era como él. Un sollozo desesperado me invadió.

Entró el director con mi madre y detrás de ella, Karen con el rostro hinchado; no le había roto un hueso, pero por el golpe ella misma mordió el interior de su boca y ésta sangró chillonamente.

Me odiaba en ese momento. Me odiaba más de lo que ella pudiese odiarme ahora.

Director:

"No sé qué fue lo que pasó aquí pero esto es inaceptable."

Amelia:

"¿¡Qué ha pasado?!"

Karen:

"¡Me golpeó, me golpeó la cara, eso fue lo que pasó!"

Yo:

Director:

"Srita. Fedor, ¿quiere decir algo al respecto?"

Técnicamente sí, quería decir que ella también había estado insultándome pero sabía que si hablaba rompería a llorar. Mis ojos lucían abiertos y solo miraba al piso, tratando de aislarme.

Amelia:

"Di algo." Me advirtió con rabia, yo no volteé a verle.

Karen:

"Me quiero ir de aquí, yo no he hecho nada."

Yo:

Director:

"Deben explicarme que ha pasado... y bueno, pídele disculpas."

No se las merecía, ella había estado maltratándome. Le miré y con un gesto le pedí disculpas.

Amelia:

"Hija, por favor, pídele disculpas"

¡Pero si no podía hablar!

Después de cinco minutos intentando decirle algo, Karen se fue y a mí me dieron tres días de expulsión en cuanto se reanudaran las clases.

En el auto mi mamá hablaba, hablaba y hablaba. ¿Tendría ella la mínima puta idea de lo que había pasado?

Ella:

"¿Qué carajo te pasa? Estás diferente... ya no eres mi niña... pides que te cambie de liceo, lo hago, pides que te compre otro teléfono, lo hago, me pides un pasaje para New York, lo hago. ¿Qué más quieres, ah? No puedo creer que esté teniendo esta conversación contigo... ¿En dónde está mi hija? Tus notas... raspaste matemáticas además... ¡Ahhh! ¡No sé qué hacer contigo!"

Nunca había escuchado de su boca palabras tan fuertes... Creo que ni siquiera había notado el poder que tenía sobre mí. Me sentía la cosa más sucia e inservible de éste mundo cada vez que pronunciaba una nueva palabra.

Yo:

"Ella me dijo algo..."

Ella:

"¡No importa lo que te haya dicho, no puedes golpearla! Estás rebelde y desobediente, ya no sé cómo hablarte para que me respondas... vives como un maldito zombie."

Yo:

El silencio fue largo, muuuuy largo de mi parte... pero ella seguía hablando. Quise golpearla también. Qué bruta e inocente madre tenía.

Ella, mientras entrábamos a la casa:

"¡Respóndeme! ¿Qué coño te pasa?"

Yo me encaminé a pasos débiles hasta mi habitación, eso disparó en ella un tipo de explosión volcánica.

Ella:

"¡RESPONDEME MALDITA SEA!" Me gritó y el estruendo en toda la casa hizo eco. Las plantas parecieron moverse.

Abrió la boca otra vez para seguir el regaño y entonces grité con todas mis fuerzas, un grito largo y desquiciado, más fuerte que el de ella, sentí como si garganta fuese a desgarrarse... Luego rompí a llorar y eché a correr por las escaleras tropezando un par de veces.

Ella se quedó perpleja. Quise golpearla de nuevo.

Cerré la puerta y comencé a romper los dibujos que estaban en la pared, los desgarré con mis uñas con toda la fuerza que pude, luego vomité. Todo esto no podía estar pasándome... Me acosté en el suelo frío y apreté mi estómago que comenzaba a dar lengüetazos de fuego.

No.Where stories live. Discover now