Capítulo 2

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―¿Cómo has hecho eso? ―Me palpo el cuello con la mano de manera enérgica

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―¿Cómo has hecho eso? ―Me palpo el cuello con la mano de manera enérgica.

El chico suelta un suspiro, antes de desviar sus profundos ojos azules a algun punto remoto de mi habitación.

―A ver... esta es la parte que menos me gusta ―refunfuña mientras se cruza de brazos, y después posa sus ojos sobre mi―. Estoy aquí para cumplir tu deseo.

Parpadeo de manera exagerada, y frunzo el ceño.

―¿Mi deseo? ¿Eres alguna clase de genio o algo así? Además, que yo sepa no he pedido ningún...

―Deja de hablar y escúchame ―me interrumpe―. Cuando la gran madre nos entrega a alguien, es porque ese alguien necesita ayuda y no puede resolver sus problemas por cuenta propia. Y si no me crees mira. ―Señala tres cadenas que rodean su cuello como si fueran un collar―. Estas cadenas simbolizan mi vínculo contigo, y hasta que no cumpla tu deseo no podré separarme de ti, ¿entiendes?

Asiento sin saber muy bien que decir.

―Pero ya te he dicho que no he pedido ningún deseo.

―Bueno. ―Se levanta de un salto de mi cama―. Eso significa que pasaremos bastante tiempo juntos. ―Me dedica una sonrisa pícara.

Lo miro, atónita.

―No puedes quedarte aquí... ―Mi vista es irremediablemente atraída hacia sus... ¿orejas?―. Además... ¿Qué es eso?

El chico, suelta una pequeña carcajada y me dedica una mirada socarrona.

―¿Aun no te has dado cuenta? Y yo que pensaba que era bastante evidente. Soy Kyle.

Sin poder evitarlo, un sonido de desconcierto se escabulle por mi boca.

―Kyle... ¿el gato?

―¿Es que acaso conoces a otro Kyle? ―señala sin que su sonrisa desaparezca de sus labios.

Doy varios pasos hacia atrás hasta tocar la silla de mi escritorio con la punta de mis dedos, y sin dudarlo ni un segundo, me dejo caer en ella llevándome las manos a la cabeza.

―Tú no puedes ser el gato. Eso es imposible.

―No es necesario que le busques explicación a todo, Elizabeth o... ¿prefieres que te llame Eliza?

Mi mente desconecta dejando de escucharle, y me sumerjo en el profundo océano que es ahora mis pensamientos.

Esas palabras... ¿Dónde las había escuchado antes?

―¡Carol! ―exclamo, exaltando a mi acompañante―. Tengo que volver a su tienda y pedirle explicaciones.

Kyle enarca una ceja.

―Ni lo intentes. No encontraras a la gran madre.

‹‹Así que ella es la gran madre. Ya decía yo que esa mujer era muy extraña››.

¿Qué le ha pasado a mi gato?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora